CLIMA
El cambio climático
Una amenaza que no distingue entre animales, plantas o humanos
Cuando converso sobre el cambio climático, siempre me hacen la pregunta ¿por qué debería importarme? Y aunque es fácil responder a tal interrogante, me veo obligada a compartir mi respuesta públicamente porque es necesario que como comunidad seamos conscientes de la crisis climática que atravesamos y nos unamos para buscar soluciones que mitiguen sus efectos e impactos.
Es importante diferenciar entre calentamiento global y cambio climático. El primero alude al aumento continuado de las temperaturas causadas por la acción humana. El segundo se refiere al aumento de temperaturas y sus consecuencias con relación a los fenómenos meteorológicos extremos.
En la atmósfera hay una compleja mezcla de gases que rodean la Tierra, que cumplen unas funciones determinadas y además hacen posible la vida.
La mayor parte de la energía procedente del Sol llega a la superficie terrestre y ésta la devuelve a la atmósfera en forma de radiación infrarroja. Esta radiación es a su vez absorbida y reenviada en todas direcciones por algunos componentes de la atmósfera (vapor de agua, dióxido de carbono, metano, óxido de nitrógeno y ozono) y de este modo queda retenida haciendo que se caliente. Estos componentes son los denominados gases de efecto invernadero, los cuales ayudan a conservar el calor en la Tierra al mismo tiempo que hacen posible que nuestro planeta sea habitable.
Desde la Revolución Industrial, los países desarrollados han producido cantidades crecientes de gases de efecto invernadero quemando los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural para impulsar nuestros vehículos, hacer funcionar las industrias y generar la energía eléctrica que consumimos en nuestras casas. Por otro lado, la tala de los bosques también contribuye a aumentar las concentraciones de gases de efecto invernadero en nuestro planeta: la fotosíntesis es un proceso que elimina el carbono de la atmósfera. Es una reacción química que las plantas usan para fabricar sus propios alimentos. Si muchos árboles se destruyen y no se reemplazan, hay menos plantas para eliminar este carbono del aire.
El cambio climático es uno de los grandes problemas que acontece a la humanidad en los últimos tiempos. La frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos como lluvias, olas de calor, sequías, incendios forestales, huracanes, tormentas, la disminución de la extensión del hielo y de las capas de nieve, el aumento del nivel medio del mar (que eventualmente ocasiona que muchas islas pequeñas queden cubiertas por éste), el aumento de la temperatura (calienta las aguas oceánicas, lo cual altera los ecosistemas marinos, provocando la migración y a la desaparición de especies), los fenómenos geológicos (terremotos, tsunamis o erupciones volcánicas) son las principales evidencias que lo corroboran.
Suena alarmante pero lo cierto es que la realidad ya está demostrando que es una amenaza que no distingue entre animales, plantas o humanos; nos afecta a todos y hay que actuar con urgencia. Nuestro planeta, para sostener su humanidad, cada vez mayor y más agresiva con el medio ambiente que la sustenta, necesita de todo un conjunto de actuaciones sólo posibles si van acompañadas de un cambio de mentalidad. En una sociedad democrática no es posible que los Gobiernos actúen en una determinada dirección si no hay consenso social favorable. Y no solo en las palabras, sino también en las actitudes.
Emilia Casas
Cuando converso sobre el cambio climático, siempre me hacen la pregunta ¿por qué debería importarme? Y aunque es fácil responder a tal interrogante, me veo obligada a compartir mi respuesta públicamente porque es necesario que como comunidad seamos conscientes de la crisis climática que atravesamos y nos unamos para buscar soluciones que mitiguen sus efectos e impactos.
Es importante diferenciar entre calentamiento global y cambio climático. El primero alude al aumento continuado de las temperaturas causadas por la acción humana. El segundo se refiere al aumento de temperaturas y sus consecuencias con relación a los fenómenos meteorológicos extremos.
En la atmósfera hay una compleja mezcla de gases que rodean la Tierra, que cumplen unas funciones determinadas y además hacen posible la vida.
La mayor parte de la energía procedente del Sol llega a la superficie terrestre y ésta la devuelve a la atmósfera en forma de radiación infrarroja. Esta radiación es a su vez absorbida y reenviada en todas direcciones por algunos componentes de la atmósfera (vapor de agua, dióxido de carbono, metano, óxido de nitrógeno y ozono) y de este modo queda retenida haciendo que se caliente. Estos componentes son los denominados gases de efecto invernadero, los cuales ayudan a conservar el calor en la Tierra al mismo tiempo que hacen posible que nuestro planeta sea habitable.
Desde la Revolución Industrial, los países desarrollados han producido cantidades crecientes de gases de efecto invernadero quemando los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural para impulsar nuestros vehículos, hacer funcionar las industrias y generar la energía eléctrica que consumimos en nuestras casas. Por otro lado, la tala de los bosques también contribuye a aumentar las concentraciones de gases de efecto invernadero en nuestro planeta: la fotosíntesis es un proceso que elimina el carbono de la atmósfera. Es una reacción química que las plantas usan para fabricar sus propios alimentos. Si muchos árboles se destruyen y no se reemplazan, hay menos plantas para eliminar este carbono del aire.
El cambio climático es uno de los grandes problemas que acontece a la humanidad en los últimos tiempos. La frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos como lluvias, olas de calor, sequías, incendios forestales, huracanes, tormentas, la disminución de la extensión del hielo y de las capas de nieve, el aumento del nivel medio del mar (que eventualmente ocasiona que muchas islas pequeñas queden cubiertas por éste), el aumento de la temperatura (calienta las aguas oceánicas, lo cual altera los ecosistemas marinos, provocando la migración y a la desaparición de especies), los fenómenos geológicos (terremotos, tsunamis o erupciones volcánicas) son las principales evidencias que lo corroboran.
Suena alarmante pero lo cierto es que la realidad ya está demostrando que es una amenaza que no distingue entre animales, plantas o humanos; nos afecta a todos y hay que actuar con urgencia. Nuestro planeta, para sostener su humanidad, cada vez mayor y más agresiva con el medio ambiente que la sustenta, necesita de todo un conjunto de actuaciones sólo posibles si van acompañadas de un cambio de mentalidad. En una sociedad democrática no es posible que los Gobiernos actúen en una determinada dirección si no hay consenso social favorable. Y no solo en las palabras, sino también en las actitudes.
Emilia Casas
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