EL CONSENSO
¿qué es justo?
Pedro Calzada @peterRoad
Para responder a esta pregunta merece la pena fijarse en la Teoría de la Justicia de John Rawls, cuyo pensamiento es quizá el más relevante desde mediados del siglo XX. Este profesor universitario norteamericano formuló en 1971 una idea de Justicia que se basa principalmente en aunar dos principios básicos que, en la Guerra Fría parecían opuestos: igualdad y libertad.
Propone Rawls un ejercicio muy interesante que nos ayudará a elegir un modelo de sociedad justo. Imaginemos que tenemos que decidir qué valores serán predominantes en una sociedad futura que empiece de cero. Cada uno de nosotros no sabríamos qué posición ocuparemos en tal sociedad de forma que nos preguntaríamos ¿seré rico o pobre? ¿Estaré sano o enfermo? Es el llamado “velo de la ignorancia”.
Dada la ignorancia de nuestras futuras condiciones llegaríamos de manera prudente a un “contrato social” equilibrado y justo. Aceptaríamos una sanidad pública universal pero también un sistema meritocrático que permita tener una mejor vida a quien más trabaje.
Lo anterior es solo un ejercicio teórico que no se dará jamás en la realidad porque todos conocemos nuestras cartas: sabemos si somos ricos o pobres, si estamos sanos o enfermos y si podemos acudir o no a la escuela y la universidad. Sin embargo, imaginarnos de vez en cuando tras “el velo de la ignorancia” nos puede servir para fijar en nuestro ideales, lo que consideramos justo y lo que no.
Para responder a esta pregunta merece la pena fijarse en la Teoría de la Justicia de John Rawls, cuyo pensamiento es quizá el más relevante desde mediados del siglo XX. Este profesor universitario norteamericano formuló en 1971 una idea de Justicia que se basa principalmente en aunar dos principios básicos que, en la Guerra Fría parecían opuestos: igualdad y libertad.
Propone Rawls un ejercicio muy interesante que nos ayudará a elegir un modelo de sociedad justo. Imaginemos que tenemos que decidir qué valores serán predominantes en una sociedad futura que empiece de cero. Cada uno de nosotros no sabríamos qué posición ocuparemos en tal sociedad de forma que nos preguntaríamos ¿seré rico o pobre? ¿Estaré sano o enfermo? Es el llamado “velo de la ignorancia”.
Dada la ignorancia de nuestras futuras condiciones llegaríamos de manera prudente a un “contrato social” equilibrado y justo. Aceptaríamos una sanidad pública universal pero también un sistema meritocrático que permita tener una mejor vida a quien más trabaje.
Lo anterior es solo un ejercicio teórico que no se dará jamás en la realidad porque todos conocemos nuestras cartas: sabemos si somos ricos o pobres, si estamos sanos o enfermos y si podemos acudir o no a la escuela y la universidad. Sin embargo, imaginarnos de vez en cuando tras “el velo de la ignorancia” nos puede servir para fijar en nuestro ideales, lo que consideramos justo y lo que no.
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