NOCTURNOS
Soy un agujero negro de la pasión
Giré alrededor de la luz de tu inteligencia, del fuego de tu belleza, durante el tiempo necesario para iluminarme y después dejarme en tinieblas. Creí que podría ser mi sol, la estrella que adornases el firmamento oscuro de mi vida, la que titilase sobre el tedio en el que había convertido el seco jardín del erotismo.
Las mujeres como Carlota ciegan cuando se cruzan en tu vida. Deslumbran con su físico imponente. Después te hipnotizan con su talento, con una magia esotérica que enamora hasta el último átomo del ser. No hay célula de mi organismo que no celebrase conocerla. Desde aquel día, todas vibraban, se hacían el amor, se reproducían. Cuando la pasión se convierte en volcánica, la lava pugna por salir, por abandonar el enterramiento en las profundidades de la nada de los sentimientos para expandirse por la tierra que te llama, que te convoca, que te reclama con su inmensa hermosura.
La he amado tanto que necesito desprenderme de mi memoria, arrojarla a la zahúrda de los recuerdos, para seguir soñando. No sé vivir si amor sin que me amen, más si mi alma conoció a una diosa esculpida por la gubia del Sumo Hacedor. Cuando te enamoras de una dama como Carlota y te deja abandonado en cualquier posada del camino, quedarás hueco por dentro, succionado de sentimientos, incapacitado para rendir cuentas a Eros, porque nunca jamás, antes de que la muerte te corteje con su sexo enlutado, ninguna otra mujer te enamorará. La conociste y se te acabó el amor.
Fue mi astro rey. La quise seguir por toda la Vía Láctea. Me perdí. Solo soy ya un agujero negro de la pasión.
Eugenio-Jesús de Ávila
Giré alrededor de la luz de tu inteligencia, del fuego de tu belleza, durante el tiempo necesario para iluminarme y después dejarme en tinieblas. Creí que podría ser mi sol, la estrella que adornases el firmamento oscuro de mi vida, la que titilase sobre el tedio en el que había convertido el seco jardín del erotismo.
Las mujeres como Carlota ciegan cuando se cruzan en tu vida. Deslumbran con su físico imponente. Después te hipnotizan con su talento, con una magia esotérica que enamora hasta el último átomo del ser. No hay célula de mi organismo que no celebrase conocerla. Desde aquel día, todas vibraban, se hacían el amor, se reproducían. Cuando la pasión se convierte en volcánica, la lava pugna por salir, por abandonar el enterramiento en las profundidades de la nada de los sentimientos para expandirse por la tierra que te llama, que te convoca, que te reclama con su inmensa hermosura.
La he amado tanto que necesito desprenderme de mi memoria, arrojarla a la zahúrda de los recuerdos, para seguir soñando. No sé vivir si amor sin que me amen, más si mi alma conoció a una diosa esculpida por la gubia del Sumo Hacedor. Cuando te enamoras de una dama como Carlota y te deja abandonado en cualquier posada del camino, quedarás hueco por dentro, succionado de sentimientos, incapacitado para rendir cuentas a Eros, porque nunca jamás, antes de que la muerte te corteje con su sexo enlutado, ninguna otra mujer te enamorará. La conociste y se te acabó el amor.
Fue mi astro rey. La quise seguir por toda la Vía Láctea. Me perdí. Solo soy ya un agujero negro de la pasión.
Eugenio-Jesús de Ávila



















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