La acción política capital de Francisco J. Requejo: la compra de los terrenos de Barcial

Hacía mucho tiempo que un político, Francisco José Requejo, jamás  un profesional de la res pública, no realizaba una labor tan extraordinaria en la Diputación de Zamora, institución que, desde tiempo secular, solo ofreció malas nuevas, dar que hablar,  de nuestra provincia a la prensa nacional. Verbigracia: compra de un, -o quizá dos- diputado socialista, Antorrena, para permitir que el PP continuase gobernando en el Hospital de la Encarnación, para romper el pacto entre PSOE-CDS, que llevaría a la  Presidencia  de la Diputación al socialista Manuel Riesco.

Sucedió aquello el 1 de agosto de 1987. Primer  suceso que fructificó en la democracia española de cambiar la voluntad de un político con dinero. Después, el caso Zamora, cuando el presidente de la Diputación, J.Antolín Martín, denunció que, en tiempos pretéritos, se dio un trasiego de maletines, concesión de obras de manera digital a los empresarios más cercanos a los populares,  en la institución que él después presidió. Ya sabe el lector como concluyó aquel suceso: moción de censura del PP contra el presidente más honrado, cabal, laborioso y honorable que presidió la Diputación Provincial,  siempre motivo para la discordia, la duda y el bochorno. A él se deben, entre otras cuestiones, IFEZA, la restauración del Convento de San Francisco, sede del FRAH, de La Alhóndiga, de la iglesia de la Encarnación, Pabellón Polideportivo de la Diputación, más puentes, carreteras y otras acciones de importancia para Zamora y su provincia.

Desde hace dos años, Francisco J. Requejo, de Ciudadanos, gobierna la institución, tras llegar a un acuerdo con el PP para presidirla. Hecho insólito, porque la formación naranja, hoy en día en declive, solo tiene un escaño en el Hospital de la Encarnación. Pero, hasta ahora, salvo un revés, una zancadilla, una china,  en un Pleno, la coalición parece funcionar.

Requejo piensa y ejecuta. Por ejemplo: la Silver Economy, el Polígono Tecnológico en La Aldehuela, que parece empieza a dar sus frutos; primer político que exigió a Renfe la reanudación del tren madrugador; ha duplicado el presupuesto para el turismo de la provincia; convertirá la Casa de Zamora en Madrid, tras una magnífica remodelación, en una embajada de nuestra provincia para que las empresas zamoranas se reúnan con inversores madrileños, nuestra cultura se dé a conocer en la capital de España; presencia de Zamora en Japón y Corea del Sur para dar a conocer nuestros productos,   y, lo que para mí me parece su acción capital como político: la compra de los terrenos de Barcial del Barco para que la Biorrefinería Multifuncional, idea del ingeniero zamorano-leonés Vicente Merino Febrero se construya, en lo que será la mayor inversión privada de la historia en nuestra geografía provincial.

Además de sus obras, su persona viene demostrando un saber estar modélico. Nunca se enoja, o, al menos, lo disimula mejor que nadie. Ha demostrado ser un auténtico liberal. Conoce el dicho evangélico aquel de que “tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha”. Discreto, sencillo, mide las palabras y no comete faltas de ortografía al hablar, hecho poco habitual en otros políticos.

Ahora bien, lo que motiva este artículo radica en una entrevista en ese periódico que se edita aquí, pero con capital foráneo. Se le formulan preguntas de las que se conocen las respuestas. No obstante, se olvidaron, lógico en ese diario, de cuestionarle su máximo logro político hasta la fecha: cómo ha hecho posible la compra de los terrenos de Barcial; quién, durante este tiempo, le ha puesto “chinitas” en esa gestión; por qué le convenció el proyecto de Merino; si hubo presiones políticas o empresariales para que desatendiera la propuesta del joven ingeniero; si alguien, dentro de la casa, ralentizó los trámites burocráticos para que el proceso de compra se olvidase, pasase a beneficio de inventario, se perdiese.

La Biorrefinería Multifuncional cambiará nuestra provincia. Nada será igual, no ya cuando entre en pleno funcionamiento, sino cuando comiencen las grandes obras. Se terminaron monopolios y presiones sobre la agricultura, aquello de “hay las lentejas, si quieres las comes y sino las dejas”.  De ahí, que, desde que Merino presentó, ya hace 14 años, su idea, políticos, algunos fallecidos, y empresarios, ahora en decadencia, intentaran destrozar el proyecto, apoyados en los medios de comunicación que pastorean con la publicidad pública o privada.

Ya sabemos, desde hace tiempo,  quiénes se han puesto en contra del progreso de la provincia, de parte de su decadencia económica, del caciquismo secular, de la despoblación. Pura hipocresía.

Requejo, como empresario, entendió, desde la primera conversación de Merino, la importancia de este proyecto. Todo fueron facilidades, apoyos, ayudas. Nunca se olvidó de la Biorrefinería y de su importancia para la provincia. Por esta razón, había que preguntarle, cuestionarle y loarle después. Porque es, de momento, su acción capital, sin olvidar otros deseos (ideas) que ya ha convertido en realidad. Y todavía le quedan dos años por delante, siempre que el PP no quiera joderla.

Si el actual presidente de la Diputación se cortase la coleta política, Zamora perdería al político más dotado, preparado y dispuesto a transformarla.

Eugenio-Jesús de Ávila