LA COLUMNA DE DOÑA ELVIRA
´Miradas´ que rompen burbujas
![[Img #59571]](https://eldiadezamora.es/upload/images/11_2021/9417_foto-opi-nuevas-tecs.jpg)
Burbujas del mundo que explotan con, solo, una ´mirada´. Miles hay situadas por encima de las cabezas de los transeúntes, que pasean por las calles del mundo día tras día; a cada hora, cada segundo. Todas ellas tienen un aspecto común, y es su fragilidad ante las miradas de terceros. Algunas tienen un color más transparente que otras; unas son más grandes, otras más pequeñas; ovaladas o con una forma circular perfecta …; pero todas ellas frágiles. Otro aspecto que tienen en común es que son invisibles para todos los humanos; es decir, nadie las puede ver.
Ahora bien, la humanidad – en esta historia de fantasía- tiene un gran poder: con una simple ´mirada´ (que es como se denomina el poder de la palabra) puede hacer explotar la burbuja de aquella persona a la se dirige, originando una explosión invisible, y provocando que su cabeza y cuerpo entero queden empapados del contenido interior de la burbuja; que nadie sabe lo que es. Ni siquiera yo que estoy relatando esta historia.
Aunque he dicho ya que no se pueden ver a simple vista las burbujas, creo que un día me pareció sentir como cerca de mí caía una encima de una persona. Vamos a denominar al “sujeto A” a la persona que provocó la explosión de la burbuja, y “sujeto B” a la persona a la que se le explotó encima.
Yo me encontraba paseando por la calle tranquilamente, sin prisa, y me paré un momento al lado de una cabina de teléfono a hacer algo – que no recuerdo ahora con exactitud-; pero lo importante es que me paré. A unos 2 metros de distancia se encontraban los sujetos “A” y “B” hablando, lo que parecía ser una conversación de los más amable y normal. Pasaron unos minutos y me percaté que el “sujeto A” levantaba la mano, símbolo de autoridad, para remarcar, aun más alto, la frase que había dicho. La reacción del “sujeto B” en este momento hizo que su cabeza se bajara, y en su expresión lágrimas brotaran de sus ojos, que parecían escarchas. La burbuja, en ese momento, explotó. Lo sé.
Ahora, tras este acontecimiento que me atrevo a contar, y del que varios meses han acontecido ya, creo que puedo ver, de una manera muy clara, las burbujas de cada transeúnte que pasa cerca de mí. No tengo el poder de averiguar si el sujeto se encuentra a mucha distancia de mí, pero al pasar a mi lado, noto si alguna vez el agua que envolvía la burbuja situada encima de su cabeza ha sido derramada sobre esa persona, provocando una tristeza en su cara, su mente y su alma, que las calles por las que pasa lo notan, pero el resto de viandantes no.
![[Img #59571]](https://eldiadezamora.es/upload/images/11_2021/9417_foto-opi-nuevas-tecs.jpg)
Burbujas del mundo que explotan con, solo, una ´mirada´. Miles hay situadas por encima de las cabezas de los transeúntes, que pasean por las calles del mundo día tras día; a cada hora, cada segundo. Todas ellas tienen un aspecto común, y es su fragilidad ante las miradas de terceros. Algunas tienen un color más transparente que otras; unas son más grandes, otras más pequeñas; ovaladas o con una forma circular perfecta …; pero todas ellas frágiles. Otro aspecto que tienen en común es que son invisibles para todos los humanos; es decir, nadie las puede ver.
Ahora bien, la humanidad – en esta historia de fantasía- tiene un gran poder: con una simple ´mirada´ (que es como se denomina el poder de la palabra) puede hacer explotar la burbuja de aquella persona a la se dirige, originando una explosión invisible, y provocando que su cabeza y cuerpo entero queden empapados del contenido interior de la burbuja; que nadie sabe lo que es. Ni siquiera yo que estoy relatando esta historia.
Aunque he dicho ya que no se pueden ver a simple vista las burbujas, creo que un día me pareció sentir como cerca de mí caía una encima de una persona. Vamos a denominar al “sujeto A” a la persona que provocó la explosión de la burbuja, y “sujeto B” a la persona a la que se le explotó encima.
Yo me encontraba paseando por la calle tranquilamente, sin prisa, y me paré un momento al lado de una cabina de teléfono a hacer algo – que no recuerdo ahora con exactitud-; pero lo importante es que me paré. A unos 2 metros de distancia se encontraban los sujetos “A” y “B” hablando, lo que parecía ser una conversación de los más amable y normal. Pasaron unos minutos y me percaté que el “sujeto A” levantaba la mano, símbolo de autoridad, para remarcar, aun más alto, la frase que había dicho. La reacción del “sujeto B” en este momento hizo que su cabeza se bajara, y en su expresión lágrimas brotaran de sus ojos, que parecían escarchas. La burbuja, en ese momento, explotó. Lo sé.
Ahora, tras este acontecimiento que me atrevo a contar, y del que varios meses han acontecido ya, creo que puedo ver, de una manera muy clara, las burbujas de cada transeúnte que pasa cerca de mí. No tengo el poder de averiguar si el sujeto se encuentra a mucha distancia de mí, pero al pasar a mi lado, noto si alguna vez el agua que envolvía la burbuja situada encima de su cabeza ha sido derramada sobre esa persona, provocando una tristeza en su cara, su mente y su alma, que las calles por las que pasa lo notan, pero el resto de viandantes no.



























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