Eugenio de Ávila
Lunes, 27 de Septiembre de 2021
PASIÓN POR ZAMORA

Remedios a la decadencia económica y social de Zamora

José María Esbec, presidente de la CEOE-Cepyme, dijo hoy que hay que poner "remedio" a la situación que padece nuestra ciudad

Reunión de Zamora 10José María Esbec, presidente de la Patronal, ha dicho hoy, en presencia del presidente regional de la CEOE, que hay que poner “remedio” a la situación económica y social de nuestra ciudad y, por ende, de nuestra provincia. De acuerdo con este hombre con profundas raíces comerciales en Zamora, desde el siglo XIX, cuando su familia abrió su primera tienda en la ciudad del Romancero. Pero la pregunta resulta obvia: ¿Cómo?

 

Él enfatizó en la instalación en Monte la Reina de dos batallones del Ejército español. Muy bien. Pero ese proyecto no depende de las instituciones zamoranas ni de la Junta, sino del Gobierno sanchista, que quiere que, entre todos, aporten esos 85 millones del coste desea inversión, que podría cambiar, en parte, la deriva hacia la nada de nuestra tierra.

 

Voy a ser clarito. A Zamora le ha faltado siempre tejido empresarial, inversores auténticos, una burguesía que arriesgue, que piense, que busque ideas para desarrollar en Zamora. Siempre hay excepciones, pero son tan contadas, que no nos sirven para transformar nuestra decadencia económica y demográfica.

 

Si Zamora ofrece extraordinarias materias primas, pero  no da empresarios; si tampoco hay intelectuales que denuncien el actual estado de las cosas, que plantean ideas, que propongan salidas; si una gran parte de los zamoranos padece eso que he definido como apatía antropológica; si la prensa solo escribe y habla con la voz y la pluma de su amo; si los funcionarios lo tienen todo hecho; si los partidos políticos nacionales y sus diputados, senadores y procuradores se preocupan más de obedecer las órdenes de sus respectivas jerarquías que de escuchar al pueblo,  solo nos queda, al que tenga fe, a las almas pías, rezar.

 

Ahora mismo, en este inicio de la tercera década del siglo XXI, las inversiones del Estado en Zamora me parecen perentorias. Esta provincia se hunde sin aportaciones públicas. Y lo escribe un liberal convencido. La capital de la provincia, como vengo escribiendo desde que era un joven con cabello largo e ideas ácratas, empezó a desmoronarse cuando el felipismo, en un afán liberaloide, en desestatilizar  Zamora: traslado del Regimiento de Toledo y cierres de la Prisión Provincial, Universidad Laboral, líneas férreas, más una profunda y silente reconversión agroganadera, exigida por Francia para entrar en Europa.

 

Como apenas había empresarios entonces, segunda mitad de la década de los 80, se iniciaron la decadencia económica y la despoblación rural. Ya, en este centuria, la venta on line mató el comercio. Nos queda el turismo y poco más. La Biorrefinería de Barcial y Monte la Reina como infraestructura militar.

 

No obstante, también podría ser una solución, que también vengo apoyando, la formación de un partido zamorano, interclasista, reivindicativo, racional y visceralmente, con pocas aportaciones de la política profesional. Yo le pediría a Francisco Jose Requejo que, cuando Ciudadanos desaparezca de nuestra tierra, dé un paso al frente y apueste por una formación zamorana, que, sin duda, encontrará representación en todas las cámaras legislativas y obtendrá también poder en las instituciones locales, ayuntamientos y Diputación. Se lo pido a Viriatos, a su portavoz y alma máter, Ana Morillo; también a otras formaciones políticas minoritarias, como UPL, con la que se podría pactar a nivel del Reino de León, y PREPAL, e incluso Tercera Edad en Acción, que lidera Antonio Requejo. Necesitamos ese partido para las próximas elecciones locales, regionales y legislativas. Porque esto se hunde. Y, por supuesto, a Zamora10, como representante de un sector empresarial abierto, liberal, valiente, decidido.

 

Hasta aquí he dado respuesta al ruego, casi lacrimógeno, de José María Esbec: poner remedio a la situación económica y social de Zamora. Pero un servidor solo es un periodista provinciano que ama mucho a su tierra, que le duele tanto como a Unamuno España.

 

Eugenio-Jesús de Ávila

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