DENUNCIAS
Muchos para usar, pocos para pagar
Espacios privados de dominio público
Con un público que demanda estar en la calle, después de soportar tantas restricciones, pero con unas limitaciones horarias que impiden a los establecimientos de ocio nocturno, proporcionar ese lugar de reuniones, queda la calle. Lo cierto es que, no solo de noche y tampoco siempre de botellón, no falta quien busca ese rincón apartado para apurar el contenido de una lata. Nada que objetar, si el comportamiento es el debido. No siempre ocurre así, a veces esa bolsa, ese bote o en el peor de los casos esa botella, vino de la mano de alguien, pero no regresó como debiera, a la primera papelera. El suelo es su destino. Los vecinos lo soportan hasta que los servicios de limpieza proceden a retirar todo, en las jornadas posteriores.
Pero hay espacios privados, pero de dominio público, que pertenecen a una comunidad de propietarios, pero por los que puede pasar cualquiera, donde los servicios municipales de limpieza no actúan y son los dueños los que tienen que asumir el coste de la limpieza, de esa calle, de ese pasaje, de ese porche. No, una limpieza ordinaria, una incrementada con la retirada de esos restos dejados allí, como gratitud de quienes han hecho uso y abuso de lo que no es suyo, que no se han conformado, con pasar agradeciendo la cortesía de quienes se lo permiten, o estar, sino que dejan sus basuras.
Cuando, la comunidad afectada no realiza una limpieza con cierta periodicidad, porque supone un elevado coste, las basuras se acumulan en rincones, suponiendo un problema de salubridad, que afecta en primer lugar a los residentes, pero que por extensión nos afecta a todos. La solución no parece fácil, porque está en el civismo, que no hay, y parece difícil de remediar. Así los afectados, victimas, deberán continuar soportando los desechos dejados, por quienes osan pasar por esas propiedades privadas y asumir cada cierto tiempo el coste de la limpieza.
Habrá quien opine que si son los zamoranos los ensuciadores, sea el Ayuntamiento, los servicios municipales, quien proporcione limpieza aunque sea de vez en cuando. Otros, en cambio, pensarán, que sean los titulares de la propiedad quienes lo asuman, como realmente le corresponda y que en tal caso desde la Concejalía se intervenga para solventar el problema. En fin, lo que hay, ahí está.
Manuel Herrero Alonso
Con un público que demanda estar en la calle, después de soportar tantas restricciones, pero con unas limitaciones horarias que impiden a los establecimientos de ocio nocturno, proporcionar ese lugar de reuniones, queda la calle. Lo cierto es que, no solo de noche y tampoco siempre de botellón, no falta quien busca ese rincón apartado para apurar el contenido de una lata. Nada que objetar, si el comportamiento es el debido. No siempre ocurre así, a veces esa bolsa, ese bote o en el peor de los casos esa botella, vino de la mano de alguien, pero no regresó como debiera, a la primera papelera. El suelo es su destino. Los vecinos lo soportan hasta que los servicios de limpieza proceden a retirar todo, en las jornadas posteriores.
Pero hay espacios privados, pero de dominio público, que pertenecen a una comunidad de propietarios, pero por los que puede pasar cualquiera, donde los servicios municipales de limpieza no actúan y son los dueños los que tienen que asumir el coste de la limpieza, de esa calle, de ese pasaje, de ese porche. No, una limpieza ordinaria, una incrementada con la retirada de esos restos dejados allí, como gratitud de quienes han hecho uso y abuso de lo que no es suyo, que no se han conformado, con pasar agradeciendo la cortesía de quienes se lo permiten, o estar, sino que dejan sus basuras.
Cuando, la comunidad afectada no realiza una limpieza con cierta periodicidad, porque supone un elevado coste, las basuras se acumulan en rincones, suponiendo un problema de salubridad, que afecta en primer lugar a los residentes, pero que por extensión nos afecta a todos. La solución no parece fácil, porque está en el civismo, que no hay, y parece difícil de remediar. Así los afectados, victimas, deberán continuar soportando los desechos dejados, por quienes osan pasar por esas propiedades privadas y asumir cada cierto tiempo el coste de la limpieza.
Habrá quien opine que si son los zamoranos los ensuciadores, sea el Ayuntamiento, los servicios municipales, quien proporcione limpieza aunque sea de vez en cuando. Otros, en cambio, pensarán, que sean los titulares de la propiedad quienes lo asuman, como realmente le corresponda y que en tal caso desde la Concejalía se intervenga para solventar el problema. En fin, lo que hay, ahí está.
Manuel Herrero Alonso



























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.209