Nueva derrota del Zamora CF, un equipo víctima de la ansiedad y la impotencia

Si en un equipo que se juega medio descenso, en su casa, ante su afición, en presencia de su presidente, su mejor jugador, el más destacado, fue su cancerbero, está dicho todo. En efecto, Pau Torres evitó que el Zamora CF, esa escuadra de la que escribo, saliese goleado del Ruta de la Plata, pero no ante el City de Guardiola o el P.S.G., de Messi y Mbappé, sino ante un rival flojo, como indica su clasificación, que hizo lo justo para ganar, como aprovechar dos regalos defensivos de una zaga desajustada, y presionar y no dejar jugar.

El cuadro de Yago Iglesias, como hubiera escrito Quevedo si se hubiera jugado al fútbol en el barroco, es un fue, un será y un es cansado. Por alguna razón que no termino de explicarme, este equipo ha ido desmoronándose jornada a jornada. Este equipo ha batido una marca para su desgracia: nunca en la historia de la entidad rojiblanca su primer equipo estuvo 630 minutos sin anotar un gol, siete partidos sin marcar.

El técnico rojiblanco ha intentado romper este maleficio o mal de ojo jugando sin ariete formal, como con Losada; haciéndolo con Herrera, un jugador más parecido a lo que se considera un punta, y hoy con Dangou, que lleva desde septiembre sin jugar un partido oficial, y, en verdad, se notó.

Podría argumentar que Ramos, jugando como medio defensivo, causa enorme daño al fútbol ofensivo del cuadro rojiblanco. Hoy, el zamorano empezó en esa posición, pero, cuando marcó el Dux, avanzó su posición. Porque si el Zamora es un manojo de nervios, pura ansiedad, para colmo de males, comprobó cómo, en una falta a Navas en la línea de banda de la medular, que no sancionó el colegiado, se originaba el primer tanto visitante. Barral recibió un buen balón en el área, lo amansó, realizó dos quiebros a los defensores y batió a Pau Torres. El ariete visitante, con un largo historia y un currículum importante como ariete, dejó en ridículo a sus dos marcadores.

Si el Zamora ya salió “acongojado” el campo, verse en el minuto 7, cuando apenas había espabilado, con un gol en contra, con seis partidos sin marcar, record negativo que come el cerebro del jugador que lo padece, limitó aún más a sus jugadores, entre los que se encontraba Dangou, fichado en el mercado de invierno. Para colmo de males, su futbolista más vertical, con Yanis, Kepa, indispuesto, con problemas digestivos, ni pudo jugar ni estar en el banquillo.

Antes de anotar su segundo tanto, la escuadra madrileña pudo marcar, pero Álvaro  o acertó en su  rúbrica. No obstante, en el minuto 24 llegó el tanto que, en ese instante, juzgué como demoledor para los intereses locales, cuando una gran jugada por la banda izquierda de su ataque, con centro perfecto, la remataba en el área pequeña Bonaldo, que cabeceó a placer, sin oposición alguna, ante un Pau Torres vendido.

Gozó de otras dos grandes ocasiones Dux, pero había un gran meta bajo los palos de la portería rojiblanca. El Zamora era incapaz de llevar peligro al área rival. Como muestra, la primera intervención de Badiashile llegó en el minuto 35, debido a un disparo de Yanis.

Pudo reducir diferencias el equipo de Yago, cuando  Navas, con toda la portería para batir al cancerbero madrileño, tiró, pero como con miedo, al espacio que cubría.

Por su parte, Dux Internacional habría sentenciado el choque antes de llegarse al descanso, pero, de nuevo, Pau desbarató esa  nueva ocasión. Y antes del finiquito lo intentó Dangou, pero su disparo se fue alto.

Antes de iniciarse la segunda entrega, doble cambio de Iglesias: saltaban al césped Luque y Garay que sustituían a Parra y Cordero. Yago acumulaba más personal en la línea de centrocampistas y aligeraba la zaga.

No sé si fue porque Dux cedió campo, pero el Zamora pasó a ser el dominador del  partido. Y, como siempre, los saques de esquina y los centros no encontraron ni buenos cabezazos ni remates eficaces.

Y, como el tiempo devoraba el partido, minuto 60, y nada cambiaba, el técnico gallego volvió a realizar otros dos cambios: Herrera y Losada, dos delanteros, saltaban al albero por Donguo, que pasó sin pena ni gloria en su debut, y Jorge Fernández, hombre clave en la reacción de hace un par de meses, que se ha ido diluyendo como su equipo.

El Zamora  pasó a ser el claro dominador del partido, pero sin gozar de grandísimas ocasiones de golear. Por si faltaba algo, también se iría Navas para que entrase Baselga. Se vieron buenas acciones de Yanis, mucha brega, esfuerzo y sudor, e incluso una gran ocasión para marcar después de tantas jornadas, cuando el portero visitante sacaba un remate de cabeza a la salida de un córner.

Alfredo, ex jugador del Atletico de Madrid y Deportivo, también realizó sus cambios, para dar algo de frescura a su veterano equipo. Todo siguió igual hasta el finiquito. Y un sector, minoritario, de la afición, que no sabe contra quién cargar, dada la impotencia que genera la marcha del equipo, la tomó con Villafañe, un director técnico que, de ser destituido, apenas solucionaría ese olor a cadáver deportivo que despide el Zamora a falta de doce jornadas para acabar la Liga. Y, por delante, dos compromisos complicadísimos: Racing de Santander, en el Sardinero, y Celta, en el Ruta de la Plata. Habrá que rezar. Pero, a veces, de nada sirve orar.