Después de los discursos vienen los hechos

Anda revuelto el patio, agitada Zamora y las provincias que componen la macrocomunidad autónoma denominada Castilla y León. Han pasado las elecciones, los mítines, las promesas, las visitas al campo o a las granjas para hacerse la foto, y ahora llegó la hora de la verdad.

Con los resultados obtenidos, hoy es día de reflexión y análisis para todos los partidos políticos: los que han ganado, los que han perdido y los intermedios. En cada sede se están haciendo cábalas, intrigas, convenios, pactos y planteamiento de posibilidades para que todos ganen, incluso los que han perdido. Pocas veces he visto a algún partido que haya salido malparado, que tenga la humildad de aceptar la derrota sin culpar a nadie. Vivimos en un país donde somos reacios a admitir el fracaso, será por eso.

No voy a entrar en diatribas sobre el resultado electoral, porque desde mi anónimo punto de vista tengo una opinión, pero carezco de formación suficiente para un análisis que vaya más allá de aquello que, humildemente, pienso. Sin embargo, hay algunos hechos constatables que me parece oportuno considerar:

El aserto “la unión hace la fuerza”, se ha hecho palpable siempre, en estas elecciones también, y hemos visto que quien se descuelga yendo por libre, no consigue sino fracasar, por no apoyar a quien asume las mismas convicciones, aunque tenga otras siglas.

Me congratula que, por fin, hayan surgido partidos locales: Soria, Ávila y, por supuesto UPL, con representación parlamentaria, porque van a luchar por intereses más locales que comunitarios, poniendo en valor a provincias concretas por las que velarán ante la Junta de Castilla y León dando nombre y apellidos a problemas reales que deben ponerse sobre la mesa para solucionar cuanto antes: la despoblación, la digitalización en todos los pueblos, que dispongan de los medios básicos: sanidad, transporte… etc. para hacer que la vida de quienes habitan en las villas sea digna y no carezca de servicios básicos.

Son muchos los problemas que tiene esta magna comunidad autónoma, y ahora toca ser consecuente con lo que se ha prometido a los ciudadanos en periodo electoral: cumplir los compromisos ante unos ciudadanos que esperan, más allá de los pactos internos, soluciones reales a problemas reales que llevan sufriendo desde hace demasiado tiempo. Espero que las palabras no se las lleve el viento y que los políticos al mando no olviden que están al servicio del pueblo, y que no hagan realidad la frase de Lincoln: “se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”. 

Mª Soledad Martín Turiño