LA ENTREVISTA
Angie Morán di Nardo, la diseñadora zamorana que llevó a la MBFWMadrid la paz, la niebla y los días grises del invierno de nuestra ciudad
Alumna del 4º curso del Grado en Diseño de Moda de ESNE
Las siluetas de la colección UTOPIA buscan reinterpretar la libertad, a la par que la opresión.

En una ubicación espectacular: la planta 48 de la Torre Emperador, con unas vistas de Madrid que evocan lo etéreo, los 21 diseñadores del 4º curso del Grado en Diseño de Moda de ESNE, Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología, presentaron su colección UTOPÍA, dentro de la 75º edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Entre ellos, la zamorana Ángela Morán, conocida como Angie Morán di Nardo. Tras esta experiencia tan especial, hablamos con ella:

-Imagino que te sientes como en una nube… ¿Cuéntanos cómo has vivido la experiencia de desfilar en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid?
-Ha sido una experiencia muy intensa, el día del desfile en sí pasó como en un pestañeo, pero incluso las semanas anteriores a presentar todo volaron. Los diseños que finalmente se vieron en la pasarela fueron la materialización de más de un año de trabajo artístico con muchos tropiezos. Hay muchas horas de desesperación detrás de cada puntada, dudas e inseguridades, muchas noches que parecen no acabar nunca, en las que te preguntas si finalmente conseguirás terminar todo. Lo que desde fuera muchas veces no se puede ver es lo mucho que se pone de uno mismo en cada proyecto creativo, el arte que creas es un pedacito de ti y solemos ser muy críticos con ello. Y luego llega ese día y es todo como un sueño... Estás en la planta 48 de una de las Cuatro Torres de Madrid, esas que siempre has visto pasar cuando vuelves a Zamora en tren; presentando diseños que han pasado del papel a la realidad, con efectos y texturas que solo podías imaginar, formas casi más grandes que tú mismo; y ahí están, desfilando bajo la Mercedes-Benz Fashion Week, una de las mayores plataformas en España que hay para moda. Es una sensación mayor que nada, una oleada de nervios y de felicidad a partes iguales, así que pasé el día entero entre lágrimas, mucho estrés y risas, y un sentimiento desbordante de orgullo por todo lo que cada prenda representaba. Al final, te sientes como la persona con más suerte del mundo.
-¿Qué piezas creadas por ti se pudieron ver?
-Presentamos una colección en la que cada compañero aportaba sus propios diseños y los looks en los que había trabajado, uniéndolos todos entre sí por el mismo tema de inspiración: las fronteras, entendidas como la división entre lo físico y lo etéreo, lo inmaterial y la ligereza de ese mundo metafórico y utópico para el que diseñamos. El tema lo podíamos interpretar libremente, y en mi caso, decidí llevarlo más hacia un sentimiento de paz con uno mismo, la idea de ese momento en el que parece que el mundo se ralentiza un poco y eres capaz de sentir una conexión con el entorno. Tuve la oportunidad de crear tres looks o conjuntos enteros, todos ellos hechos a mano y con transformaciones textiles como unos pequeños pétalos de organza cortados y terminados a mano que transmitían esa delicadeza y esa explosión de sentimientos de la conexión que quería mostrar. Entre las piezas más destacadas está un abrigo de abullonado grande, como simbolizando el aura del sentimiento del que yo trataba; pero también juegos con volúmenes como un vestido de falda globo en polipiel gruesa, o la ligereza y sencillez de un kimono de organza transparente con un vestido de satén que parece que se funde al cuerpo, con ese juego de drapeados que envuelven el cuerpo. Y tal vez de mis detalles favoritos, las piezas con guante, con un toque más elegante.
-¿Cómo se organizan estos desfiles “de grupo”? ¿Te ves trabajando en equipo?
-Este tipo de desfiles de jóvenes diseñadores son un escaparate perfecto para que podamos ir dándonos a conocer y mostrar todo lo que somos capaces de dar. La escuela nos suele presentar un tema de inspiración general, como en este desfile, que era la idea de un mundo etéreo, casi onírico, utópico; y cada uno de nosotros lo traslada a su terreno personal y su propia estética. Así tenemos la libertad artística de diseñar aquello que realmente queremos. Cuando se va acercando la fecha del desfile, se ponen los diseños en común y se define la línea de salida y el orden, viendo cómo enlazar las diferentes colecciones cápsula de cada alumno en un desfile completo y coherente con el tema. La verdad es que nuestro grupo ha estado muy sincronizado, con una paleta de color que, sin quererlo, ha quedado tan cohesiva que nos transporta por el estilo propio de cada diseñador casi sin darte cuenta. Y eso es lo más bonito, ver reflejados a tus compañeros en sus diseños y poder observar que la moda tiene mil caras y facetas distintas y hay sitio para todos. Hubo una verdadera sensación de equipo entre todos, desde los primeros fittings con las modelos hasta el backstage del desfile (que era un auténtico caos), pero en el que nos ayudamos los unos a los otros para que todo saliese perfecto.
Personalmente, soy una persona que siempre está muy pendiente y sí creo que cuando se trabaja en grupo las propuestas son mucho más potentes. A cuantos más puntos de vista mucho mejor, así que sí, sin duda, creo que, además, cuando conectas con tus compañeros sale todo muy natural y la calidad del trabajo es mejor. Aunque es cierto que hay momentos y proyectos artísticos que son mucho más personales y los haces muy tuyos, y esos necesitan mucha más independencia. Al final, depende mucho del contexto, pero es cierto que el arte se retroalimenta y cada persona tiene una creatividad única, con mucho valor y una perspectiva completamente diferente.
-¿En quién o qué pensaste cuando terminó el desfile con éxito?
-El desfile duró alrededor de media hora, pero te puedo asegurar que se sintieron como si hubiesen sido solo cinco minutos. Nosotros en el backstage estábamos enfocados en vestir y desvestir a las modelos, tener todo preparado para que fuesen saliendo y, cuando terminó el desfile y nos pidieron colocarnos para salir a saludar, parecía que estábamos en otro mundo. Éramos todos lágrimas y no parábamos de gritar y abrazarnos.
Mientras esperábamos a salir a saludar, no dejaba de pensar en mis padres y mi hermana que estaban entre el público viéndolo, en mi novio, que pudo también ver todo en directo; imprescindibles para seguir adelante. Pero también en dar mil gracias a todos los profesores que nos vinieron a apoyar y que nos han ayudado tanto, personas como mi directora de grado Maruca García, que me animó muchísimo durante todo el proceso o Andrea Valero, diseñadora zamora que es también ya mi mentora, a la que le conté todo el proyecto el año pasado, mientras trabajábamos juntas y que me alentó a seguir creando. Y luego, por supuesto, a todos mis amigos, que siempre están pendientes de lo que voy creando y a mis compañeros de clase y amigas, que saben la valentía que hay detrás de cada artista y lo mucho que damos de nosotros.
-Sin duda, esta experiencia ayuda a saber qué tipo de trabajo quieres desarrollar al terminar tu formación, ¿qué esperas de tu futuro profesional? ¿En qué rama del diseño te quieres especializar?
-Lo cierto es que el diseño de moda es un ámbito mucho más amplio de lo que puede parecer y hay mil ramas a las que puedes dedicarte. Yo, ahora mismo, me encuentro en un momento de transición, a punto de terminar la carrera y aún no estoy segura al cien por cien de qué dirección tomar, por lo que me estoy dedicando a ampliar mi portfolio todo lo posible y aprender mucho. Aun así, tengo una debilidad por el mundo textil y en especial las posibilidades que tiene este. Siempre me han fascinado los efectos que se pueden conseguir, las transformaciones del tejido y el discurso que se puede hacer con él. En este momento, estoy trabajando un proyecto en punto que está siendo muy gratificante, pero también me estoy centrando en el tratamiento de los residuos de la moda y el resto textil. Mi Trabajo de Fin de Grado se centra en el arte del error y la resignificación de los deshechos de moda, valorar más el factor único y la originalidad de aquello que se ve como “basura” o desperdicios y reintroducirlos para crear piezas diferentes, excepcionales, a las que atar un sentimiento más allá que sólo vestirse; volver a creer en el significado de la ropa y de esa idea de la herencia y la historia de cada prenda.
-En ese sentido, ¿crees que desde una ciudad como Zamora se puede ser innovador y creativo?
-Por supuesto. Para mí, no hay ninguna duda de lo que puede ofrecer la ciudad a cualquiera que tenga esa inquietud creativa. Zamora puede parecer muy pequeña, pero hay mucha historia entre sus muros, está rodeada de arte por todos sitios, pero muchas veces pasa desapercibido. La creatividad vive en cualquier lado, es una cuestión de toparse con ella y abrazarla, no dejarla escapar. Zamora es una ciudad preciosa, con una tranquilidad que no se encuentra en otro lugar, casi parece que tiene un aura mágica, mística. Hay una riqueza cultural increíble y mucho patrimonio artístico, es cierto que podrían darle mucha más voz al arte que se hace en toda la provincia, pero solo hay que tomar su legado y seguirlo, darle mucha más voz. Personalmente, diseño en base a sentimientos, y estos me han trasladado muchísimo a mi ciudad. En este mismo desfile, esa conexión con el entorno de la que hablo siempre me recuerda a la niebla tan característica que se cierra sobre la ciudad y la paz que da en los días grises de invierno. Hay rasgos de la ciudad que la hacen única y que inspiran la creatividad.
-¿Siempre tuviste clara tu vocación? ¿Animarías a más jóvenes zamoranos a seguir tus pasos y lanzarse al mundo de la moda?
-He pasado por muchas etapas distintas y realmente hasta el último año de bachillerato no aclaré mis ideas, pero siempre tuve una necesidad de expresarme de forma más artística. La música, el teatro, la literatura... todo me apasiona, me encanta ver cómo otras personas transmiten esos conceptos o sentimientos que experimentan. Me volcaba mucho en ámbitos del arte muy diferentes, pero siempre tuve debilidad por la moda. Hay algo muy diferente en crear piezas de arte que tienen contacto directo con el cuerpo, que cobran vida propia digamos. Es increíble ver cómo de una pieza de tejido creas algo con forma, movimiento. En Zamora, hay muchísimos talentos que trabajan en la moda, gente que tiene proyectos que rinden homenaje a la ciudad y que le devuelven vida a esta. Si alguien tiene esa necesidad de crear, no hay nada mejor que hacerlo realidad. Descubrirte a ti mismo a través de tus propios diseños es muy gratificante y este mundo de la moda es muy vasto, se necesita de los enfoques y los estilos de todo el que sienta esa llamada; así que sí, si hay alguien ahí fuera que tenga esta vocación y pasión le animo a que siga esa voz, pues va a conocer toda una nueva forma de ver la moda.

En una ubicación espectacular: la planta 48 de la Torre Emperador, con unas vistas de Madrid que evocan lo etéreo, los 21 diseñadores del 4º curso del Grado en Diseño de Moda de ESNE, Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología, presentaron su colección UTOPÍA, dentro de la 75º edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Entre ellos, la zamorana Ángela Morán, conocida como Angie Morán di Nardo. Tras esta experiencia tan especial, hablamos con ella:

-Imagino que te sientes como en una nube… ¿Cuéntanos cómo has vivido la experiencia de desfilar en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid?
-Ha sido una experiencia muy intensa, el día del desfile en sí pasó como en un pestañeo, pero incluso las semanas anteriores a presentar todo volaron. Los diseños que finalmente se vieron en la pasarela fueron la materialización de más de un año de trabajo artístico con muchos tropiezos. Hay muchas horas de desesperación detrás de cada puntada, dudas e inseguridades, muchas noches que parecen no acabar nunca, en las que te preguntas si finalmente conseguirás terminar todo. Lo que desde fuera muchas veces no se puede ver es lo mucho que se pone de uno mismo en cada proyecto creativo, el arte que creas es un pedacito de ti y solemos ser muy críticos con ello. Y luego llega ese día y es todo como un sueño... Estás en la planta 48 de una de las Cuatro Torres de Madrid, esas que siempre has visto pasar cuando vuelves a Zamora en tren; presentando diseños que han pasado del papel a la realidad, con efectos y texturas que solo podías imaginar, formas casi más grandes que tú mismo; y ahí están, desfilando bajo la Mercedes-Benz Fashion Week, una de las mayores plataformas en España que hay para moda. Es una sensación mayor que nada, una oleada de nervios y de felicidad a partes iguales, así que pasé el día entero entre lágrimas, mucho estrés y risas, y un sentimiento desbordante de orgullo por todo lo que cada prenda representaba. Al final, te sientes como la persona con más suerte del mundo.
-¿Qué piezas creadas por ti se pudieron ver?
-Presentamos una colección en la que cada compañero aportaba sus propios diseños y los looks en los que había trabajado, uniéndolos todos entre sí por el mismo tema de inspiración: las fronteras, entendidas como la división entre lo físico y lo etéreo, lo inmaterial y la ligereza de ese mundo metafórico y utópico para el que diseñamos. El tema lo podíamos interpretar libremente, y en mi caso, decidí llevarlo más hacia un sentimiento de paz con uno mismo, la idea de ese momento en el que parece que el mundo se ralentiza un poco y eres capaz de sentir una conexión con el entorno. Tuve la oportunidad de crear tres looks o conjuntos enteros, todos ellos hechos a mano y con transformaciones textiles como unos pequeños pétalos de organza cortados y terminados a mano que transmitían esa delicadeza y esa explosión de sentimientos de la conexión que quería mostrar. Entre las piezas más destacadas está un abrigo de abullonado grande, como simbolizando el aura del sentimiento del que yo trataba; pero también juegos con volúmenes como un vestido de falda globo en polipiel gruesa, o la ligereza y sencillez de un kimono de organza transparente con un vestido de satén que parece que se funde al cuerpo, con ese juego de drapeados que envuelven el cuerpo. Y tal vez de mis detalles favoritos, las piezas con guante, con un toque más elegante.
-¿Cómo se organizan estos desfiles “de grupo”? ¿Te ves trabajando en equipo?
-Este tipo de desfiles de jóvenes diseñadores son un escaparate perfecto para que podamos ir dándonos a conocer y mostrar todo lo que somos capaces de dar. La escuela nos suele presentar un tema de inspiración general, como en este desfile, que era la idea de un mundo etéreo, casi onírico, utópico; y cada uno de nosotros lo traslada a su terreno personal y su propia estética. Así tenemos la libertad artística de diseñar aquello que realmente queremos. Cuando se va acercando la fecha del desfile, se ponen los diseños en común y se define la línea de salida y el orden, viendo cómo enlazar las diferentes colecciones cápsula de cada alumno en un desfile completo y coherente con el tema. La verdad es que nuestro grupo ha estado muy sincronizado, con una paleta de color que, sin quererlo, ha quedado tan cohesiva que nos transporta por el estilo propio de cada diseñador casi sin darte cuenta. Y eso es lo más bonito, ver reflejados a tus compañeros en sus diseños y poder observar que la moda tiene mil caras y facetas distintas y hay sitio para todos. Hubo una verdadera sensación de equipo entre todos, desde los primeros fittings con las modelos hasta el backstage del desfile (que era un auténtico caos), pero en el que nos ayudamos los unos a los otros para que todo saliese perfecto.
Personalmente, soy una persona que siempre está muy pendiente y sí creo que cuando se trabaja en grupo las propuestas son mucho más potentes. A cuantos más puntos de vista mucho mejor, así que sí, sin duda, creo que, además, cuando conectas con tus compañeros sale todo muy natural y la calidad del trabajo es mejor. Aunque es cierto que hay momentos y proyectos artísticos que son mucho más personales y los haces muy tuyos, y esos necesitan mucha más independencia. Al final, depende mucho del contexto, pero es cierto que el arte se retroalimenta y cada persona tiene una creatividad única, con mucho valor y una perspectiva completamente diferente.
-¿En quién o qué pensaste cuando terminó el desfile con éxito?
-El desfile duró alrededor de media hora, pero te puedo asegurar que se sintieron como si hubiesen sido solo cinco minutos. Nosotros en el backstage estábamos enfocados en vestir y desvestir a las modelos, tener todo preparado para que fuesen saliendo y, cuando terminó el desfile y nos pidieron colocarnos para salir a saludar, parecía que estábamos en otro mundo. Éramos todos lágrimas y no parábamos de gritar y abrazarnos.
Mientras esperábamos a salir a saludar, no dejaba de pensar en mis padres y mi hermana que estaban entre el público viéndolo, en mi novio, que pudo también ver todo en directo; imprescindibles para seguir adelante. Pero también en dar mil gracias a todos los profesores que nos vinieron a apoyar y que nos han ayudado tanto, personas como mi directora de grado Maruca García, que me animó muchísimo durante todo el proceso o Andrea Valero, diseñadora zamora que es también ya mi mentora, a la que le conté todo el proyecto el año pasado, mientras trabajábamos juntas y que me alentó a seguir creando. Y luego, por supuesto, a todos mis amigos, que siempre están pendientes de lo que voy creando y a mis compañeros de clase y amigas, que saben la valentía que hay detrás de cada artista y lo mucho que damos de nosotros.
-Sin duda, esta experiencia ayuda a saber qué tipo de trabajo quieres desarrollar al terminar tu formación, ¿qué esperas de tu futuro profesional? ¿En qué rama del diseño te quieres especializar?
-Lo cierto es que el diseño de moda es un ámbito mucho más amplio de lo que puede parecer y hay mil ramas a las que puedes dedicarte. Yo, ahora mismo, me encuentro en un momento de transición, a punto de terminar la carrera y aún no estoy segura al cien por cien de qué dirección tomar, por lo que me estoy dedicando a ampliar mi portfolio todo lo posible y aprender mucho. Aun así, tengo una debilidad por el mundo textil y en especial las posibilidades que tiene este. Siempre me han fascinado los efectos que se pueden conseguir, las transformaciones del tejido y el discurso que se puede hacer con él. En este momento, estoy trabajando un proyecto en punto que está siendo muy gratificante, pero también me estoy centrando en el tratamiento de los residuos de la moda y el resto textil. Mi Trabajo de Fin de Grado se centra en el arte del error y la resignificación de los deshechos de moda, valorar más el factor único y la originalidad de aquello que se ve como “basura” o desperdicios y reintroducirlos para crear piezas diferentes, excepcionales, a las que atar un sentimiento más allá que sólo vestirse; volver a creer en el significado de la ropa y de esa idea de la herencia y la historia de cada prenda.
-En ese sentido, ¿crees que desde una ciudad como Zamora se puede ser innovador y creativo?
-Por supuesto. Para mí, no hay ninguna duda de lo que puede ofrecer la ciudad a cualquiera que tenga esa inquietud creativa. Zamora puede parecer muy pequeña, pero hay mucha historia entre sus muros, está rodeada de arte por todos sitios, pero muchas veces pasa desapercibido. La creatividad vive en cualquier lado, es una cuestión de toparse con ella y abrazarla, no dejarla escapar. Zamora es una ciudad preciosa, con una tranquilidad que no se encuentra en otro lugar, casi parece que tiene un aura mágica, mística. Hay una riqueza cultural increíble y mucho patrimonio artístico, es cierto que podrían darle mucha más voz al arte que se hace en toda la provincia, pero solo hay que tomar su legado y seguirlo, darle mucha más voz. Personalmente, diseño en base a sentimientos, y estos me han trasladado muchísimo a mi ciudad. En este mismo desfile, esa conexión con el entorno de la que hablo siempre me recuerda a la niebla tan característica que se cierra sobre la ciudad y la paz que da en los días grises de invierno. Hay rasgos de la ciudad que la hacen única y que inspiran la creatividad.
-¿Siempre tuviste clara tu vocación? ¿Animarías a más jóvenes zamoranos a seguir tus pasos y lanzarse al mundo de la moda?
-He pasado por muchas etapas distintas y realmente hasta el último año de bachillerato no aclaré mis ideas, pero siempre tuve una necesidad de expresarme de forma más artística. La música, el teatro, la literatura... todo me apasiona, me encanta ver cómo otras personas transmiten esos conceptos o sentimientos que experimentan. Me volcaba mucho en ámbitos del arte muy diferentes, pero siempre tuve debilidad por la moda. Hay algo muy diferente en crear piezas de arte que tienen contacto directo con el cuerpo, que cobran vida propia digamos. Es increíble ver cómo de una pieza de tejido creas algo con forma, movimiento. En Zamora, hay muchísimos talentos que trabajan en la moda, gente que tiene proyectos que rinden homenaje a la ciudad y que le devuelven vida a esta. Si alguien tiene esa necesidad de crear, no hay nada mejor que hacerlo realidad. Descubrirte a ti mismo a través de tus propios diseños es muy gratificante y este mundo de la moda es muy vasto, se necesita de los enfoques y los estilos de todo el que sienta esa llamada; así que sí, si hay alguien ahí fuera que tenga esta vocación y pasión le animo a que siga esa voz, pues va a conocer toda una nueva forma de ver la moda.

















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