SÁBADO DE PASIÓN
Luz y Vida tras la enamorada muerte de Miguel Ángel Regueras
Él ya se dejó la vida en una esquina del tiempo, pero nos legó su luz. Esta noche, la cofradía que presidió en momentos complicados, tendrá otra luminosidad y notará su ausencia. Miguel Ángel Regueras, Migue Ángel de Luz, Miguel Ángel en la memoria de los que lo conocimos y tratamos, esta noche acompañará a su Jesús hasta el cementerio donde residen sus restos, pero no su esencia, que anda entre su mujer, sus hijos y sus amigos.
D. Fernando Valera, obispo de Zamora, reconfortaría a los que amaron y distinguieron con su amistad al que fuera presidente durante los años de la pandemia. La fe salva. La fe conforta. La fe seca las lágrimas de la ausencia. La fe es creer en la resurrección, en la luz y en otra vida. De estas creencias podría hablar y argumental monseñor, este cura venido de Murcia, abierto y elegante, pastor de ahora de los cristianos de nuestra tierra.
Esta tarde, mientras el sol se iba a jugar con las olas del Atlántico, los hermanos y hermanas de Luz y Vida recordarán a su presidente y a los amigos y familiares fallecidos. Esta cofradía nació de una idea extraordinaria de Manuel Espías, zamorano y periodista: rendir homenaje a los semanasanteros fallecidos. Cierto que la estética de esta hermandad podría haber sido mejorada. Pero a todo se acostumbra uno. Nos quedaremos con el mensaje y nos olvidaremos de las formas. Solo asistí al primer desfile. No me gustó. Hoy, 44 años después, honro a Miguel Ángel Regueras con palabras que me dicta mi sentimiento. Y quizá incluso me complacerá una procesión que iluminó más que nunca el cielo de la Ciudad del Romancero, ahora cuando los cipreses de San Atilano despidan aroma a vida.
Eugenio-Jesús de Ávila
Él ya se dejó la vida en una esquina del tiempo, pero nos legó su luz. Esta noche, la cofradía que presidió en momentos complicados, tendrá otra luminosidad y notará su ausencia. Miguel Ángel Regueras, Migue Ángel de Luz, Miguel Ángel en la memoria de los que lo conocimos y tratamos, esta noche acompañará a su Jesús hasta el cementerio donde residen sus restos, pero no su esencia, que anda entre su mujer, sus hijos y sus amigos.
D. Fernando Valera, obispo de Zamora, reconfortaría a los que amaron y distinguieron con su amistad al que fuera presidente durante los años de la pandemia. La fe salva. La fe conforta. La fe seca las lágrimas de la ausencia. La fe es creer en la resurrección, en la luz y en otra vida. De estas creencias podría hablar y argumental monseñor, este cura venido de Murcia, abierto y elegante, pastor de ahora de los cristianos de nuestra tierra.
Esta tarde, mientras el sol se iba a jugar con las olas del Atlántico, los hermanos y hermanas de Luz y Vida recordarán a su presidente y a los amigos y familiares fallecidos. Esta cofradía nació de una idea extraordinaria de Manuel Espías, zamorano y periodista: rendir homenaje a los semanasanteros fallecidos. Cierto que la estética de esta hermandad podría haber sido mejorada. Pero a todo se acostumbra uno. Nos quedaremos con el mensaje y nos olvidaremos de las formas. Solo asistí al primer desfile. No me gustó. Hoy, 44 años después, honro a Miguel Ángel Regueras con palabras que me dicta mi sentimiento. Y quizá incluso me complacerá una procesión que iluminó más que nunca el cielo de la Ciudad del Romancero, ahora cuando los cipreses de San Atilano despidan aroma a vida.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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