CON LOS CINCO SENTIDOS
Se me quebró la voz
Una nube descargó el cielo entero sobre mí.
No supe guarecerme a tiempo de no empaparme.
Cayó como un torrente sobre mi cabello oscuro
y me quebró la voz para no poder hablarte.
No sé contenerme y eso me empuja a perderme.
No sé medir lo que siento, a veces, ni lo que digo.
Cae como una tormenta que no cesa y no puedo
ponerle remedio porque yo no finjo, pero me rindo.
No valgo para alabar si no es cierto y no lo mereces.
No tengo filtro para la maldad, ni para la bondad.
Me doy por entero y no debiera porque duele a morir,
Pero ser así forma parte esencial de mi beldad.
Una nube descargó el cielo entero sobre mí.
No supe guarecerme a tiempo de no empaparme.
Cayó como un torrente sobre mi cabello oscuro
y me quebró la voz para no poder hablarte.
Quisiera cantarte algo tan hermoso como tu rostro,
pero no me salen las palabras o ya no las tengo.
Ya no son mías, me las quitaste a traición y sólo
has dejado las migajas de lo que alguna vez fue mi ego.
Una nube descargó el cielo entero sobre mí.
No supe guarecerme a tiempo de no empaparme.
Cayó como un torrente sobre mi cabello oscuro
y me quebró la voz para no poder hablarte.
Nélida L. del Estal Sastre
Una nube descargó el cielo entero sobre mí.
No supe guarecerme a tiempo de no empaparme.
Cayó como un torrente sobre mi cabello oscuro
y me quebró la voz para no poder hablarte.
No sé contenerme y eso me empuja a perderme.
No sé medir lo que siento, a veces, ni lo que digo.
Cae como una tormenta que no cesa y no puedo
ponerle remedio porque yo no finjo, pero me rindo.
No valgo para alabar si no es cierto y no lo mereces.
No tengo filtro para la maldad, ni para la bondad.
Me doy por entero y no debiera porque duele a morir,
Pero ser así forma parte esencial de mi beldad.
Una nube descargó el cielo entero sobre mí.
No supe guarecerme a tiempo de no empaparme.
Cayó como un torrente sobre mi cabello oscuro
y me quebró la voz para no poder hablarte.
Quisiera cantarte algo tan hermoso como tu rostro,
pero no me salen las palabras o ya no las tengo.
Ya no son mías, me las quitaste a traición y sólo
has dejado las migajas de lo que alguna vez fue mi ego.
Una nube descargó el cielo entero sobre mí.
No supe guarecerme a tiempo de no empaparme.
Cayó como un torrente sobre mi cabello oscuro
y me quebró la voz para no poder hablarte.
Nélida L. del Estal Sastre



























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.99