ME QUEDA LA PALABRA
Gastos superfluos, privilegios y prebendas
Los partidos políticos se han convertido en verdaderos enemigos del pueblo
Mientras con dinero público, que según la ínclita Carmen Calvo no es de nadie, se nutran, alimenten, existan partidos políticos, sindicatos y patronales; mientras que hombres y mujeres, profesionales de la política, ocupen sus cargos durante más de dos legislaturas o mandatos; mientras 17 autonomías, con miles de políticos y de automóviles, parlamentos, consejerías, empresas públicas, en las que se colocan, a dedo, a militantes de las formaciones políticas, amigos y amigas, familiares y demás cobistas, más las inyecciones económicas, en forma de publicidad, que reciben medios de comunicación, cadenas de radio, prensas escrita y televisiones, España profundizará en su miseria política y económica.
Perdamos toda esperanza en que algún gobierno retire todas esas prebendas que antes en enumerado. Por lo tanto, el español medio, que no milita en partido alguno ni forma parte de sindicatos, ni patronales, ni ejerza cargo político alguno en administraciones del estado central, autonomías, diputaciones y ayuntamientos, se pasará toda su vida pagando impuestos, que viene de imponer, para alimentar esta máquina de gasto superfluo e inútil, que solo sirve para mantener esta dictadura democrática, todo un oxímoron político; de la que ningún hombre independiente puede librarse. Pero los brutales impuestos del ciudadano medio no alcanzan para mantener una Sanidad, herida de muerte, y una Educación que ni educa, ni cultiva, ni llega a las nuevas generaciones, mientras infraestructuras esenciales se deterioran, deforman y quiebran.
Por fijarnos en nuestra ciudad y provincia, vayamos a contabilizar los años que personajes como Martínez-Maíllo, Barrios, Martín Pozo, Fernández Blanco, Antidio Fagúndez, sin citar aquellos que ya se retiraron del ejercicio político, llevan viviendo de la res pública. Y después preguntémonos: qué han hecho por Zamora, por los zamoranos, por nuestro bienestar, qué esperamos de su paso por la res pública. Y convengamos que solo han servido, a cambio de un sueldo muy superior a sus capacidades intelectuales y profesionales, a sus respectivos partidos, en detrimento de los ciudadanos que los votaron, pero que nunca eligieron. Porque el pueblo solo rubrica con su voto una elección de las jerarquías políticas de los partidos.
Y todos ellos, cuando caigan en desgracia, percibirán la pensión más alta del Estado. Y no olvidemos los privilegios y las prebendas de los que han disfrutado durante los ejercicios de sus respectivos cargos.
Por ley, nadie debería pasarse dos legislaturas o dos mandatos, cobrando importantes salarios por su trabajo, en cargos como diputados nacionales, senadores, presidentes y consejeros de comunidades autónomas, procuradores, alcaldes de ciudades y presidentes de diputaciones. Si podrían aportar trabajo y experiencia a cualquier institución pública, pero percibiendo solo dietas para viajes y viandas.
Ese es mi sueño de medidas para que esta democracia mereciese tal nombre, para que esta democracia perteneciese al pueblo, para que el ciudadano tuviese el verdadero poder, no para ejercer como figurante en una comedia política escandalosa. Pero mi deseo jamás se convertirá en realidad, porque ningún partido político tendrá la decencia, el valor, la libertad de hacerse el hara-kiri.
España se desangra económicamente, mientras el pueblo asiste, atontado, hipnotizado, acobardado, a este reparto inicuo, abusivo y arbitrario de sus impuestos por parte de los partidos políticos, verdaderos enemigos del pueblo. España, además, se haya en quiebra moral, tras haber apartado todo atisbo de ética de la vida política y de las relaciones privadas. En España, sobran políticos y se necesitan ciudadanos. No va más.
Eugenio-Jesús de Ávila
Mientras con dinero público, que según la ínclita Carmen Calvo no es de nadie, se nutran, alimenten, existan partidos políticos, sindicatos y patronales; mientras que hombres y mujeres, profesionales de la política, ocupen sus cargos durante más de dos legislaturas o mandatos; mientras 17 autonomías, con miles de políticos y de automóviles, parlamentos, consejerías, empresas públicas, en las que se colocan, a dedo, a militantes de las formaciones políticas, amigos y amigas, familiares y demás cobistas, más las inyecciones económicas, en forma de publicidad, que reciben medios de comunicación, cadenas de radio, prensas escrita y televisiones, España profundizará en su miseria política y económica.
Perdamos toda esperanza en que algún gobierno retire todas esas prebendas que antes en enumerado. Por lo tanto, el español medio, que no milita en partido alguno ni forma parte de sindicatos, ni patronales, ni ejerza cargo político alguno en administraciones del estado central, autonomías, diputaciones y ayuntamientos, se pasará toda su vida pagando impuestos, que viene de imponer, para alimentar esta máquina de gasto superfluo e inútil, que solo sirve para mantener esta dictadura democrática, todo un oxímoron político; de la que ningún hombre independiente puede librarse. Pero los brutales impuestos del ciudadano medio no alcanzan para mantener una Sanidad, herida de muerte, y una Educación que ni educa, ni cultiva, ni llega a las nuevas generaciones, mientras infraestructuras esenciales se deterioran, deforman y quiebran.
Por fijarnos en nuestra ciudad y provincia, vayamos a contabilizar los años que personajes como Martínez-Maíllo, Barrios, Martín Pozo, Fernández Blanco, Antidio Fagúndez, sin citar aquellos que ya se retiraron del ejercicio político, llevan viviendo de la res pública. Y después preguntémonos: qué han hecho por Zamora, por los zamoranos, por nuestro bienestar, qué esperamos de su paso por la res pública. Y convengamos que solo han servido, a cambio de un sueldo muy superior a sus capacidades intelectuales y profesionales, a sus respectivos partidos, en detrimento de los ciudadanos que los votaron, pero que nunca eligieron. Porque el pueblo solo rubrica con su voto una elección de las jerarquías políticas de los partidos.
Y todos ellos, cuando caigan en desgracia, percibirán la pensión más alta del Estado. Y no olvidemos los privilegios y las prebendas de los que han disfrutado durante los ejercicios de sus respectivos cargos.
Por ley, nadie debería pasarse dos legislaturas o dos mandatos, cobrando importantes salarios por su trabajo, en cargos como diputados nacionales, senadores, presidentes y consejeros de comunidades autónomas, procuradores, alcaldes de ciudades y presidentes de diputaciones. Si podrían aportar trabajo y experiencia a cualquier institución pública, pero percibiendo solo dietas para viajes y viandas.
Ese es mi sueño de medidas para que esta democracia mereciese tal nombre, para que esta democracia perteneciese al pueblo, para que el ciudadano tuviese el verdadero poder, no para ejercer como figurante en una comedia política escandalosa. Pero mi deseo jamás se convertirá en realidad, porque ningún partido político tendrá la decencia, el valor, la libertad de hacerse el hara-kiri.
España se desangra económicamente, mientras el pueblo asiste, atontado, hipnotizado, acobardado, a este reparto inicuo, abusivo y arbitrario de sus impuestos por parte de los partidos políticos, verdaderos enemigos del pueblo. España, además, se haya en quiebra moral, tras haber apartado todo atisbo de ética de la vida política y de las relaciones privadas. En España, sobran políticos y se necesitan ciudadanos. No va más.
Eugenio-Jesús de Ávila






















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