Viernes, 12 de Septiembre de 2025

Mª Soledad Martín Turiño
Domingo, 22 de Agosto de 2021
ZAMORANA

El país del burka y el miedo

[Img #56070]En este poderoso siglo XXI donde vivimos la gente acomodada, el llamado primer mundo, la sociedad occidental, esa que no carece de nada, que satisface sus caprichos, que se permite lujos inimaginables en otros lugares; aún a pesar de que haya parados o gente que vive con cierta penuria, carencias que ciertamente no deberían existir; pero nadie muere de hambre, ni teme por su vida.

 

En estos días el mundo está conmocionado entre baño de playa y paella de chiringuito cuando ponen en las noticias la situación de caos absoluto de un país llamado Afganistán, tomado por todo un ejército talibán que impone su ley con una estricta interpretación de la sharía, que represalia a quienes han trabajado para otros países, que anula a la mujer hasta el punto de extinguirla, que desprecia todo cuanto sea un avance incluso para ellos mismos.

 

Las potencias extranjeras permanecen impávidas, les ha pillado por sorpresa la rápida, aunque esperada toma de Kabul, sin resistencia, y ahora, pese a los muertos autóctonos y foráneos desde años en este país, las decisiones se miden con tiento, porque el enemigo es potente y ya ha hecho saber al mundo como pueden ser sus represalias. 

 

Cada día, cada minuto cuenta, porque el temor está instalado en cada casa donde se encierran los perseguidos, en los comercios cerrados, en las calles solo pisadas por hombres, en los fusiles que cuelgan del hombro de personas que disparan al aire y también a otros para demostrar su fuerza. Los organismos internaciones han de actuar con rapidez porque el tiempo va en su contra; sospechamos que en breve habrá un derramamiento de sangre, que tornarán los castigos, ya han empezado las violaciones…. La diplomacia internacional es ahora cuando debe trabajar a fondo, las grandes potencias unirse y tomar una posición común; acoger exiliados para salvarles la vida o darles una alternativa para que no se vean condenados a una muerte segura. No se puede permitir que un país que empezaba a salir de su ostracismo, que las mujeres ya podían estudiar, trabajar, disponer de su vida y plantearse un futuro, se vean abocadas a perderlo todo y encerrarse tras la invisibilidad forzada de un burka y un retroceso dictatorial sin solución.

 

Sin embargo, el mal también tiene aliados porque aquellas tierras poseen importantes riquezas naturales: bauxita, cobre, hierro o litio y ya hay países que se frotan las manos apoyando aquella barbarie con el fin de formar parte del pastel.

 

Decía Edmund Burke que “lo único que tiene el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada”. ¡Cuánta razón!

 

Mª Soledad Martín Turiño

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