Eugenio de Ávila
Martes, 12 de Octubre de 2021
PASIÓN POR ZAMORA

Monte la Reina: la política al servicio del pueblo

Esteban PedrosaDebo confesar que este verano concluí, para mi pena y tristeza, que Monte la Reina jamás volvería a restaurarse como instalación militar. Me habían dicho, fuentes bien informadas, que, o las instituciones públicas y privadas zamoranas y la Junta  pagaban a toca teja los 85 millones en los que se cifraba el presupuesto para transformar el viejo campamento miliar, o jamás ese sueño se convertiría en realidad.

 

Ahora me formulo una cuestión esencial: ¿Qué ha pasado para que Pedro Sánchez decidiese cambiar su parecer sobre Monte la Reina? No lo sé. Sí conozco que los eruditos militares, tenientes generales, como el caso del Valera, consideraron siempre el viejo campamento como espacio extraordinario, privilegiado para el Ejército español e incluso para europeos, que, probablemente, vendrá aquí a realizar maniobras cuando se halle en pleno funcionamiento. Monte la Reina no será una instalación más, sino un complejo militar muy avanzado.

 

Si el presidente Sánchez ha cambiado de parecer podría deberse a la estima personal que profesa a Antidio Fagúndez, que, de no haberse concretado el proyecto, debería haberse exiliado a Tras os Montes. Es broma. Pero el político zamorano carecería de argumentos para explicar a la sociedad zamorana el incumplimiento de una promesa del presidente, enfatizada por él mismo. Solo le faltaría a Fagúndez pasar a formar parte ya de la ejecutiva nacional del PSOE.

 

Soy persona escéptica. Una especie de apóstol Tomás de la política y del periodismo. Creo lo que veo. Pero, después de las respuestas del diputado nacional del PSOE, momentos antes de celebrarse los actos de la Festividad del Pilar, Patrona de la Guardia Civil, en el Cuartel de la Benemérita, apuesto todo o nada a que Monte la Reina será una hermosa realidad para nuestra tierra. La entrevista con Fagúndez, que  habrá podido leer el lector en nuestras redes sociales, esclarecedora. Diáfano. Intentar convencer ahora a los zamoranos que se trata de una mentira más de Sánchez, que nunca se pondrá un solo ladrillo en Monte la Reina y que nos volverán a engañar los políticos por enésima vez lo considero propio de gente retorcida, malsana y ganapanes.

 

Ojalá Rajoy, con el enorme poder que manejo, y su mano derecha, siniestra o lo que fuere, Martínez Maíllo, hubiese destinado un montante de tal índole para inversiones del Estado que hubiesen sacado a Zamora de su decadencia económica y social. Y no se me venga con lo del AVE y su llegada y paso por nuestra ciudad, porque solo se debió a la inercia.

 

Monte la Reina es un proyecto por y para nuestra provincia. Punto. Otra cuestión, que debe dar lugar a reflexionar a nuestras instituciones y políticos, radica en hacer de Zamora y Toro ciudades amables, deseables y deseadas, seductoras para los militares y sus familias. Hay que hacer aún más bellas y funcionales tanto la ciudad del Romancero como la de Doña Elvira para que se queden aquí a vivir, compren viviendas, gasten en nuestros comercios, vayan al cine, acudan a actos culturales a nuestros teatros, se diviertan en pubs y cafeterías, degusten nuestras viandas  en nuestros cuerpos y realicen viajes de recreo por Sanabria, Arribes del Duero, Villafáfila, etc. Hay que darles también cultura de paisaje.

 

He escrito, con reiteración, hasta hacerme pesado, que Zamora solo saldría de su deriva hacia la nada, si el Estado invertía aquí. Porque hay pocos empresarios en esta tierra con fuste para el riesgo y la creación de puestos de trabajo. El cerebro colectivo zamorano gusta más de función pública, oposición y puesto para toda la vida –no se puede ser más conservador- que de apostar y exponer su capital, su patrimonio, para crear riqueza.

 

El Gobierno Sánchez, al que tanto he criticado, me ha sorprendido. Fagúndez, al que también he reprobado por su silencio y, en apariencia, inacción, ha demostrado que piensa en Zamora y en sus paisanos. Por tanto, todo bien nacido en nuestra tierra ahora sabrá sonreír al futuro y olvidarse de ese pasado efímero. Estamos ante un renacimiento de la vieja ciudad de Doña Urraca,  Vellido Dolfos y de Arias Gonzalo. La bien cercada ciudad leonesa.

 

Quizá en los dos próximos años, si Monte la Reina y la Biorrefinería de Barcial del Barco, ingenio y genio de Vicente Merino Febrero, empiezan a funcionar y la N-122 entre Zamora y la frontera lusa conoce sus primeras obras, las futuras generaciones de zamoranos apuesten por vivir aquí, donde nacieron y querrán morir. Por una vez, la política y los políticos sirven a quién se deben: el pueblo.

Postdata: El Día de Zamora fue el primer medio de comunicación de nuestra ciudad y provincia que hablò de la posibilidad de que Monte la Reina se convirtiese en una instalación militar de importancia. Y el único que, desde hace 14 años creyó en Vicente Merino y su Biorrefinería Multifuncional. No va más.

Eugenio-Jesús de Ávila

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