PASIÓN POR ZAMORA
Nacer y morir, si se desea, en Zamora
![[Img #57951]](https://eldiadezamora.es/upload/images/10_2021/6854_castel.jpg)
“El País”, el periódico más importante y leído de España, escribe sobre Monte la Reina. Titula: “Un cuartel para ganar la guerra a la despoblación”. Invito a leerlo. Muchos zamoranos, hoy, habrán adquirido este diario y leído esta información. Me parece magnífico que nuestra tierra tome protagonismo debido a una noticia positiva. Si bien, se dice que Zamora es la provincia que “más sufre” la despoblación. Nada nuevo. Absoluta verdad.
Hay gente que exige que no se busquen culpables, que no escriba sobre el pasado. Yo, entre otras cosas, soy historiador, perdón por colocarme en primera persona, pero creo que debo esclarecer para desfacer entuertos. Y por supuesto que hay reos del estado, lamentable, decadente que vive Zamora, tanto en lo económico como en lo social.
Zamora expulso población rural, la que carecía de tierras, en la segunda década y primeros años de los sesenta, en pleno franquismo, antes del punto de inflexión del régimen, cuando el sector falangista, socializante, los que creían, como los izquierdistas de ahora que el Estado debería gastar y gastar, perdió poder en beneficio del Opus Dei, gente de ideas liberales, que quitaron el corsé económico a la dictadura.
Los zamoranos eligieron para emigrar, además de Europa occidental, Bilbao y Madrid. Barcelona quedaba muy lejos, aunque también hubo quién se fue para aquella región española. No obstante, el cambio económico del régimen, contribuyó a crear empresas de cierta importancia en Zamora capital, y un comercio potente, que empleó a numerosos trabajadores. La ciudad del Romancero, en 1965, contaba con 50.000 habitantes y crecía. Casi cincuenta años después, solo suma 12 o 13.000 habitantes más, aunque, en durante el aznarismo llegase a tener 67.000. Podría argumentarse que esa pérdida de población de la capital eligió pueblos del alfoz, como Morales del Vino, Moraleja, Villaralbo, Roales, Arcenillas, Monfarracinos, que vienen ganando habitantes en estos últimos años, como residencia. Pero, un crecimiento normal en estos casi cincuenta años habría supuesto que la capital de la provincia contase ahora con 100.000 habitantes.
Capitales de provincia como Cáceres, Pontevedra, Guadalajara, Logroño, Palencia, Huesca crecieron al mismo ritmo que le hubiese correspondido a nuestra ciudad. Pero todas ellas recibieron inversiones del Estado o del capital privado, todo lo contrario que Zamora, en la que perdió organismos públicos desde la primera legislatura del franquismo: líneas férreas, Regimiento Toledo, Universidad Laboral, Prisión Provincial, más una durísima reconversión agropecuaria. Además, industrias emblemáticas como Regojo (San Jerónimo) y Reglero se desubicaron. El comercio más potente, librerías, electrodomésticos, tejidos fue cerrando al perder clientes en el medio rural e iniciarse la venta on line, a la que los más jóvenes resultan tan proclives.
![[Img #57950]](https://eldiadezamora.es/upload/images/10_2021/73_cast.jpg)
El Estado desinvirtió. Cierto. Empírico. Pero los políticos zamoranos obedecieron, prietas las filas, las directrices de sus gobiernos. No recuerdo ni una sola voz discrepante entre los socialistas zamoranos en el Congreso y Senado ante el cierre de líneas férreas, Cárcel, Universidad Laboral, Cuartel Viriato y reconversión en el medio rural. Calladitos, porque el que hablase, no volvía a salir en la foto. Los zamoranos solo se movieron con el asalto del alcalde, José Antolín Martín, al castro militar, ya cerrado, sin nadie, sin utilización por el Ejército. Unas 35.000 personas ocuparon sus instalaciones. Desde entonces, se protestó, a principio de esta centuria, cuando ya los síntomas de decadencia se dejaban notar, si bien el boom de la construcción y sus derivadas escondieron la realidad económica y social de Zamora y su provincia.
Mientras Cronos devoraba el tiempo, Zamora se precipitaba hacia el abismo: emigración galopante, inactividad, envejecimiento, cierre de establecimientos comerciales, más apatía entre la población. De ahí que considerase que solo el Estado podría detener esa marcha hacia la nada de nuestra tierra. Monte la Reina se situaba como prioridad. Después la transformación de la N-122 en autovía. Y no me olvido de la mayor inversión privada de nuestra historia: la Biorrefinería de Barcial del Barco, un proyecto al que le quedan un par de toques para acelerar su construcción: que los altos cargos de la Diputación cedan los terrenos, que ya va siendo hora, y que una empresa nacional de importancia se haga cargo de la factoría.
Aunque sea un escéptico antropológico y admire a Pirrón de Elis, creo que Monte la Reina será una realidad en dos o tres años, y que se iniciarán las obras durante el próximo año. Lo de la autovía me mosquea. ¿Por qué? Me explico estoy seguro que la circunvalación de Alcañices la conoceremos en dos o tres años, pero el resto de la N-122, desde Zamora a la frontera, no. Deberemos estar ojo avizor, con este Gobierno y con el que venga, porque no me fío que en próximos PGE se contemplan más inversiones para concluir esta infraestructura. Nuestros políticos, sean o no del ejecutivo que entre en La Moncloa, deberán exigir inversiones al respecto.
Por otra parte, el Ayuntamiento de Zamora tendría que solicitar una reunión con los principales cargos de Adif con el objetivo de lograr la cesión de los terrenos de la Estación de Ferrocarril, para crear un Polígono Industrial excepcional.
La Zamora que yo quiero espero no reconocerla en 2030. Ya seré un venerable viejito, pero deseo que las nuevas generaciones de zamoranos se sientan orgullosas de haber nacido en la ciudad de Doña Urraca y Arias Gonzalo y se queden a vivir aquí, en su patria chica. Nacer y morir, si así se desea, en Zamora.
“El País”, el periódico más importante y leído de España, escribe sobre Monte la Reina. Titula: “Un cuartel para ganar la guerra a la despoblación”. Invito a leerlo. Muchos zamoranos, hoy, habrán adquirido este diario y leído esta información. Me parece magnífico que nuestra tierra tome protagonismo debido a una noticia positiva. Si bien, se dice que Zamora es la provincia que “más sufre” la despoblación. Nada nuevo. Absoluta verdad.
Hay gente que exige que no se busquen culpables, que no escriba sobre el pasado. Yo, entre otras cosas, soy historiador, perdón por colocarme en primera persona, pero creo que debo esclarecer para desfacer entuertos. Y por supuesto que hay reos del estado, lamentable, decadente que vive Zamora, tanto en lo económico como en lo social.
Zamora expulso población rural, la que carecía de tierras, en la segunda década y primeros años de los sesenta, en pleno franquismo, antes del punto de inflexión del régimen, cuando el sector falangista, socializante, los que creían, como los izquierdistas de ahora que el Estado debería gastar y gastar, perdió poder en beneficio del Opus Dei, gente de ideas liberales, que quitaron el corsé económico a la dictadura.
Los zamoranos eligieron para emigrar, además de Europa occidental, Bilbao y Madrid. Barcelona quedaba muy lejos, aunque también hubo quién se fue para aquella región española. No obstante, el cambio económico del régimen, contribuyó a crear empresas de cierta importancia en Zamora capital, y un comercio potente, que empleó a numerosos trabajadores. La ciudad del Romancero, en 1965, contaba con 50.000 habitantes y crecía. Casi cincuenta años después, solo suma 12 o 13.000 habitantes más, aunque, en durante el aznarismo llegase a tener 67.000. Podría argumentarse que esa pérdida de población de la capital eligió pueblos del alfoz, como Morales del Vino, Moraleja, Villaralbo, Roales, Arcenillas, Monfarracinos, que vienen ganando habitantes en estos últimos años, como residencia. Pero, un crecimiento normal en estos casi cincuenta años habría supuesto que la capital de la provincia contase ahora con 100.000 habitantes.
Capitales de provincia como Cáceres, Pontevedra, Guadalajara, Logroño, Palencia, Huesca crecieron al mismo ritmo que le hubiese correspondido a nuestra ciudad. Pero todas ellas recibieron inversiones del Estado o del capital privado, todo lo contrario que Zamora, en la que perdió organismos públicos desde la primera legislatura del franquismo: líneas férreas, Regimiento Toledo, Universidad Laboral, Prisión Provincial, más una durísima reconversión agropecuaria. Además, industrias emblemáticas como Regojo (San Jerónimo) y Reglero se desubicaron. El comercio más potente, librerías, electrodomésticos, tejidos fue cerrando al perder clientes en el medio rural e iniciarse la venta on line, a la que los más jóvenes resultan tan proclives.
El Estado desinvirtió. Cierto. Empírico. Pero los políticos zamoranos obedecieron, prietas las filas, las directrices de sus gobiernos. No recuerdo ni una sola voz discrepante entre los socialistas zamoranos en el Congreso y Senado ante el cierre de líneas férreas, Cárcel, Universidad Laboral, Cuartel Viriato y reconversión en el medio rural. Calladitos, porque el que hablase, no volvía a salir en la foto. Los zamoranos solo se movieron con el asalto del alcalde, José Antolín Martín, al castro militar, ya cerrado, sin nadie, sin utilización por el Ejército. Unas 35.000 personas ocuparon sus instalaciones. Desde entonces, se protestó, a principio de esta centuria, cuando ya los síntomas de decadencia se dejaban notar, si bien el boom de la construcción y sus derivadas escondieron la realidad económica y social de Zamora y su provincia.
Mientras Cronos devoraba el tiempo, Zamora se precipitaba hacia el abismo: emigración galopante, inactividad, envejecimiento, cierre de establecimientos comerciales, más apatía entre la población. De ahí que considerase que solo el Estado podría detener esa marcha hacia la nada de nuestra tierra. Monte la Reina se situaba como prioridad. Después la transformación de la N-122 en autovía. Y no me olvido de la mayor inversión privada de nuestra historia: la Biorrefinería de Barcial del Barco, un proyecto al que le quedan un par de toques para acelerar su construcción: que los altos cargos de la Diputación cedan los terrenos, que ya va siendo hora, y que una empresa nacional de importancia se haga cargo de la factoría.
Aunque sea un escéptico antropológico y admire a Pirrón de Elis, creo que Monte la Reina será una realidad en dos o tres años, y que se iniciarán las obras durante el próximo año. Lo de la autovía me mosquea. ¿Por qué? Me explico estoy seguro que la circunvalación de Alcañices la conoceremos en dos o tres años, pero el resto de la N-122, desde Zamora a la frontera, no. Deberemos estar ojo avizor, con este Gobierno y con el que venga, porque no me fío que en próximos PGE se contemplan más inversiones para concluir esta infraestructura. Nuestros políticos, sean o no del ejecutivo que entre en La Moncloa, deberán exigir inversiones al respecto.
Por otra parte, el Ayuntamiento de Zamora tendría que solicitar una reunión con los principales cargos de Adif con el objetivo de lograr la cesión de los terrenos de la Estación de Ferrocarril, para crear un Polígono Industrial excepcional.
La Zamora que yo quiero espero no reconocerla en 2030. Ya seré un venerable viejito, pero deseo que las nuevas generaciones de zamoranos se sientan orgullosas de haber nacido en la ciudad de Doña Urraca y Arias Gonzalo y se queden a vivir aquí, en su patria chica. Nacer y morir, si así se desea, en Zamora.
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