DENUNCIAS
Muchos desperfectos aguardan semanas su arreglo bajo un cono señalizador
Cada año, por Semana Santa los vecinos de la Horta, sabían lo que tocaba. Se arreglaban los desperfectos del pavimento, se colocaban las baldosas sueltas, se volvían a poner en su sitio los adoquines que faltaban y las losas rotas se reponían nuevamente. Y, todo ello, antes de la primera procesión del barrio, en la misma mañana normalmente, a veces el día antes con un poco de suerte.
El resultado, sí, el esperado, tras ser pisoteada por una avalancha de público, el asistente al desfile, quedaba resentida su fijación y a los cuatro días, volvían a encontrarse mal. Un año, planteado este asunto, al concejal correspondiente, respondió, que los arreglos de pavimento, se hacían cuando llegaba el buen tiempo, con lo que fácilmente coincidía con estas fechas tan turísticas para la ciudad. Este año, que no salen las Siete Palabras, parece que las reparaciones, pueden esperar.
Esperando llevan mucho, pero que mucho tiempo, semanas, tantas averías, una aquí, otra allá, en toda la ciudad. La solución aportada es colocar el capirote, rojo señalizando el peligro correspondiente y ya llegará el turno para que su arreglo, cosa que no dudamos, pero, que maneja ciertos inconvenientes. El primero, que el problema suele hacerse mayor, y presentar más complicaciones para su resolución, el segundo, que esos conos los puede mover cualquiera, con lo que el peligro está. Con un ligero despiste, cualquiera puede ser su víctima.
Es evidente, que siempre, estarán mejor señalizadas, que sin esta advertencia y mejor lo estarían reparadas, o incluso con una chapa que salve la situación, pero que sepan que antes de poner el pirulo correspondiente, las avería en cuestión también se pasó muchos días sin nada de nada. Así, en esta semana santa, algunos echaran de menos las procesiones, otros la cuestión económica que arrastra que la ciudad se llene de forasteros, habrá quien tenga que pasar sin el botellón de San Martín, los vecinos del casco antiguo sin el arreglo de su calle y habrá quien sienta nostalgia de los caperuces en la calle. No es lo mismo, no, pero ahí tienen un montón de caperuces rojos y blancos repartidos por las calles. Es lo que hay.
Manuel Herrero Alonso
Cada año, por Semana Santa los vecinos de la Horta, sabían lo que tocaba. Se arreglaban los desperfectos del pavimento, se colocaban las baldosas sueltas, se volvían a poner en su sitio los adoquines que faltaban y las losas rotas se reponían nuevamente. Y, todo ello, antes de la primera procesión del barrio, en la misma mañana normalmente, a veces el día antes con un poco de suerte.
El resultado, sí, el esperado, tras ser pisoteada por una avalancha de público, el asistente al desfile, quedaba resentida su fijación y a los cuatro días, volvían a encontrarse mal. Un año, planteado este asunto, al concejal correspondiente, respondió, que los arreglos de pavimento, se hacían cuando llegaba el buen tiempo, con lo que fácilmente coincidía con estas fechas tan turísticas para la ciudad. Este año, que no salen las Siete Palabras, parece que las reparaciones, pueden esperar.
Esperando llevan mucho, pero que mucho tiempo, semanas, tantas averías, una aquí, otra allá, en toda la ciudad. La solución aportada es colocar el capirote, rojo señalizando el peligro correspondiente y ya llegará el turno para que su arreglo, cosa que no dudamos, pero, que maneja ciertos inconvenientes. El primero, que el problema suele hacerse mayor, y presentar más complicaciones para su resolución, el segundo, que esos conos los puede mover cualquiera, con lo que el peligro está. Con un ligero despiste, cualquiera puede ser su víctima.
Es evidente, que siempre, estarán mejor señalizadas, que sin esta advertencia y mejor lo estarían reparadas, o incluso con una chapa que salve la situación, pero que sepan que antes de poner el pirulo correspondiente, las avería en cuestión también se pasó muchos días sin nada de nada. Así, en esta semana santa, algunos echaran de menos las procesiones, otros la cuestión económica que arrastra que la ciudad se llene de forasteros, habrá quien tenga que pasar sin el botellón de San Martín, los vecinos del casco antiguo sin el arreglo de su calle y habrá quien sienta nostalgia de los caperuces en la calle. No es lo mismo, no, pero ahí tienen un montón de caperuces rojos y blancos repartidos por las calles. Es lo que hay.
Manuel Herrero Alonso

























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.139