Cambios en los desfiles procesionales

2022, si mi memoria no me traiciona, si los restauradores no me mientes, si  mis ojos observan la realidad, se ha convertido en la Semana Santa que registró el mayor espectáculo social que se recuerda. Zamora se quedó pequeña. Zamora evidenció que sus viajes rúas y plazuelas carecen de espacio para albergar tal gentío. Ya he escrito sobre el particular un artículo que ha tenido un enorme éxito popular. Ahora intentaré analizar los desfiles procesionales, como mejorarlos, cómo evitar su deriva hacia el tedio, el aburrimiento y el cansancio.

Ya lo he escrito: una gran mayoría de cofradías, debido al elevado número de cofrades, hermanos y hermanas, algunas con un solo paso, resultan cansinas, pesadísimas, tanto que molestan a las personas que acuden a contemplarlas, sean creyentes, agnósticos o ateos.

Recuerdo que mi juventud, cuando fui cofrade de Vía Crucis, Silencio, Yacente, Congregación y Santo Entierro, si exceptuamos la de la madrugada del Viernes Santo, apenas éramos unos cientos los hermanos que acompañábamos a cristos y vírgenes. Había desfiles procesionales como el de las Siete Palabras, que no pasaban de los 200 cofrades. Tan escaso número proyectaba espiritualidad. Décadas después, las hermandades cuentan con miles de congregantes. La entrada masiva de personas han transformado los desfiles procesionales, más en aquellas que cuentan con un solo Cristo o Virgen. No se olvide que la gente quiere ver grupos escultóricos, al Yacente, al Cristo de las Injurias o a la Soledad, no a miles de hermanos y hermanas que convierten en interminables las procesiones. Esperar de pie, alrededor de una hora me parece otra penitencia, sobre todo para personas con problemas en la zona lumbar.

Las grandes hermandades deberían transformar sus desfiles. ¿Cómo? Formar a hermanos y hermanas, como hizo en su momento el Yacente en tres o cuatro filas, porque solo dos conducen al tedio, al aburrimiento y a perder el tiempo, pasar frío, si la Semana Santa viene como es propio de las primaveras tempranas.

Una anécdota. Siendo hermano de la Penitente Hermandad del Jesús Yacente, Dionisio Alba formaba a los hermanos en tres filas dentro de Santa María La Nueva, cuando éramos no más de 400. Mi cordón siempre fue el verde. Recuerdo los cofrades, a derecha e izquierda, formaban casi por inercia. Pero apenas unos cuantos elegíamos el centro. Por lo tanto, el abad se veía obligado a exigir a los hermanos colocarse en la fila del centro. Y estoy hablando de hace unos 40 años. Ya entonces los cofrades preferían procesionar en las filas exteriores. ¿Por qué? Quizá para saludar a la familia, amigos y novias. Lo he vivido.

Pero más allá de las anécdotas personales, una gran mayoría de hermandades deberían estudiar un cambio en los desfiles. Porque si se mantienen idénticas formas de sacar las procesiones a las calles y plazas, como cuando solo contaban con unos cuantos cientos de hermanos, aburriremos a nuestros visitantes y también a muchos zamoranos. Los tiempos han cambiado. Estudiemos nuevas maneras de organizar las procesiones para que la Semana Santa de Zamora siga siendo la más bonita de España. Un consejo de alguien que carece de fe, pero que considera a la Pasión de mi tierra como un bien cultural que hay que potenciar y embellecer aún más, siempre que sea posible.