Querido amigo: te hablo en presente

... y lo hago orgulloso y agradecido de  conocerte. Sé que estas palabras, escritas hoy, te gustarán, tal vez te ayuden... al igual que tu eres conocedor de lo que ha significado para mí, para nosotros, tenerte siempre preocupado y cerca a nuestro lado.

Los amigos han de decir siempre lo que piensan... y han de hacerlo cumpliendo tres condiciones: que sea verdad; que lo oigan, (lean en este caso), todos;  y que se lo digas  al destinatario, en este caso tú. Y la verdad es que eres una buena persona. Agradecido al país que te acogió...y al que curaste como médico. Comprometido con el país que te vio nacer, con el que tanto has sufrido con sus guerras intestinas... La verdad es que eres un amigo más allá del significado de la palabra... más allá de tus amigos.

Tú lucha es la nuestra, y no dejaremos de luchar –juntos– nunca. Por eso seguiremos recibiendo tu apoyo, sin importar nada dónde estemos cada uno.

Salami: para mí, con personas como tu, no existen despedidas. Siempre un ¡hola!... y un abrazo, amigo. Las lágrimas  son para otro momento.

Gonzalo Julián