Repueblan la ribera del Duero con plantones tan jóvenes que difícilmente sobrevivirán

Seis meses han transcurrido tan solo, desde que denunciáramos  a través de esta página, la aparición tras el primer fin de semana de Septiembre del año pasado, de 17 plantones rotos en la zona de Los Tres Arboles, donde habitualmente se realizan botellones. Dábamos cuenta, como ya desde el momento de su colocación advertíamos  que los árboles plantados en la primavera del 2019, siendo 175 en número  eran excesivamente pequeños, de menos un metro de altura y tenían muy poco consistencia para llegar a sobrevivir, en una zona de recreo como esta.

Recientemente, y en número abundante, cubriendo todas las zonas despobladas ribereñas, se ha realizado una plantación masiva de árboles. Además se ha acompañado de una caña de bambú, para que sirva de guía y señal en lo posible de lo que allí hay, así como un tubo protector de escasos 50 cm que rodea  los plantónicos que se han colocado. Cuatro días llevan puestos y algunos ejemplares ya aparecen con la punta rota, como también puede apreciarse la falta de alguno de los tutores.

Si bien las talas preventivas, por razones de seguridad realizadas en aquellos ejemplares que presentaban peligro de rotura en su copa, como la desaparición, por haber sucumbido al viento de otros árboles afectados por la edad, hacen más que necesario repoblar la zona, el criterio de elegir unas plantas tan pequeñas, dificulta su supervivencia porque tardaran muchos años en convertirse en ejemplares adultos, lo cual hace más larga su exposición a factores naturales como humanos que pueden ser accidentales o malintencionados y que pueden influir en acortar su vida.

 Las razones por las que cuestionamos, que una buena parte de esos árboles no lleguen a convertirse, como seria deseable,  en frondosos ejemplares adultos son muchas. Para empezar, el ejemplo señalado del gamberrismo, en una zona, ninguna está exenta, pero en esta como se ha demostrado en varias ocasiones, se realizan botellones, ya que resulta un espacio propicio, al carecer  alguna parte de iluminación, disponer de mesas y carecer de vecinos en las inmediaciones que puedan quejarse del barullo nocturno. Los daños colaterales de jóvenes bajo la influencia del alcohol, suelen traducirse en suciedad, gamberrismo y rotura de mobiliario, o en este caso daños a   la vegetación. Pero además de estos percances intencionados, existen  otros fortuitos, que pueden suceder en un parque de esparcimiento, donde aún sin querer, se puede producir un tropiezo contra estos mini árboles, que puede suponer su perdida. ¿Cómo decirle al niño, que no juegue al balón? Y más cuando así deja despreocupados a sus padres, mientras echan la partidita en la mesa.

Queda añadir que estos débiles ejemplares tardarán muchos más años en proporcionar los efectos deseados, dar sombra entre ellos. Requiriendo, por otro lado mayores cuidados que los plantones más maduros. Casi como anecdótico, apuntar  que se han colocado tres plantones, junto al monolito, colocado hace muchos años en la rehabilitación del parque por el entonces ICONA, donde se encontraban aquellos tres árboles que dieron nombre a la zona, que en realidad eran seis, tres junto a la pared de la sindical y otros tantos al lado y perpendiculares a esta. Negrillos, olmos en castellano, que la grafiosis, nos privó de ellos, a pesar de los intentos por salvarlos. Estos, difícilmente llegaran a sustituirlos.

Manuel Herrero Alonso