Zamora, ante las elecciones de febrero

Me duele que seamos tan pasivos, que nos guste ser arribistas con el compañero, ni siquiera con el adversario o el rival; que prefiramos –como siempre en estas tierras- continuar con una monotonía que decepciona, pero no hagamos nada por evitarla, que nunca estemos dispuestos a dar un golpe en la mesa para cambiar una situación ancestral que no nos conviene y permitir una oportunidad para que nuevos aires entren por la ventana llevándose ese olor a rancio que desprenden muchas vidas.

¿A qué viene esta introducción? Es sencillo. Estamos a punto de decidir ante las urnas un nuevo sistema político que podría dar un giro espectacular en los resultados si fuéramos coherentes con lo que se habla en los corrillos, pero luego se olvida en la intimidad. Tenemos la oportunidad de unir fuerzas para que el leonesismo que muchos reivindicamos para vivir mejor en Zamora, vuelva a tomar la relevancia que nos han quitado y, sin embargo, algunos partidos leonesistas se desenganchan del carro para adquirir un protagonismo en solitario que no les va a llevar a nada. En la unión está la fuerza y cuando se hace grupo, aunque no exista un acuerdo al cien por cien, se presiona, se visibiliza, y se hace patente que un sector homogéneo pretende modificar una situación impuesta que no es justa; en este caso la unión de Castilla y León en una misma comunidad autónoma.

Otra cuestión que me preocupa es que ahora, cuando se están formando los partidos políticos que se votarán en las urnas el mes que viene, quienes vayan a votar estudien las candidaturas, comprueben qué personas los constituyen y se decidan por formaciones zamoranas que, sin duda, lucharán por nuestra provincia con más ahínco que los partidos gemelos con Madrid, más preocupados por la disciplina del propio partido que por los beneficios que puedan procurar a Zamora y sus comarcas.

Hemos crecido y somos ya lo suficientemente maduros como para no seguir eligiendo al que sale más guapo en la foto como en los primeros tiempos de la democracia con Felipe González y Adolfo Suárez. Hoy, con todos los problemas y carencias que tiene nuestra tierra, hay que luchar para que nos represente aquella fuerza política que sí se implique con ella, que sepa luchar ante la Junta y en el gobierno central por una Zamora a la que es urgente dotar de relevancia, de trabajo, incluirla en la España vaciada, trabajar para que sea Patrimonio de la Humanidad como muchas de sus provincias vecinas, velar por sus gentes: por los jóvenes sin futuro, por los comerciantes, por las empresas que puedan instalarse aquí y proporcionar puestos de trabajo y vida para el entorno…

Hay mucho por hacer y es el momento de apoyar a aquellos que quieren hacerlo. Urge que Zamora sea escuchada, que se resuelvan los problemas de la poca gente que aún permanece en los pueblos, que no continúe la fuga de jóvenes a otras ciudades que les ofrecen las posibilidades que aquí no tienen; urge que se favorezca a los empresarios que quieran invertir en nuestra provincia, que no se pongan trabas a iniciativas beneficiosas, sean del color político que sean y que, de una vez, dejemos atrás esa desidia que nos caracteriza para demostrar que somos capaces de protestar en la forma que debe hacerse: ante las urnas. ¡Es nuestro momento!

Mª Soledad Martín Turiño