NOCTURNOS
Amar a quién no sabe amar
Hoy, en una noche en la que fenece este año, celebro el amor. Eros y Tánatos. Lo que soy y lo que seré, cuando deje de estar. Aquel, el amor, siempre ha sido el mayor enemigo de la nada. Cuando no amas, te mueres más deprisa. Vivir sin amar se convierte en muerte viva.
Hay personas que no saben amar. Lo intentan durante toda su existencia. Sucede que se quieren tanto a sí mismas que no dejan ni una miaja de cariño para el prójimo. No existen diferencias sexuales cuando se trata de la incapacidad para amar. Por mi vida pasó una mujer, bellísima, que unía su hermosura, inteligencia y elegancia. No me enamoraron cualidades tan elevadas. Le faltó alma para que me perdiese en el regazo de su esencia. Le sobró hipocresía para abandonarme a mí mismo por hacerme suyo.
Ni sabe amar, ni tampoco conoce tal carencia de afectos. Le place sentirse amada por el hombre con talento, por poetas y artistas. No los necesita. Se divierte si se le adula. Se enoja, si te muestras sobrio con sus encantos. Se sabe especial, superior en gracia y en atractivo, a otras féminas de su tiempo. Intenta fingir y ocultar sus potencias y virtudes; las niega, incluso se enfada cuando se las desgranas mientras las pronuncias y miras sus pupilas. Doctora en el doble juego, en la falsedad, en decir lo que no siente, en preñar palabras sin carne, morirá sin haber amado, porque ha vivido sin saber amar a nadie más que a sí misma.
Hoy, fiesta de la memoria, de los recuerdos sin hueso, de esqueletos de mariposas, del amor eterno, recordé que quise amarla un día.
Eugenio-Jesús de Ávila
Hoy, en una noche en la que fenece este año, celebro el amor. Eros y Tánatos. Lo que soy y lo que seré, cuando deje de estar. Aquel, el amor, siempre ha sido el mayor enemigo de la nada. Cuando no amas, te mueres más deprisa. Vivir sin amar se convierte en muerte viva.
Hay personas que no saben amar. Lo intentan durante toda su existencia. Sucede que se quieren tanto a sí mismas que no dejan ni una miaja de cariño para el prójimo. No existen diferencias sexuales cuando se trata de la incapacidad para amar. Por mi vida pasó una mujer, bellísima, que unía su hermosura, inteligencia y elegancia. No me enamoraron cualidades tan elevadas. Le faltó alma para que me perdiese en el regazo de su esencia. Le sobró hipocresía para abandonarme a mí mismo por hacerme suyo.
Ni sabe amar, ni tampoco conoce tal carencia de afectos. Le place sentirse amada por el hombre con talento, por poetas y artistas. No los necesita. Se divierte si se le adula. Se enoja, si te muestras sobrio con sus encantos. Se sabe especial, superior en gracia y en atractivo, a otras féminas de su tiempo. Intenta fingir y ocultar sus potencias y virtudes; las niega, incluso se enfada cuando se las desgranas mientras las pronuncias y miras sus pupilas. Doctora en el doble juego, en la falsedad, en decir lo que no siente, en preñar palabras sin carne, morirá sin haber amado, porque ha vivido sin saber amar a nadie más que a sí misma.
Hoy, fiesta de la memoria, de los recuerdos sin hueso, de esqueletos de mariposas, del amor eterno, recordé que quise amarla un día.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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