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Emilia Casas
Domingo, 31 de Enero de 2021
VACUNAS

Lady Montagu, Edward Jenner y una vacuna

[Img #49110]En los últimos 120 años se han descubierto más de 200 virus que afectan a los humanos. Muchas enfermedades habituales en el pasado se han controlado e incluso eliminado gracias al uso de vacunas. La viruela, por ejemplo, es considerada la primera enfermedad contagiosa que el hombre ha podido vencer. Tras ella, se desarrollaron las vacunas contra el tétanos, la difteria y la tos convulsa, que luego se combinaron en la triple bacteriana.

 

La era de las vacunas la inicia científicamente el médico Edward Jenner. Desarrolló la primera vacuna contra una enfermedad de origen viral: la viruela. Pero no tuvo la opinión pública y médica de su parte, hasta el Papa León XIII la prohibió en los Estados Pontificios, e incluso en Inglaterra se llegó a asustar a los vacunados con que les crecerían “cuernos bovinos en la frente”. Pero los resultados acabaron desarbolando estos miedos y temores hasta el punto de que el presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson, envió una carta de agradecimiento a este médico y en Francia, incluso Napoleón obligó a vacunar a sus tropas.

“Antes de que Edward Jenner inventara la vacuna, en Inglaterra se había practicado la inoculación, un método de primitiva vacuna; tan conocido en Asia que incluso había escuelas en las que se estudiaban los distintos procedimientos para su aplicación. Sin embargo, en Europa nada se sabía de esta técnica preventiva que evitaba miles de contagios. Fue la carismática dama inglesa, escritora, viajera Mary Wortley Montagu quien, durante su estancia en Turquía conoció esta práctica y la introdujo en su país. Para ello, se reunió con las autoridades sanitarias, con eruditos de la época y con miembros del Gobierno para hablarles de la variolización y de cómo se utilizaba en Asia para proteger a la población de la viruela.

 

Pero no le resultó nada fácil: ni los prohombres de la medicina ni los estadistas se dejaron convencer fácilmente. Para empezar, Lady Montagu era mujer; y no era propio en el siglo XVIII admitir los consejos femeninos y mucho menos en materias tan trascendentes. Y para colmo, la iglesia rechazó de lleno sus propuestas tachándolas de herejías. Pero ella no se vino abajo y continuó en su empeño. Finalmente, gracias a sus relaciones con la propia reina y a sus excepcionales dotes de persuasión, las autoridades médicas y científicas tuvieron que aceptar su propuesta y organizaron unas primeras pruebas en prisioneros voluntarios de la cárcel de Newgate, que aceptaron inocularse a cambio de la libertad. Estos primeros ensayos (que se consideran como los primeros test clínicos de la historia de la medicina occidental) fueron un éxito absoluto”.

 

Algunos cronistas sugieren que Edward Jenner conocía los escritos de Lady Mary, y que tuvo en cuenta sus estudios, así como los primeros ensayos e inoculaciones realizadas durante su época para sus propias investigaciones. Fuera como fuese la historia (que nunca sabremos), lo verdaderamente importante es que, tanto Lady Mary como Edward Jenner, nos dejaron un increíble legado cultural, de enorme valor sociopolítico y documental, además de su extraordinaria aportación a la ciencia. © Emilia Casas Fernández. 

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