CAMPO
Tercera Edad en Acción, en defensa de los ganaderos de ovino
Los sindicatos del campo deben exigir al Ministerio de Transición Ecológica que retire la orden por la que el lobo se convierte en no cazable en toda España
Nunca me gustó el lobo de Caperucita Roja, ni tampoco el de Pedrito. Tampoco me satisface el lobo que mata ovejas y deja heridas psíquicamente a todo el rebaño. Nuestra provincia, según se dice y escribe, posee la mayor población de lobos de la península ibérica. Sanabria, en concreto, la comarca nuclear del mítico cánido, el canis lupus. Todo perfecto.
Animal mítico. Una loba amamantó a Rómulo y Remo. Roma, República e Imperio. Historia. Hombre y lobo. Ahora bien, seamos pragmáticos. Zamora también es la provincia española con mayor cabaña de ovino. Muchos ganaderos viven de sus rebaños. La leche de las ovejas es la materia prima con la que se fabrican los quesos zamoranos, afamados en todo el mundo, por su calidad extraordinaria. La industria láctea emplea a miles de trabajadores en nuestra provincia. Pero si se permite que aumente la población de lobos, como decidió el Ministerio de Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico con una orden de septiembre de 2021 que declaró al lobo especie no cazable en toda España, y que está recurrida por la Junta de Castilla y León, la ganadería del ovino en Zamora correrá un grave peligro. Y si se abandona la cabaña de ovejas, ante los privilegios políticos otorgados al lobo, la industria quesera zamorana sufrirá un durísimo golpe. Se cerrarán fábricas y habrá más paro.
Ayer, hubo, no obstante, una buena noticia para los ganaderos de ovino: El Supremo confirma la legalidad del "Plan de caza del Lobo" al norte del Duero. Ahora bien, no entra en el conflicto jurídico, también judicializado -pero en este caso ante la Audiencia Nacional- entre el Ministerio y el ejecutivo que preside Mañueco.
Tengo amigos que viven de sus ovejas, que arriesgan sus patrimonios para mantener sus rebaños, que me confiesan hallarse abandonados por las instituciones, si bien la Junta ha acudido a los tribunales para que la orden del Ministerio de Transición Ecológica no se cumpla en nuestra autonomía.
Los zamoranos que viven en la capital de la provincia desconocen este particular mundo de la ganadería de ovino. Me explico: cuando los medios locales informaban de un nuevo ataque de lobos en la tarde-noche del pasado sábado, que provocó la muerte de 30 ovejas, muchas de ellas próximas al parto, en una explotación ganadera en la localidad zamorana de Revellinos de Campos, situada al Norte del Duero, no se especifica que el rebaño quedará dañado psíquicamente, afectando a la producción de leche y corderos, ni tampoco las instituciones públicas valoran la producción que reportarían esa treintena de ovejas en los próximos cuatro o cinco años, tiempo esencial para extraer ganancias a la cabaña.
Solo se abona al ganadero el precio de las ovejas muertas, pero no lo que aportaría en esos años de producción. Injusto. Los políticos ignoran que el lobo hace daño hoy, cuando mata parte del rebaño, y también roba el futuro productivo del hato. Habría que calcular los litros de leche y corderos o corderas que aportarían las ovejas durante el tiempo medio de vida de esta especie, si no hubieran sufrido ataques del lobo, y abonar, en consecuencia, a los ganaderos esa hipotética producción. El lobo, cierto, mata un número indeterminado de ovejas, pero también pone fin a su futura productividad.
Los sindicatos del campo, que realizan una labor esencial para agricultores y ganadores, deberían, si no lo han hecho ya, exigir, en este caso a la Junta de Castilla y León, y, por supuesto, al Ministerio de Agricultura y Ganadería, mayores indemnizaciones económicas ante ataques del lobo, valorándose la productividad de cada oveja muerta de haber vivido cuatro o cinco años, vida media de este mamífero doméstico. Y al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico pedirle que recapacite, que escuche a los sindicatos agrarios y que retire esa orden que protege al lobo y sanciona a los profesionales de la ganadería que evitan que nuestra provincia se convierta en un desierto demográfico. Porque, si echan de nuestro campo a aquellas personas que eligieron las hermosas tareas de la agricultura y la ganadería, la despoblación del medio rural nos conducirá a la muerte económica de nuestra sociedad.
Tercera Edad en Acción denunciará las políticas que dañen a nuestro sector primario, esencial en el futuro de nuestra tierra. Esta provincia será agraria y ganadera o no será. La transformación de nuestras magníficas materias primas en industrias surgidas en Zamora es el camino para asentar población y evitar la emigración de nuestra juventud a otras autonomías más desarrolladas. No somos pobres, nos han empobrecido medidas políticas durante esta democracia.
Antonio Requejo Boyero
Delegado Provincial de Tercera Edad en Acción en Zamora
Nunca me gustó el lobo de Caperucita Roja, ni tampoco el de Pedrito. Tampoco me satisface el lobo que mata ovejas y deja heridas psíquicamente a todo el rebaño. Nuestra provincia, según se dice y escribe, posee la mayor población de lobos de la península ibérica. Sanabria, en concreto, la comarca nuclear del mítico cánido, el canis lupus. Todo perfecto.
Animal mítico. Una loba amamantó a Rómulo y Remo. Roma, República e Imperio. Historia. Hombre y lobo. Ahora bien, seamos pragmáticos. Zamora también es la provincia española con mayor cabaña de ovino. Muchos ganaderos viven de sus rebaños. La leche de las ovejas es la materia prima con la que se fabrican los quesos zamoranos, afamados en todo el mundo, por su calidad extraordinaria. La industria láctea emplea a miles de trabajadores en nuestra provincia. Pero si se permite que aumente la población de lobos, como decidió el Ministerio de Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico con una orden de septiembre de 2021 que declaró al lobo especie no cazable en toda España, y que está recurrida por la Junta de Castilla y León, la ganadería del ovino en Zamora correrá un grave peligro. Y si se abandona la cabaña de ovejas, ante los privilegios políticos otorgados al lobo, la industria quesera zamorana sufrirá un durísimo golpe. Se cerrarán fábricas y habrá más paro.
Ayer, hubo, no obstante, una buena noticia para los ganaderos de ovino: El Supremo confirma la legalidad del "Plan de caza del Lobo" al norte del Duero. Ahora bien, no entra en el conflicto jurídico, también judicializado -pero en este caso ante la Audiencia Nacional- entre el Ministerio y el ejecutivo que preside Mañueco.
Tengo amigos que viven de sus ovejas, que arriesgan sus patrimonios para mantener sus rebaños, que me confiesan hallarse abandonados por las instituciones, si bien la Junta ha acudido a los tribunales para que la orden del Ministerio de Transición Ecológica no se cumpla en nuestra autonomía.
Los zamoranos que viven en la capital de la provincia desconocen este particular mundo de la ganadería de ovino. Me explico: cuando los medios locales informaban de un nuevo ataque de lobos en la tarde-noche del pasado sábado, que provocó la muerte de 30 ovejas, muchas de ellas próximas al parto, en una explotación ganadera en la localidad zamorana de Revellinos de Campos, situada al Norte del Duero, no se especifica que el rebaño quedará dañado psíquicamente, afectando a la producción de leche y corderos, ni tampoco las instituciones públicas valoran la producción que reportarían esa treintena de ovejas en los próximos cuatro o cinco años, tiempo esencial para extraer ganancias a la cabaña.
Solo se abona al ganadero el precio de las ovejas muertas, pero no lo que aportaría en esos años de producción. Injusto. Los políticos ignoran que el lobo hace daño hoy, cuando mata parte del rebaño, y también roba el futuro productivo del hato. Habría que calcular los litros de leche y corderos o corderas que aportarían las ovejas durante el tiempo medio de vida de esta especie, si no hubieran sufrido ataques del lobo, y abonar, en consecuencia, a los ganaderos esa hipotética producción. El lobo, cierto, mata un número indeterminado de ovejas, pero también pone fin a su futura productividad.
Los sindicatos del campo, que realizan una labor esencial para agricultores y ganadores, deberían, si no lo han hecho ya, exigir, en este caso a la Junta de Castilla y León, y, por supuesto, al Ministerio de Agricultura y Ganadería, mayores indemnizaciones económicas ante ataques del lobo, valorándose la productividad de cada oveja muerta de haber vivido cuatro o cinco años, vida media de este mamífero doméstico. Y al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico pedirle que recapacite, que escuche a los sindicatos agrarios y que retire esa orden que protege al lobo y sanciona a los profesionales de la ganadería que evitan que nuestra provincia se convierta en un desierto demográfico. Porque, si echan de nuestro campo a aquellas personas que eligieron las hermosas tareas de la agricultura y la ganadería, la despoblación del medio rural nos conducirá a la muerte económica de nuestra sociedad.
Tercera Edad en Acción denunciará las políticas que dañen a nuestro sector primario, esencial en el futuro de nuestra tierra. Esta provincia será agraria y ganadera o no será. La transformación de nuestras magníficas materias primas en industrias surgidas en Zamora es el camino para asentar población y evitar la emigración de nuestra juventud a otras autonomías más desarrolladas. No somos pobres, nos han empobrecido medidas políticas durante esta democracia.
Antonio Requejo Boyero
Delegado Provincial de Tercera Edad en Acción en Zamora
























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