Los parques biosaludables, sin luz en las Pallas

Uno de estos días, sin que ya nada sorprenda a nadie, un transeúnte paseaba su pollo por el parque biosaludable de La Horta, gustaba el animal del lugar, puesto que no quería volver a la caja de cartón agujereada en donde había sido transportado. 

Fue la gula, ante los apetitosos gusanitos ofrecidos de la bolsa en la que ya quedaban pocos, la que atrajo al pollo hacia su propietario, que consiguió atraparlo y llevárselo, quedando el parque a disposición de los que quieran utilizarlo para hacer ejercicio, sentarse o columpiarse. 

El ave disfrutó del espacio de recreo como algo extraordinario, porque le permitió correr a su gusto y picar donde le dio la gana. Teniendo una cresta en la cabeza, resulta fácil conformarlo, teniendo algo más, como tenemos los vecinos, seguimos denunciando que ese terreno público vallado, desde el parque hasta la iglesia, cedido temporalmente a una empresa constructora y sin uso durante años, vuelva al pueblo, para que, una vez acondicionado ,se amplíe la zona recreativa. Cosa que ya deberían de haber ejecutado de oficio los responsables, o no tanto, municipales, en vez de tratarnos como a pollos.

La demanda de estos parques para practicar deporte al aire libre y en cualquier momento del día, con un claro ejemplo en el de la entrada de Valorio, hizo que el Ayuntamiento multiplicará la oferta de los ya existentes. Sustituyendo los aparatos casi inservibles en la playa de Los Pelambres, por unos modernos antivandálicos. Donde los gamberros poco daño pueden hacer, aunque ya han arrancado el vinilo donde se indican los ejercicios posibles a realizar. Otro similar lo situaron en  zona de las Pallas, donde no falta detalle. Sí, alguno puede echarse en falta (resultado de realizar los proyectos desde los despachos sin asomarse a la calle): la luz. Efectivamente, porque carece de iluminación específica, en otros casos no ha sido necesario, porque en las zonas donde se instalaron ya existía el alumbrado público conveniente.

En el paseo ribereño, solo alcanza para alumbrar el carril bici, en el parque, no hay; con la excepción de la pista cercana de skateboard donde sí lo tuvieron en cuenta. Con lo que si alguien, a partir de cierta hora (en invierno a media tarde se hace de noche), quiere practicar deporte, que se las apañe a oscuras y saque el móvil para ver, al menos, esas marcas indicativas.

Manuel Herrero Alonso