SEGUNDA DIVISIÓN B
El Zamora CF, líder, tras derrotar al Guijuelo (0-1) y sufrir hasta el último instante
Un gran gol de Escudero, en el minuto 6, sirvió a los rojiblancos para ganar al Guijuelo, colista, que fue mejor en la segunda mitad sobre un césped artificial enemigo del buen fútbol.

De líder del Grupo VIII de la Tercera División, de campeón, tras ascender a Segunda B, 15 partidos después, el Zamora C.F. alcanza la cúspide del grupo de la nueva categoría, ante equipos tan históricos como el Deportivo de La Coruña, el Pontevedra, la UDS, el Rácing de Ferrol, el Compostela, el filial del Celta… y equipos que militan en esta división desde hace muchas temporadas. El cuadro rojiblanco es líder. Ni el hincha más furibundo habría imaginado que su equipo lideraría, cuando solo restan tres jornadas, la clasificación. Hoy, sobre un césped infame, imposible para trenzar fútbol, dar tres o cuatro toques seguidos, con botes inexplicables, como si el esférico hubiera perdido la cordura, el Zamora se impuso al Guijuelo por un gol, obra de Escudero, al lanzar un tremendo disparo desde 30 metros cuando apenas se había superado el minuto seis del choque, en el unos y otros conocían la importancia de los puntos en juego. Los rojiblancos mandaron en la primera mitad. Y e Guijuelo fue superior en la segunda entrega.
Movilla volvió a alinear casi el mismo once que ante el Unionistas. La novedad la hallamos en el lateral izquierdo donde Dani H. tomó el relevo a Coque. El resto los mismos que en Salamanca.
Y, como siempre, el Zamora saltó al campo a por los tres puntos. Con su forma de jugar de siempre: presión en cada parcela del campo y nada de hacer tonterías en defensa. En una especie de contragolpe, Coscia cedía en la medular a Escudero que, tras avanzar unos metros, golpeó a la pelota con enorme violencia para batir a un sorprendido Salcedo.
El cuadro chacinero anduvo tocado durante unos minutos. Su único peligro consistió en saques de esquina, que la cobertura rojiblanca resolvió sin problemas. Pero el Zamora había olido la victoria y se fue a por otro tanto. Lo pudo lograr en dos oportunidades, pero faltó concretar en esos pases o metros finales. Con mando visitante concluiría la primera entrega del choque.
Antes de reanudarse la segunda parte, Coscia se quedaba en vestuarios, pues vio una amarilla en la primera mitad. Sergio ocuparía la posición del argentino.
Los rojiblancos pudieron cerrar en el partido en el minuto 50, después de una extraordinario golpe franco lanzado por Ramos, que rechazó el portero local, para que Romero rematase a su espalda a un metro de la línea de gol. Cinco minutos después, segundo cambio de Movilla: Perero sustituía al exterior andaluz.
Después de esa clarísima ocasión, el Zamora cedió metros al Guijuelo, que aprovechó el regalo. Por otra parte, los cambios del entrenador local dieron nueva fuerza a su escuadra. Los rojiblancos recularon y su fútbol consistió en enrocarse en torno a Mapisa y lanzar balones a seguir a Sergio García, que se pegó una auténtica paliza persiguiendo la pelota, como galgo tras la liebre, pero sin resultado alguno. Ni Astray ni Ramos eran capaces de frenar a los centrocampistas locales, que buscaban las bandas, con preferencia la derecha, donde el exterior chacinero encontraba un camino franco para centrar con peligro.
Para sofocar el pasillo del Guijuelo por la diestra de su ataque, Coque salió por Escudero en el minuto 75, para colocarse como exterior zurdo.
Sería en el minuto 81 cuando Guijuelo pudo empatar el partido, al rematar Pino, de cabeza, al larguero, tras un saque de esquina. Visto lo visto, el técnico vasco introdujo un doble cambio en el minuto 90: Messeguer y Asiel saltaban al campo para relevar a Parra y Sergio García. Movilla sabía que se iba a sufrir y reforzó su defensa. El Zamora renunciaba al ataque. Tocaba defensa numantina y trucos de equipo veterano: jugadores rojiblancos se tiraban al césped, aquejados de lesiones musculares. Hasta Mapisa interpretó su papel. El árbitro madrileño, que no es tonto, prolongó siete minutos el tiempo reglamentario incluso expulsó a Pina en el 95, por doble amonestación. Y, sufriendo, concluyó este partido que hará historia en el Zamora C.F., porque, en la temporada del ascenso, volvía a liderar la clasificación en una categoría superior. Quedar entre los tres primeros ya no es un sueño. Soñemos.

De líder del Grupo VIII de la Tercera División, de campeón, tras ascender a Segunda B, 15 partidos después, el Zamora C.F. alcanza la cúspide del grupo de la nueva categoría, ante equipos tan históricos como el Deportivo de La Coruña, el Pontevedra, la UDS, el Rácing de Ferrol, el Compostela, el filial del Celta… y equipos que militan en esta división desde hace muchas temporadas. El cuadro rojiblanco es líder. Ni el hincha más furibundo habría imaginado que su equipo lideraría, cuando solo restan tres jornadas, la clasificación. Hoy, sobre un césped infame, imposible para trenzar fútbol, dar tres o cuatro toques seguidos, con botes inexplicables, como si el esférico hubiera perdido la cordura, el Zamora se impuso al Guijuelo por un gol, obra de Escudero, al lanzar un tremendo disparo desde 30 metros cuando apenas se había superado el minuto seis del choque, en el unos y otros conocían la importancia de los puntos en juego. Los rojiblancos mandaron en la primera mitad. Y e Guijuelo fue superior en la segunda entrega.
Movilla volvió a alinear casi el mismo once que ante el Unionistas. La novedad la hallamos en el lateral izquierdo donde Dani H. tomó el relevo a Coque. El resto los mismos que en Salamanca.
Y, como siempre, el Zamora saltó al campo a por los tres puntos. Con su forma de jugar de siempre: presión en cada parcela del campo y nada de hacer tonterías en defensa. En una especie de contragolpe, Coscia cedía en la medular a Escudero que, tras avanzar unos metros, golpeó a la pelota con enorme violencia para batir a un sorprendido Salcedo.
El cuadro chacinero anduvo tocado durante unos minutos. Su único peligro consistió en saques de esquina, que la cobertura rojiblanca resolvió sin problemas. Pero el Zamora había olido la victoria y se fue a por otro tanto. Lo pudo lograr en dos oportunidades, pero faltó concretar en esos pases o metros finales. Con mando visitante concluiría la primera entrega del choque.
Antes de reanudarse la segunda parte, Coscia se quedaba en vestuarios, pues vio una amarilla en la primera mitad. Sergio ocuparía la posición del argentino.
Los rojiblancos pudieron cerrar en el partido en el minuto 50, después de una extraordinario golpe franco lanzado por Ramos, que rechazó el portero local, para que Romero rematase a su espalda a un metro de la línea de gol. Cinco minutos después, segundo cambio de Movilla: Perero sustituía al exterior andaluz.
Después de esa clarísima ocasión, el Zamora cedió metros al Guijuelo, que aprovechó el regalo. Por otra parte, los cambios del entrenador local dieron nueva fuerza a su escuadra. Los rojiblancos recularon y su fútbol consistió en enrocarse en torno a Mapisa y lanzar balones a seguir a Sergio García, que se pegó una auténtica paliza persiguiendo la pelota, como galgo tras la liebre, pero sin resultado alguno. Ni Astray ni Ramos eran capaces de frenar a los centrocampistas locales, que buscaban las bandas, con preferencia la derecha, donde el exterior chacinero encontraba un camino franco para centrar con peligro.
Para sofocar el pasillo del Guijuelo por la diestra de su ataque, Coque salió por Escudero en el minuto 75, para colocarse como exterior zurdo.
Sería en el minuto 81 cuando Guijuelo pudo empatar el partido, al rematar Pino, de cabeza, al larguero, tras un saque de esquina. Visto lo visto, el técnico vasco introdujo un doble cambio en el minuto 90: Messeguer y Asiel saltaban al campo para relevar a Parra y Sergio García. Movilla sabía que se iba a sufrir y reforzó su defensa. El Zamora renunciaba al ataque. Tocaba defensa numantina y trucos de equipo veterano: jugadores rojiblancos se tiraban al césped, aquejados de lesiones musculares. Hasta Mapisa interpretó su papel. El árbitro madrileño, que no es tonto, prolongó siete minutos el tiempo reglamentario incluso expulsó a Pina en el 95, por doble amonestación. Y, sufriendo, concluyó este partido que hará historia en el Zamora C.F., porque, en la temporada del ascenso, volvía a liderar la clasificación en una categoría superior. Quedar entre los tres primeros ya no es un sueño. Soñemos.






















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