Carta abierta a Paco Molina sobre su forma de ver la guerra y entender el encanto de rendirse

Señor Molina: el pasado sábado día 2, publicaba en estas mismas páginas uno de sus artículos. Lo titulaba: “GUERRAS. EL DULCE ENCANTO DE RENDIRSE”.

            Como en otras ocasiones, le he hecho mis comentarios en el apartado que EL DÍA DE ZAMORA tiene habilitado al efecto. Es esta ocasión se tornaba pregunta.

            Dado que hoy inserta una nueva colaboración, sin haber tenido la deferencia de contestar/aclarar las dudas que un lector plantea a su exposición... deduzco que su intención es pasar, una vez más, sin hacerse responsable de lo que opina... ya que no aclara las cuestiones que se le plantean... como tantas otras veces –digo–.

Pero se lo volveré a preguntar, ahora un poco más explícitamente... no sea que no me explique bien y/o no me entiende usted.

1º. Nos puede aclarar el sentido, (aparentemente poco afortunado), del comienzo: “Las guerras...tienen una cosa buena si las ganas (muertos y tragedias al margen)”. ¿Es uno de sus chiste difíciles de entender...o sinceramente piensa lo que ha escrito?

2º. Más adelante nos propone “...hoy fijarnos en un fenómeno llamativo... <<El Dulce Encanto de la Rendición>>”

3º. Para dejárnoslo más claro, nos expone lo felices que son los japoneses tras recibir 2 bombas atómicas y rendirse a los EEUU... igual que nosotros, España, al perder las guerras de Filipinas... Cuba... Sahara...

4º. Tras disgregaciones varias, de las que ya nos tiene acostumbrados, expone su... ¿teoría final? cuando dice y escribe: “Así que a lo mejor hay que reivindicar la RENDICIÓN como acto de dignidad para salvar vidas y evitar un dolor que no conduce a nada...”

Señor Molina, ¿su propuesta de RENDICIÓN a quién va dirigida? en la Guerra que desgraciadamente hoy nos ocupa. ¿A quién?: ¿A los invasores rusos?...¿al pueblo invadido de Ucrania (para que no sufra más bajas...y se fraternice con Rusia, como usted sostiene)?

Don Paco Molina: conteste, por favor. Manifiéstese y defienda su posición... si puede.

Gonzalo Julián