CON LOS CINCO SENTIDOS
Los lisssstos
Si me preguntas alguna vez por lo que he sacado en claro de la vida, te diré que bien poca cosa. A veces, algunas, se me ha infravalorado y he de decirte que eso me ha cabreado mucho. El que alguien mediocre no aprecie lo que tiene entre manos, cuando esto es mejor que lo que te puede ofrecer, es para mandarle directamente al primer Juzgado de Guardia que se encuentre abierto, por burdo, tonto y por imbécil. Por no mandarle a la mierda sin ningún tipo de contemplación. Eso en Primera Instancia.
Hay gente o gentuza, que piensa que por creerse algo (que no serlo) puede utilizar, desechar a sus pares a su antojo y luego dejarlos como si fueran basura en cualquier contenedor. Craso error. Y más cuando esas personas pueden pensar, discernir e, incluso, superar, a su excelso depredador. Jamás menosprecies a nadie, nunca sabes por qué situaciones ha transcurrido el devenir de su vida, lo mismo hasta te puede dar lecciones para que selles tu boca, por pudor más que nada.
Hay mucho mediocre suelto por ahí, amigos, cuidado, son de esos que piensan que eres utilizable y luego desechable, como una mascarilla, cuando, finalmente, somos nosotros los que ganamos la partida, aunque nuestra victoria sea pírrica… Pero como ellos no lo saben ese es nuestro gran poder. Hay que aprovecharlo. Acabarán trabajando en nuestras empresas, bajo nuestra supervisión (JA! ¿Quién lo diría?) Y seremos buena gente, porque no sabemos ser de otro modo.
Son como reinonas en su mundo de caramelo y gominola, rodeados de unicornios (sin haber fumado nada sospechoso, sólo porque se creen guays) y pensando que haremos siempre lo que sea su santa voluntad por el hecho de ser ellos mismos en su universo ordenando y mandando. Son los que te llaman para contarte sus miserias y luego no te cogen el teléfono para escuchar las tuyas, que también las tienes y a lo mejor te da por buscar a alguien que te mire un ratito a la cara sin juzgarte.
Lo peor de esta estirpe de gilipollas, porque amigos, esto es de lo más heredable, es que te pueden pegar parte de su genética estupidez. Así que un contundente “vete a la mierda” o, si eres más educado, un simple pero firme “NO”, vienen de lujo para que se vayan acostumbrando y empiecen a tolerar la frustración. Si es que son como niños y hay que mostrarles el camino…El camino de salida, claro.
Nélida L. del Estal Sastre
Si me preguntas alguna vez por lo que he sacado en claro de la vida, te diré que bien poca cosa. A veces, algunas, se me ha infravalorado y he de decirte que eso me ha cabreado mucho. El que alguien mediocre no aprecie lo que tiene entre manos, cuando esto es mejor que lo que te puede ofrecer, es para mandarle directamente al primer Juzgado de Guardia que se encuentre abierto, por burdo, tonto y por imbécil. Por no mandarle a la mierda sin ningún tipo de contemplación. Eso en Primera Instancia.
Hay gente o gentuza, que piensa que por creerse algo (que no serlo) puede utilizar, desechar a sus pares a su antojo y luego dejarlos como si fueran basura en cualquier contenedor. Craso error. Y más cuando esas personas pueden pensar, discernir e, incluso, superar, a su excelso depredador. Jamás menosprecies a nadie, nunca sabes por qué situaciones ha transcurrido el devenir de su vida, lo mismo hasta te puede dar lecciones para que selles tu boca, por pudor más que nada.
Hay mucho mediocre suelto por ahí, amigos, cuidado, son de esos que piensan que eres utilizable y luego desechable, como una mascarilla, cuando, finalmente, somos nosotros los que ganamos la partida, aunque nuestra victoria sea pírrica… Pero como ellos no lo saben ese es nuestro gran poder. Hay que aprovecharlo. Acabarán trabajando en nuestras empresas, bajo nuestra supervisión (JA! ¿Quién lo diría?) Y seremos buena gente, porque no sabemos ser de otro modo.
Son como reinonas en su mundo de caramelo y gominola, rodeados de unicornios (sin haber fumado nada sospechoso, sólo porque se creen guays) y pensando que haremos siempre lo que sea su santa voluntad por el hecho de ser ellos mismos en su universo ordenando y mandando. Son los que te llaman para contarte sus miserias y luego no te cogen el teléfono para escuchar las tuyas, que también las tienes y a lo mejor te da por buscar a alguien que te mire un ratito a la cara sin juzgarte.
Lo peor de esta estirpe de gilipollas, porque amigos, esto es de lo más heredable, es que te pueden pegar parte de su genética estupidez. Así que un contundente “vete a la mierda” o, si eres más educado, un simple pero firme “NO”, vienen de lujo para que se vayan acostumbrando y empiecen a tolerar la frustración. Si es que son como niños y hay que mostrarles el camino…El camino de salida, claro.
Nélida L. del Estal Sastre































Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.10