DENUNCIA
Señales luminosas que advierten de los pasos peatonales, cuando funcionan
Cómodamente, desde la pantalla de un ordenador, superponiendo planos o con un programa que lo hace casi todo, se toman decisiones de gran alcance, relativas al tráfico de la ciudad, generando conflictos, embotellamientos y dificultades para circular o para estacionar donde antes no los había. Lejos de solucionar problemas, los añaden. En la calle, las cosas se ven de otra manera.
Conscientes de la importancia de que el peatón sea visto, en aquellos puntos donde históricamente ocurrían más accidentes, como en otros que pudieran producirse y, con el fin de evitarlos, un buen día y muchos más después, se instalaron unas advertencias luminosas, incrustadas en el asfalto, en los mismos pasos peatonales. Unos destellos advertían al conductor de que debía extremar las precauciones ante la posible presencia de viandantes. Algo que reforzaba otras señalizaciones y muy de agradecer, porque las marcas horizontales sufren un desgaste, llegando a ser prácticamente borradas, pudiendo pasar desapercibidas a los ojos de quien lleva el volante.
Paralelamente a estos dispositivos, las señales horizontales se sustituyeron por otras con luces LED, tanto en el entorno, como en el dibujo interior, que se encienden intermitentemente. El dispositivo se alimenta de luz solar, de ahí esa placa superior, por lo que no requiere muchas atenciones para un correcto funcionamiento.
Dispositivos, preparados y resistentes, pues tanto la luminaria como la batería de la que se alimentan tienen una vida larga, pero que, llegado un momento, alcanza su fin. Aparte, claro está, de las averías de las que nada está exento. Resultado: que las señales luminosas, para advertir a los conductores de la presencia de una zona donde peatones y vehículos se encuentran, o no funcionan, apenas llegan a iluminarse o lo hacen en solo unos casos. Con lo cual, el fin para el que se instalaron no se cumple.
Nadie tiene la culpa de que dejen de funcionar, pero sí de que no se haga nada por su mantenimiento, no tratándose de un caso puntual, ejemplos como los descritos se encuentran en Pinilla, Tres Cruces, el mengue, avenida de La Frontera y otros peatonales. Si alguien piensa que estas señales luminosas no sirven para nada, bien podía haberlo manifestado en el momento de instalarlas.
Manuel Herrero Alonso
Cómodamente, desde la pantalla de un ordenador, superponiendo planos o con un programa que lo hace casi todo, se toman decisiones de gran alcance, relativas al tráfico de la ciudad, generando conflictos, embotellamientos y dificultades para circular o para estacionar donde antes no los había. Lejos de solucionar problemas, los añaden. En la calle, las cosas se ven de otra manera.
Conscientes de la importancia de que el peatón sea visto, en aquellos puntos donde históricamente ocurrían más accidentes, como en otros que pudieran producirse y, con el fin de evitarlos, un buen día y muchos más después, se instalaron unas advertencias luminosas, incrustadas en el asfalto, en los mismos pasos peatonales. Unos destellos advertían al conductor de que debía extremar las precauciones ante la posible presencia de viandantes. Algo que reforzaba otras señalizaciones y muy de agradecer, porque las marcas horizontales sufren un desgaste, llegando a ser prácticamente borradas, pudiendo pasar desapercibidas a los ojos de quien lleva el volante.
Paralelamente a estos dispositivos, las señales horizontales se sustituyeron por otras con luces LED, tanto en el entorno, como en el dibujo interior, que se encienden intermitentemente. El dispositivo se alimenta de luz solar, de ahí esa placa superior, por lo que no requiere muchas atenciones para un correcto funcionamiento.
Dispositivos, preparados y resistentes, pues tanto la luminaria como la batería de la que se alimentan tienen una vida larga, pero que, llegado un momento, alcanza su fin. Aparte, claro está, de las averías de las que nada está exento. Resultado: que las señales luminosas, para advertir a los conductores de la presencia de una zona donde peatones y vehículos se encuentran, o no funcionan, apenas llegan a iluminarse o lo hacen en solo unos casos. Con lo cual, el fin para el que se instalaron no se cumple.
Nadie tiene la culpa de que dejen de funcionar, pero sí de que no se haga nada por su mantenimiento, no tratándose de un caso puntual, ejemplos como los descritos se encuentran en Pinilla, Tres Cruces, el mengue, avenida de La Frontera y otros peatonales. Si alguien piensa que estas señales luminosas no sirven para nada, bien podía haberlo manifestado en el momento de instalarlas.
Manuel Herrero Alonso





















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