IMPUESTOS
Unidas Podemos y la Ley del Embudo eléctrica
Nunca hubo jinete tan diestro -¡perdón, tan siniestro, por lo del izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, según Lenin!- en la historia de la caballería universal como Pablo Iglesias para cabalgar contradicciones. Me olvido de lo de vivir, “per sécula seculórum”, en el barrio obrero de Vallecas y en lo de cobrar salarios como los que ahora perciben él y su señora. Voy a la actualidad: nevada y subida de la factura eléctrica. Voy a la hemeroteca, el Pepito Grillo de la sociedad ilustrada, no de la estabulada, la que va del pasto al abrevadero público. Año 2017. 18 de enero. El líder de Podemos manifestaba lo que sigue: "Disparar la factura de la luz un día como hoy solo demuestra la codicia de las eléctricas. Si el Gobierno lo consiente, será cómplice". Gobernaba el PP. Presidía Mariano Rajoy.
Garzón, no el juez prevaricador, sino el secretario general de IU, el que ha llevado a la ruina política a IU -¡Cuánto se ella de menos a Cayo Lara!-, ministro de Consumo, a través de twiter comentaba: "Esta Navidad (2017) la luz tendrá un precio un 10% superior a la del año pasado. Miles de familias no podrán mantener sus casas a temperaturas adecuadas, lo que repercutirá gravemente en la salud de los que menos tienen. Ningún gobierno decente debería tolerarlo". Quizá a este comunista anacrónico, burgués, le haya enseñado Iglesias a cabalgar en el corcel de mentira, de lo que digo y lo que hago, de predicar el agua y en secreto beber un buen vino. Por sus hechos los conoceréis. Solos los que balan creen ya a este dúo de poetas de las estrofas sin rima.
Intentaré ilustrar al lector. Le informó que pagamos casi un 60% de impuestos en la factura de la luz. Adelanto que España ocupa la cuarta posición entre las naciones europeas con la factura de luz más alta. Nos superan Dinamarca, Alemania e Irlanda.
Veamos: el 58 % de lo que se paga en el recibo de la electricidad no tiene nada que ver con el sistema eléctrico. Entre IVA -21%-, impuestos a la electricidad, primas a energías renovables, ayudas al carbón o solidaridad interregional, el precio de la factura se dispara hasta volverse insostenible. Estamos ante un atraco a mano armada por parte del Estado: por cada 100 € que pagamos en una factura eléctrica, alrededor de 58 van a parar a las arcas públicas.
A las compañías energéticas se les debe criticar con extrema dureza, pero su recibo de la luz se encarece al máximo porque así lo quieren los distintos gobiernos, en este caso, el que se dice defensor de los trabajadores, de las clases humildes, de la famélica legión, de los parias de la tierra, el que ahora gobierna España.
No obstante, la ministra del ramo, la Sña. Rivera, vicepresidenta 4ª del ejecutivo que preside Sánchez, ha pedido que no se cree “alarmismo”, porque la luz subirá solo “unos cuantos euros”. En efecto, para Ana Botín y los multimillonarios españoles, 20 euros más son poco más que calderilla; pero para el parado, el trabajador que cobra el salario mínimo y las clases medias, representa una pérdida sensible de dinero en sus bolsillos, el café de la mañana de casi todo un mes.
En España, la izquierda gobernó siempre aplicando la ley del embudo, vio la espiga en el ojo ajeno y jamás percibió la viga en el suyo. Y no hay nada qué hacer, aunque se demuestre con datos y documentos que Unidas Podemos criticaron al PP, con lógica, desde la oposición, por ejecutar políticas, relacionadas con la factura eléctrica, que, cuando asaltaron los cielos, olvidaron.
Solo un pequeño detalle para finalizar: por estas mismas fechas, hace un año, en 2020, el usuario medio español abonaba 67,67 euros por la factura de la electricidad; ahora paga 80,71. Traduzco: pagamos casi un 20% más que el año pasado. Y no pasa nada. Habrá que seguir cabalgando en el corcel de las contradicciones izquierdistas, con la montura de la demagogia y los arreos de la falsía.
Eugenio-Jesús de Ávila
Nunca hubo jinete tan diestro -¡perdón, tan siniestro, por lo del izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, según Lenin!- en la historia de la caballería universal como Pablo Iglesias para cabalgar contradicciones. Me olvido de lo de vivir, “per sécula seculórum”, en el barrio obrero de Vallecas y en lo de cobrar salarios como los que ahora perciben él y su señora. Voy a la actualidad: nevada y subida de la factura eléctrica. Voy a la hemeroteca, el Pepito Grillo de la sociedad ilustrada, no de la estabulada, la que va del pasto al abrevadero público. Año 2017. 18 de enero. El líder de Podemos manifestaba lo que sigue: "Disparar la factura de la luz un día como hoy solo demuestra la codicia de las eléctricas. Si el Gobierno lo consiente, será cómplice". Gobernaba el PP. Presidía Mariano Rajoy.
Garzón, no el juez prevaricador, sino el secretario general de IU, el que ha llevado a la ruina política a IU -¡Cuánto se ella de menos a Cayo Lara!-, ministro de Consumo, a través de twiter comentaba: "Esta Navidad (2017) la luz tendrá un precio un 10% superior a la del año pasado. Miles de familias no podrán mantener sus casas a temperaturas adecuadas, lo que repercutirá gravemente en la salud de los que menos tienen. Ningún gobierno decente debería tolerarlo". Quizá a este comunista anacrónico, burgués, le haya enseñado Iglesias a cabalgar en el corcel de mentira, de lo que digo y lo que hago, de predicar el agua y en secreto beber un buen vino. Por sus hechos los conoceréis. Solos los que balan creen ya a este dúo de poetas de las estrofas sin rima.
Intentaré ilustrar al lector. Le informó que pagamos casi un 60% de impuestos en la factura de la luz. Adelanto que España ocupa la cuarta posición entre las naciones europeas con la factura de luz más alta. Nos superan Dinamarca, Alemania e Irlanda.
Veamos: el 58 % de lo que se paga en el recibo de la electricidad no tiene nada que ver con el sistema eléctrico. Entre IVA -21%-, impuestos a la electricidad, primas a energías renovables, ayudas al carbón o solidaridad interregional, el precio de la factura se dispara hasta volverse insostenible. Estamos ante un atraco a mano armada por parte del Estado: por cada 100 € que pagamos en una factura eléctrica, alrededor de 58 van a parar a las arcas públicas.
A las compañías energéticas se les debe criticar con extrema dureza, pero su recibo de la luz se encarece al máximo porque así lo quieren los distintos gobiernos, en este caso, el que se dice defensor de los trabajadores, de las clases humildes, de la famélica legión, de los parias de la tierra, el que ahora gobierna España.
No obstante, la ministra del ramo, la Sña. Rivera, vicepresidenta 4ª del ejecutivo que preside Sánchez, ha pedido que no se cree “alarmismo”, porque la luz subirá solo “unos cuantos euros”. En efecto, para Ana Botín y los multimillonarios españoles, 20 euros más son poco más que calderilla; pero para el parado, el trabajador que cobra el salario mínimo y las clases medias, representa una pérdida sensible de dinero en sus bolsillos, el café de la mañana de casi todo un mes.
En España, la izquierda gobernó siempre aplicando la ley del embudo, vio la espiga en el ojo ajeno y jamás percibió la viga en el suyo. Y no hay nada qué hacer, aunque se demuestre con datos y documentos que Unidas Podemos criticaron al PP, con lógica, desde la oposición, por ejecutar políticas, relacionadas con la factura eléctrica, que, cuando asaltaron los cielos, olvidaron.
Solo un pequeño detalle para finalizar: por estas mismas fechas, hace un año, en 2020, el usuario medio español abonaba 67,67 euros por la factura de la electricidad; ahora paga 80,71. Traduzco: pagamos casi un 20% más que el año pasado. Y no pasa nada. Habrá que seguir cabalgando en el corcel de las contradicciones izquierdistas, con la montura de la demagogia y los arreos de la falsía.
Eugenio-Jesús de Ávila























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