DENUNCIAS
Los semáforos de Zamora, o mudos o molestos
La señalización para invidentes está pendiente de su modernización: algunas señales suenan estridentemente y otras permanecen en silencio
Cierto forastero que, después de aquel día ha repetido visitas a la ciudad, llegaba a la capital comentando a sus compañeros de viaje, con la duda de si sería verdad o se trataba de una broma, lo que le habían dicho: que los semáforos de Zamora tocaban los pajaritos. No iba mal encaminado, porque, si bien no suena la musiquita famosa de hace décadas, sí que algunos tienen ese tonillo de piar.
En efecto, hace muchos años, en esta ciudad, se añadió a los semáforos una canariense que se activaba cuando el semáforo se ponía en verde, emitiendo un sonido similar al canto de los pájaros. Indicaba a los viandantes con dificultades visuales cuál era el momento para cruzar sin peligro. Se trataba de un simple dispositivo, acoplado sobre los clásicos indicadores visuales, con forma redonda, en principio, rectangular, más tarde, y de ninguno de los anteriores, después, porque se dejó de utilizar.
Este sistema, acompañado de las baldosas de botón en la acera, permite a las personas con diversidad funcional ser autónomas y desplazarse por la ciudad sin ayuda de nadie. El tiempo pasa, algunas cosas se actualizan, otras no. Quedan esos viejos dispositivos, como sombrero musical de los semáforos, unos funcionan, otros no lo hacen, como si de esta forma hubiera que decirle a aquellos que se valían del canturreo, que por aquí sí, y por allí no, o que se las apañe como pueda. Cruces donde en unos pasos peatonales no hay música, ni siquiera instalación, para en otros sonar de forma estridente, donde bien se enteran de que el semáforo está en verde. Pero también los vecinos cercanos sufren el soniquete continuo, molesto especialmente de noche y en épocas donde prima dormir con las ventanas abiertas.
Señalar cada caso es complejo, dado el gran número. Solo una muestra: en el puente de Hierro, en la margen derecha, ninguno emite sonido, mientras que, en la izquierda, lo hacen todos. Como en otro de los cruces más utilizados, el de la Farola, donde, si bien ambos pasos de la avenida Portugal funcionan, no lo hace el situado en el Príncipe de Asturias, como todos en la mima calle. La evolución, a la que en esta ciudad aún no ha llegado, permite que se siga indicando a los invidentes, cuando es el momento preciso de cruzar, sin que por ello se moleste a nadie. Gracias a un sistema que avisa directamente al invidente en su móvil. A Zamora, llega todo más tarde.
Manuel Herrero Alonso
Cierto forastero que, después de aquel día ha repetido visitas a la ciudad, llegaba a la capital comentando a sus compañeros de viaje, con la duda de si sería verdad o se trataba de una broma, lo que le habían dicho: que los semáforos de Zamora tocaban los pajaritos. No iba mal encaminado, porque, si bien no suena la musiquita famosa de hace décadas, sí que algunos tienen ese tonillo de piar.
En efecto, hace muchos años, en esta ciudad, se añadió a los semáforos una canariense que se activaba cuando el semáforo se ponía en verde, emitiendo un sonido similar al canto de los pájaros. Indicaba a los viandantes con dificultades visuales cuál era el momento para cruzar sin peligro. Se trataba de un simple dispositivo, acoplado sobre los clásicos indicadores visuales, con forma redonda, en principio, rectangular, más tarde, y de ninguno de los anteriores, después, porque se dejó de utilizar.
Este sistema, acompañado de las baldosas de botón en la acera, permite a las personas con diversidad funcional ser autónomas y desplazarse por la ciudad sin ayuda de nadie. El tiempo pasa, algunas cosas se actualizan, otras no. Quedan esos viejos dispositivos, como sombrero musical de los semáforos, unos funcionan, otros no lo hacen, como si de esta forma hubiera que decirle a aquellos que se valían del canturreo, que por aquí sí, y por allí no, o que se las apañe como pueda. Cruces donde en unos pasos peatonales no hay música, ni siquiera instalación, para en otros sonar de forma estridente, donde bien se enteran de que el semáforo está en verde. Pero también los vecinos cercanos sufren el soniquete continuo, molesto especialmente de noche y en épocas donde prima dormir con las ventanas abiertas.
Señalar cada caso es complejo, dado el gran número. Solo una muestra: en el puente de Hierro, en la margen derecha, ninguno emite sonido, mientras que, en la izquierda, lo hacen todos. Como en otro de los cruces más utilizados, el de la Farola, donde, si bien ambos pasos de la avenida Portugal funcionan, no lo hace el situado en el Príncipe de Asturias, como todos en la mima calle. La evolución, a la que en esta ciudad aún no ha llegado, permite que se siga indicando a los invidentes, cuando es el momento preciso de cruzar, sin que por ello se moleste a nadie. Gracias a un sistema que avisa directamente al invidente en su móvil. A Zamora, llega todo más tarde.
Manuel Herrero Alonso
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