Miércoles, 12 de Noviembre de 2025

Mª Soledad Martín Turiño 13
Sábado, 09 de Enero de 2021
ZAMORANA

Rosalía de Castro y el poema que nunca debió escribir

[Img #48059]Repasando la literatura española, concretamente la poesía, topo con un infame poema de Rosalía de Castro en contra de los castellanos, de su paisaje, de su carácter, de su supuesta soberbia, de su comportamiento… y se vale de sus versos para insultarnos, aborrecernos, descalificarnos, difamarnos… Había leído estas estrofas anteriormente y me sorprendió lo que es capaz de conseguir un escritor de renombre, y la responsabilidad moral que tiene cuando escribe puesto que el producto de su pluma puede tener un alcance desmesurado; extraña también que no hubiera en aquella época ningún otro autor que le respondiera adecuadamente; tal vez el hecho de ser mujer la libró de una réplica ardorosa y defensiva.

No dejo de reconocer, pese a todo, el enorme valor de esta escritora que se abrió camino en un difícil mundo de hombres, desde un pedazo de tierra gallega a la que amaba profundamente, pasión que refleja en su obra; de origen un tanto embarazoso (su padre fue sacerdote y en la partida de nacimiento consta como “hija de padres incógnitos”) y con una vida harto difícil; sin embargo, el hecho de reconocer tales adversidades no me impide destacar que el poema “Castellanos de Castilla” nunca debió ser escrito y menos ver la luz y pasar a la posteridad; para mí como mujer, castellana e hija de Castilla que soy, me agravia, me ofende y resta el mérito que me merece Rosalía de Castro como la escritora que fue.

Desconozco si estos versos, incluidos en “Cantares gallegos” nacieron como fruto de un daño personal o quiso poner deliberadamente a Castilla en la picota para escarnio de sus habitantes ante el resto de España, porque de su letra se desprende un odio profundo a los castellanos que maltrataban a los gallegos cuando iban para la siembra. Cuenta que cuando los gallegos regresaban a su tierra volvían con la piel renegrida a causa de haber trabajado expuestos a los rigores del sol, lo que indica que Rosalía desconocía el clima castellano con veranos tórridos e inviernos crudos; se trata, pues, de todo un canto a la desesperación, pero de mal tono, con un rosario de agravios incluso hacia un medio climatológico que, evidentemente, desconoce.

Castilla es estepa, llanura, pocos árboles que den sombra y enormes tierras de labranza que sirvieron para que las trabajaran en su día autóctonos y foráneos. No resulta aceptable, por muy reivindicativo que un escritor quiera ser, despreciar gratuitamente a todo un colectivo, humillando no solo a sus gentes, sino también maltratando su paisaje y desairando todo aquello que forma parte de la cultura de un pueblo, en este caso el de Castilla; lo que me lleva a reflexionar sobre incontables castellanos, extremeños y también gallegos que tuvieron que emigrar en los años sesenta hacia el norte, en concreto a tierras vascongadas, para trabajar, muchos en siderurgia y los más favorecidos en el sector servicios, con objeto de sacar adelante una tierra que precisaba de brazos en los Altos Hornos, y esa gente cuando regresaba a su casa también llevaba en su rostro y en sus manos las huellas del duro trabajo en la fundición.

Sin embargo, aquello formaba parte de su voluntaria decisión de acudir lejos de su tierra para ganarse el pan, y no por ello denostaron a los vascos culpándoles de sus caras renegridas y el duro trabajo realizado. Siguiendo con Rosalía, nos conmina a tratar bien a los gallegos porque el pueblo castellano dice poseer corazón de hierro, el alma dura, son soberbios y sin entrañas. Insulta a los castellanos, nos tiene mala ley, nos aborrece, nos llama cabezas fatuas y habla de fatuos sentimientos. En una palabra, no puede ser más explícita con respecto a la aversión que le provocan los castellanos y que, lejos de obviar, afronta e insiste en sus injurias. Con respecto a Castilla en general, supera la impertinencia y tampoco se cohíbe para decir que no hay nada tan feo, la compara con el infierno, la llama cuitada, miserable, fanfarrona…

A continuación, transcribo el poema “Castellanos de Castilla” en su versión española, ya que originariamente fue escrito en gallego, al que sigue otro que me he permitido escribir como réplica de una mujer castellana que se ha sentido ofendida por los versos de una mujer gallega y que, lejos de mantenerlos en un rincón olvidado, me permito humildemente darle una réplica que considero justa. Lo he titulado “Españoles de todos los pueblos”, porque quiero englobar en estas estrofas la variedad, multiculturalidad y diversidad de las tierras que componen esta península nuestra, amarlas por sus diferencias, reconocerlas por su vinculación personal o anímica y, en definitiva, valorarlas a todas y cada una porque forman parte del suelo que pisamos.

El tiempo me ha enseñado que restañar heridas es la mejor forma de superar el dolor, que el insulto o la ofensa gratuita no sirve más que para acrecentar una toxicidad que va corroyendo el alma; que el resentimiento es pernicioso y la animadversión dañina; por todo ello he pretendido superar la preocupación que me atenazaba cada vez que leía el poema de Rosalía sin hacer algo al respeto. Espero que mi réplica sirva, al menos, para proporcionar otro punto de vista y, en cierto modo, romper una lanza por mis compatriotas castellanos que sufrieron la afrenta que una escritora se permitió en su poema hace dos siglos y siguen padeciendo la incomprensión y el olvido por parte de las autoridades gubernamentales y la población en general también en nuestros días ¡quién sabe si por no tener una pluma afilada para combatir ese olvido!

CASTELLANOS DE CASTILLA

Castellanos de Castilla, tratad bien a los gallegos; cuando van, van como rosas; cuando vuelven, como negros A Castilla fue a por pan y jaramagos le dieron, diéronle hiel por bebida, penitas por alimento. Diéronle, en fin, cuanto amargo tiene la vida en su seno... ¡Castellanos, castellanos, tenéis corazón de hierro! Murió aquel a quien quería y para mí no hay consuelo; solo hay para mí, Castilla, la mala ley que te tengo. Permita Dios, castellanos, castellanos que aborrezco, que antes los gallegos mueran que ir a pediros sustento. Tan mal corazón tenéis, secos hijos del desierto, que si amargo pan os ganan lo dais envuelto en veneno. Van pobres y vuelven pobres, van sanos, vuelven enfermos, que aunque ellos son como rosas, los maltratáis como negros. ¡Castellanos de Castilla, tenéis corazón de acero, como peña el alma dura y sin entrañas el pecho! En tronos de paja erguidos, sin fundamento, soberbios, aún pensáis que nuestros hijos para serviros nacieron. Y nunca tan torpe idea, tan criminal pensamiento, cupo en cabezas más fatuas ni en más fatuos sentimientos. Que Castilla y castellanos, todos en montón revueltos, no valen lo que una brizna de nuestros campos tan frescos. Solo ponzoñosas charcas sobre el ardoroso suelo tienes, Castilla, que mojen esos tus labios sedientos. Ni árboles que te den sombra, ni sombra que preste aliento... Llanura y siempre llanura, desierto y siempre desierto... Eso te tocó, cuitada, por herencia de universo, ¡miserable fanfarrona!... triste herencia fue por cierto. En verdad que no hay, Castilla, nada como tú tan feo, que mejor aún que Castilla valiera decir infierno.

Rosalía de Castro

ESPAÑOLES DE TODOS LOS PUEBLOS

En Galicia los gallegos, los vascos en vascongadas, los cántabros, asturianos, riojanos, aragoneses, manchegos y catalanes, valencianos, extremeños, murcianos o andaluces, mallorquines y canarios castellanos, leoneses… todos son trozos de España nacidos en su mismo seno; algunos de tierras secas, otros de montañas plenos.

Los vascos citaron a muchos para levantar su suelo; dejaron sus tierras áridas, y con voluntad se fueron a trabajar siderurgias, o en puestos que no soñaron cuando labraban sus campos. Hasta algunos se instalaron en aquellos otros pueblos, se mezclaron con sus gentes y formaron núcleos nuevos.

Todos son hijos de España, que llevan su tierra dentro aunque vivan y pernocten en otros extraños suelos; tal es la grandeza nuestra cuando viajamos sin rumbo entre diversas ciudades de un rico y variado pueblo. Que nadie insulte al hermano, ni desprecie otras tierras por disímiles o duras; donde uno encuentra aridez de la llanura o desierto, es para otro el remanso a sus tristes pensamientos.

Las montañas que se elevan, los mares y las praderas, la jara y los matorrales, la llanura o los secanos, el mismo sol ilumina y una única luna los mece, la lluvia calma sus ansias y el calor arde con fuegos. Con distintos atributos todas las tierras son bellas para aquel que abre los ojos y aprecia sus diferencias. Por la mañana en el monte, hacia la tarde en las eras, al día siguiente a los mares o caminando entre dunas, allá donde más te plazca el paisaje es una fiesta. Espectáculo de vistas en esta variada tierra que nos dona mil miradas para otros tantos lugares que son alivio y consuelo.

Mi corazón se reparte en pedacitos de orgullo, la mente sabe expandirse, el alma se infla y ahueca porque mi España es tan grande que da igual que vaya o vuelva, siempre tendré un horizonte, amplios campos, grandes selvas para gozarlos sin límite hasta el día en que me muera, sin denostar a ninguno pues soy castellana vieja, que nació sin grandes lujos en una pequeña tierra de la Castilla profunda, y en la cuna me enseñaron a respetar los diversos, ser buena gente con todos y aprender de mis maestros.

Marisol Martín Turiño

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  • Diego

    Diego | Miércoles, 13 de Noviembre de 2024 a las 12:02:42 horas

    Señora, desconozco su bagaje literario, pero si me esfuerzo en ser bien pensado, lo que me da a entender su artículo es que es una ignorante o una necia, o ambas cosas, porque o ha leído poco y cree que lo ha leído poco, o ha leído algo que no ha sido capaz de comprender. Porque las personas que sí hemos leído y leemos por gusto e interés valoramos lo enriquecedor de esta actividad por darnos otras perspectivas y maneras de entender el mundo. Si usted no ve en este poema una denuncia de la explotación que sufrían los jornaleros gallegos por parte de los terratenientes castellanos del siglo XIX, sino un mensaje de odio atemporal hacia los castellanos, es de verdad muy corta de miras.

    No obstante, como no me voy a esforzar en ser bien pensado, más que de la ingenuidad de la ignorancia, me parece que su necedad radica en un sentimiento nacional españolista interesado en borrar toda identidad regional dentro del territorio español. Y lo hace mediante una retórica falangista sustentada en falacias como la de los "pueblos hermanos", la de que todos somos españoles y eso nos iguala por encima de cualquier otra cosa, con lo que ser crítico es ser antiespañol y, por lo tanto, inmoral. Usted es un agente contra la "variedad, la multiculturalidad y la diversidad". Para usted una España ideal es aquella en la que sus pueblos aceptan y enfatizan los tópicos más superficiales y las etiquetas más básicas que se les puedan endosar, que no sean críticos y que celebren la suerte que tienen porque sus territorios pertenezcan a España. Usted no es más que una fascista y, por lo tanto, una ignorante incapaz de empatizar con el semejante, alguien para quien la réplica es más urgente que la reflexión. Aun así, su ignorancia se hace aún más evidente con la osadía de ponerse a la altura de una poeta relevante en la historia de la literatura gallega, española y universal con su ocurrencia de artículo. "El poema que nunca debió escribir", ese burdo argumento es el que ha originado todas las quemas de libros que ha habido y demás actos de destrucción de patrimonio cultural a lo largo de la historia de la humanidad. Ese es su nivel.

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  • Rober

    Rober | Sábado, 01 de Junio de 2024 a las 11:07:00 horas

    Este poema del que habla no es de la literatura española, es de la literatura gallega.

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    • Respuesta del autor Redacción

      Española, por tanto, aunque no castellana.

  • Pablo Borrajo

    Pablo Borrajo | Domingo, 17 de Marzo de 2024 a las 17:20:51 horas

    Señora, "quien se pica ajos come", supongo que como persona culta ya entiendo lo que quiero decir. Por cierto porque no critica lo que dijo en su día Mariano José de Larra en el siglo XIX "el gallego es un animal muy parecido al hombre, inventado para el alivio del asno" Hay muchísimas más, que si quiere se pone en contacto y yo se las transmito. Por favor un poco de respeto y seriedad

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  • Angel

    Angel | Jueves, 11 de Enero de 2024 a las 12:40:25 horas

    No hay tal afrenta. Fueronse a Argentina y se les trataron como persona. Explotadas pero.m persona. Castellanos y vascos fueron sanguijuelas para los gallegos de entonces. Mucha piel fina hay. Tal vez será por que no veis el.mar.

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  • jorge

    jorge | Viernes, 29 de Septiembre de 2023 a las 22:33:31 horas

    claro, lourenzo, los insultos a los castellanos no van por los zamoranos, porque la mayoría de los jornaleros no eran de orense y no iban a trabajar a Zamorano, la mayoría iban andando hasta Soria, o hasta Albacete, que cantidad de estupideces...

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  • jorge

    jorge | Jueves, 28 de Septiembre de 2023 a las 11:24:56 horas

    No se que es peor si la basura de poema, o los comentarios absurdos y llenos de odio de la mayoría, mira Luis si no te gusta Castilla vete y si la "morriña" es eso métetela por donde amargan los pepinos y si sientes que una zamorana se sienta castellana, no se si siento yo tener una madre y un abuelo gallego o que seas tu gallego.
    Jose, no sé si los Españoles somos o no muy especiales si escritores castellanos hicieron lo mismo con galicia muy mal también, ¿pero podría decirme quienes?

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  • Luis

    Luis | Jueves, 06 de Octubre de 2022 a las 19:14:11 horas

    Como gallego del siglo XX, habiendo vivido tanto en Galicia, como en varios países del extranjero, además de en el Bierzo y en León, llevo tres años y medio en un pueblo de Castilla, y puedo afirmar que comprendo perfectamente el sentimiento que Rosalía quiso expresar con su poema...
    La morriña del gallego no solo es morriña de su tierra, es morriña de algo más, y la soledad que se puede sentir en Castilla difícilmente se sentirá en cualquier otro lugar...
    Cualquier gallego, sea de nacimiento o de adopción, me entenderá...
    Lo siento por Usted, zamorana, si se siente castellana...

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  • José C.

    José C. | Domingo, 18 de Septiembre de 2022 a las 15:36:22 horas

    Soy gallego, señora, y creo, como usted, que en ese poema, Rosalía erró y demostró poco, nulo, respeto ¿Qué escritores castellanos hicieron lo mismo con Galicia?, sí, y también estuvo mal, pero eso solo demuestra que los españoles somos... muy especiales.

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  • Lourenzo

    Lourenzo | Lunes, 29 de Noviembre de 2021 a las 14:03:35 horas

    No se debe sentir usted aludida, señora Martín. Es zamorana, y por lo tanto leonesa, no castellana.

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  • Anduriña

    Anduriña | Martes, 31 de Agosto de 2021 a las 13:13:11 horas

    Los gallegos llamaban a sus temporeros anduriñas (golondrinas), los castellanos los renombraban con otro sentimiento que dejo a su criterio valorar: gallegadas. Si quiere usted entender por qué escribió Rosalía ese Castellanos de Castilla, lea usted a Mariano José de Larra, delicada pluma madrileña que escribía "el gallego es un animal muy parecido al hombre, inventado para alivio del asno", y no digamos ya Unamuno que tenía al gallego atravesado vaya usted a saber por qué.
    Lee usted a Rosalía con los mismos ojos de esos turistas que llegan en verano como nuevas hordas de anduriñas que vuelan en dirección contraria, con su mochilas repletas de prejuicios y las gafas graduadas con una lente que sólo enfoca aquello que sirva de excusa para dar rienda suelta a una retahíla de topicazos: que sí el atraso (y el resto de España?), que si la lluvia (las suaves temperaturas de Ourense?), que si los bosques ancestrales (pino y eucaliptos?) que si el aislamiento (las casonas de indianos?), que si la sorna… bueno lo de sorna y la retranca es cierto.
    Por lo demás, algo debía saber Rosalía del clima castellano porque vivió en Madrid y no debía ser tan pueblerina porque convengamos al menos que era una mujer culta, que no dirigió sus versos a los castellanos de a pie sino a los escritores castellanos… pero entiendo que más allá de Cebreiro hay problemas para entender esa particular forma de hablar del gallego que va más allá, como todas las lenguas, de reemplazar unos sonidos por otros. Para finalizar le dejo este verso, de época más reciente, de Rodríguez Marín: Venga el gallego a segar, / miserable jornalero/ que los hombres de Castilla/ tienen el trabajo a menos.

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  • Justo

    Justo | Miércoles, 21 de Julio de 2021 a las 21:16:32 horas

    Pero si es verdad ,,lo que decia Rosalia

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  • Xabier

    Xabier | Sábado, 10 de Julio de 2021 a las 14:20:45 horas

    PD: Le recomiendo que se lea al biógrafo del mártir zamorano San Pelayo para conocer exactamente de dónde procede usted: Raguel: "Vita vel passio Sancti Pelagii", ca. año 950.

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  • Xabier

    Xabier | Sábado, 10 de Julio de 2021 a las 14:13:44 horas

    Se nota que no has leído lo que decían vuestros famosos literatos del Siglo de Oro sobre los gallegos, que por simple envidia, pues por entonces a Galicia no se le ponía en duda en lo que llamaban "limpieza de sangre", dando más aprecio a un cerdo que a un gallego y donde sus mujeres eran prácticamente vistas como putas o como monstruos.

    Debo recordarle además, aunque no se estudie oficialmente en las escuelas, que el reino de Galicia, junto con Navarra y Vizcaya, mantuvo sus Cortes y Leyes propias hasta la segunda guerra Carlista. Los propios franceses en el siglo XIX, como el abad Camille Daux de la iglesia francesa de Saint Moissac, en peregrinación a Santiago, nos veían así: "Longtemps aussi les hostilités furent telles que, dans ces parages, on se tratait en ennemis, et los Gallegos ne se considéraient pas comme de España. C'étaiant tellement deux peuples distinctes, que dans maintes relations, on disait: Hispania et Gallaecia (l'Espagne et la Galice)".

    Sería demasiado largo y pesado explicar el por qué de ésto (no se trata de un afán reindivicativo ni nada parecido, sino simplemente un hecho histórico, documentado y constatable), pero parte de un antiguo Concilio papal, el III Concilo Laterenense, celebrado en el año 1215, que hizo irreconciliables secularmente las relaciones entre las sedes o diócesis metropolitanas de Toledo (capital de la antigua España) y Santiago (capital de Galicia), documento que se pretendió destruir por los historiógrafos castellanos entre los siglos XVII-XIX por "el buen nombre de la nación española y de su Iglesia católica", pero del cual, afortunadamente, se conserva copia íntegra en Zürich de las dos amputadas y la otra abreviada que se encuentran en Toledo.

    Rosalía, mujer muy culta, conocía perfectamente todo ésto (su esposo M. Murguía era historiador), algo que curiosamente, por secretismo oficial, se desconoce en pleno siglo XXI. Tampoco es el único poema que pone a caldo a los castellanos.

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