CON LOS CINCO SENTIDOS
De mudanza
Nélida del Estal
Tengo compartimentado el cerebro en pequeñas pero vistosas habitaciones, unas con vistas a la creatividad, otras al sufrimiento; algunas con or¡entación a la familia y el sacrificio, algunas a la diversión y el regocijo.
Una de esas habitaciones, con orientación al sur de mi alma y al norte de mi corazón, fue arrasada no hace mucho tiempo; quedó hecha añicos y los recuerdos que guardaba en cajas de sueños se disiparon con la implosión repentina.
He tenido que volver a levantar las paredes con las manos y los brazos de mis neuronas. He construido una tapia que sirve de mediana para separarla del resto de cubículos. La tapia está tapizada de jardineras con geranios de todos los colores existentes.
aEl geranio es una flor humilde, pero fuerte como una roca y resistente a cualquier batalla; esas características la convierten en una flor bella, distinta. No quiero sorpresas ni que se me muera por falta de riego. A veces, se me olvida pasar por esa habitación y, al descuidarla, se pierde todo, se esfuma.
El geranio es una flor común, pero excepcional para tiempos duros y crisis de arcoíris sin destellos ni colores.
La habitación de mi amor propio ha estado demasiado tiempo sin visita. Creo que le vendrá bien un diván rojizo para tumbarme a pensar si, faltándome amor, descuidé mi propio latido y por eso se llenó de soledad y de polvo.
Ahora ya está de nuevo edificada como una fortaleza inexpugnable. Tendré las llaves de ese remanso de paz guardadas a buen recaudo por si me vienen mal dadas, para que ningún ladrón, harapiento emocional, ose robarlas de nuevo.
Tengo compartimentado el cerebro en pequeñas pero vistosas habitaciones, unas con vistas a la creatividad, otras al sufrimiento; algunas con or¡entación a la familia y el sacrificio, algunas a la diversión y el regocijo.
Una de esas habitaciones, con orientación al sur de mi alma y al norte de mi corazón, fue arrasada no hace mucho tiempo; quedó hecha añicos y los recuerdos que guardaba en cajas de sueños se disiparon con la implosión repentina.
He tenido que volver a levantar las paredes con las manos y los brazos de mis neuronas. He construido una tapia que sirve de mediana para separarla del resto de cubículos. La tapia está tapizada de jardineras con geranios de todos los colores existentes.
aEl geranio es una flor humilde, pero fuerte como una roca y resistente a cualquier batalla; esas características la convierten en una flor bella, distinta. No quiero sorpresas ni que se me muera por falta de riego. A veces, se me olvida pasar por esa habitación y, al descuidarla, se pierde todo, se esfuma.
El geranio es una flor común, pero excepcional para tiempos duros y crisis de arcoíris sin destellos ni colores.
La habitación de mi amor propio ha estado demasiado tiempo sin visita. Creo que le vendrá bien un diván rojizo para tumbarme a pensar si, faltándome amor, descuidé mi propio latido y por eso se llenó de soledad y de polvo.
Ahora ya está de nuevo edificada como una fortaleza inexpugnable. Tendré las llaves de ese remanso de paz guardadas a buen recaudo por si me vienen mal dadas, para que ningún ladrón, harapiento emocional, ose robarlas de nuevo.






















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.80