NOCTURNOS
Lo que es y no es el amor
El amor cuando solo se aguanta, se tolera, se digiere con la equis de sexo, no es. Será otra cosa, otra sensación, otro sentimiento, otra necesidad. Pero considero el amor, como el arte, un privilegio para cerebros sensibles, elevados, diferentes.
Sabes que amas a una mujer –no puedo escribir desde la perspectiva femenina por razones obvias- cuando la cópula solo es postre, síntesis, complemento. Si el placer es el fin, objetivo, destino y meta, el amor no es tal. La gente confunde sentimientos, alba con ocaso, haz y envés, poesía y prosa. El sexo intoxica cuando se toma se digiere sin seso. Sin talento, sin inteligencia, sin ternura, el coito se reduce a ejercicio de gimnasia, a fortalecimiento de abdominales, tríceps y pectorales. A cierta edad, la cópula es como un verso que besar estrofas con la rima de sus labios.
Hacer el amor con una dama que adoras es meditar, esclarecer tu mente, no pensar. No existe ni el pasado ni el futuro, porque te olvidas del tiempo. Se busca el placer de la diosa a la que idolatras, para que alcance el nirvana, el hall del paraíso, la puerta del cielo. No te importas. No piensas en ti, solo en ella, porque tú te transformas en el instrumento que reúne el alma femenina con la esencia del universo. Y, como hombre, lo ignoras. El sexo como iluminación. El amor es Dios.
Eugenio-Jesús de Ávila
El amor cuando solo se aguanta, se tolera, se digiere con la equis de sexo, no es. Será otra cosa, otra sensación, otro sentimiento, otra necesidad. Pero considero el amor, como el arte, un privilegio para cerebros sensibles, elevados, diferentes.
Sabes que amas a una mujer –no puedo escribir desde la perspectiva femenina por razones obvias- cuando la cópula solo es postre, síntesis, complemento. Si el placer es el fin, objetivo, destino y meta, el amor no es tal. La gente confunde sentimientos, alba con ocaso, haz y envés, poesía y prosa. El sexo intoxica cuando se toma se digiere sin seso. Sin talento, sin inteligencia, sin ternura, el coito se reduce a ejercicio de gimnasia, a fortalecimiento de abdominales, tríceps y pectorales. A cierta edad, la cópula es como un verso que besar estrofas con la rima de sus labios.
Hacer el amor con una dama que adoras es meditar, esclarecer tu mente, no pensar. No existe ni el pasado ni el futuro, porque te olvidas del tiempo. Se busca el placer de la diosa a la que idolatras, para que alcance el nirvana, el hall del paraíso, la puerta del cielo. No te importas. No piensas en ti, solo en ella, porque tú te transformas en el instrumento que reúne el alma femenina con la esencia del universo. Y, como hombre, lo ignoras. El sexo como iluminación. El amor es Dios.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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