Domingo, 23 de Noviembre de 2025

Balbino Lozano
Lunes, 07 de Marzo de 2022
REFLXIONES

Vida vivida

[Img #63153]Cada uno de nosotros, cuando llegamos a ser mayores, acumulamos tanta experiencia como para configurar nuestra propia historia, de la que podemos recordar un pasado, que puede ser mas o menos grato, que comparándolo con el presente nos permita ver las diferencias y el progreso alcanzado, y de ambos tiempos – pasado y presente – podemos proyectar un futuro que siempre estará ahí por muy mayores que seamos.
Escribía Séneca, un filósofo latino, nacido en la antigua Córdoba, una obra titulada “De la Brevedad de la Vida”.  En este libro se hacen meditaciones sobre la conveniencia de disfrutar cada minuto de nuestra vida de la mejor manera posible.


Cuenta Séneca en este libro que un anciano Administrador de Mercados, al cumplir los  fue destituido de sus funciones. “Muy contrariado  este hombre se metió en la cama haciéndose envolver en un sudario mortuorio, y ordenó a todos sus esclavos que le rodearan y le lloraran como muerto. Toda la casa lamentaba la cesantía de su amo, los sollozos no terminaron hasta que el anciano fue restituido en  su cargo.”


Comenta Séneca: “¿Tan dulce es, pues, morir atareado?  La mayoría de los hombres tienen la misma manía:  el deseo del trabajo sobrevive al poder trabajar; combaten contra la debilidad del cuerpo; la desagradable vejez les molesta por una sola cosa: el alejamiento de sus negocios.”


El comentario de  Séneca es realidad en muchos casos, pero hoy ya nos vamos dando cuenta de que hay un tiempo para todo:  Cuando la edad del trabajo y de los sacrificios ha pasado, tenemos que buscar la mejor forma de disfrutar de cada minuto que estemos en este mundo.


No debemos estar preocupados por que nuestras facultades para el trabajo se han mermado.  Como decía Séneca: “¡Qué manía la de trabajar ¡”.  La vida es un regalo que Dios nos da y hay muchas formas de vivirla,  sin necesidad de  trabajar.


No obstante, son naturales los sentimientos de nostalgia, de añoranza de ciertas cosas que, en el pasado nos fueron gratas y no es posible volverlas a vivir.


El admirado Poeta, José María Gabriel y Galán, en varios de sus poemas hace referencia al inexorable paso de los años y sus consecuencias.


Nos deleita Gabriel y Galán con  aquellos preciosos versos titulados:  “Presagio”, en los que un anciano comenta a su esposa la proximidad del fin de sus días:  “¿Ves ese tronco Agustina, que en el hogar se calcina y da a mis miembros calor?. Pues es  el de aquella encina del Valle de Fuenmayor.”


Después de establecer una relación directa entre aquella encina y el transcurrir de sus años, ternina diciendo:  “Yo tengo miedo,  Agustina, que el tiempo que se avecina me busca amenazador... ¡ Ay, que ya murió la encina del Valle de Fuenmayor!.”


Pero los mayores no tenemos por qué sentir miedo alguno por el futuro. Estamos aquí, ahora, viviendo una realidad que no sabemos cuánto va a durar. Hemos construido una sociedad que siempre va adelante. Es nuestra obra, es la herencia que quedará a los que nos siguen y ello nos debe servir de satisfacción,  y hasta podríamos llegar a  pensar , como dice Calderón de la Barca, en su obra  “La Vida es Sueño”:   “¡ Qué es la vida, un frenesí;  ¡Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.”

 
Balbino Lozano Vicente

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