EXCELENTE EXPOSICIÓN
El pintor Satur Vizán atrapa la luz, en la actual exposición de Espacio 36
Se inauguró el pasado día 31 de mayo, con una extraordinaria maestría en progreso
El pintor zamorano Satur Vizán inauguró exposición en Espacio 36, galería que dirige Ángel Almeida, el pasado martes, 31 de mayo. Forma extraordinaria de despedirse del mes de las flores. La muestra parte con el nombre de pila de “La luz intocable”. Su amigo, colega y profesor, Toño Barreiro, ha escrito que “la pintura de Satur es un acto de observación de la luz detenida, de los espacios revelados por el juego completo de la luz y sus sombras”. Como versificó el poeta, otro zamorano, Claudio Rodríguez, “siempre la claridad viene del cielo; es un don”. Y Vizán lo sabe.
Hablar de arte con Satur me resulta apasionante, como comprobará el lector, si mantiene la atención en esta página.
-Una exposición más en la galería Espacio 36…
-Yo creo que diez o doce veces he expuesto en la actual galería y en la anterior.
-Hay pintores que encuentran un estilo y no lo cambian. Pasan los años y siguen pintando lo mismo. ¿Satur Vizán también mantiene esa fidelidad artística?
-Posiblemente, si la evolución existe, el pintor no es consciente de ella. Me explico: en tu trabajo diario vas haciendo cosas y, de una manera un tanto misteriosa, notas que lo que vas haciendo es diferente a lo que has hecho hace algún tiempo. Puede que en esos matices se base la evolución. Al menos, en mi caso.
-¿Alguna vez pensaste en evolucionar hacia la abstracción?
-Sí. Hubo una época, hace bastantes años, en que marché por ese estilo, pero llegué la conclusión de que no era mi campo. Me encanta. Pero es tan sumamente compleja, en todos los sentidos, tanto cromáticamente con en su esencia, que solo está al alcance a grandes pintores que se dedican a la abstracción. Desconozco, ahora, si la abstracción evoluciona hacia algún lugar. A mí, me cuesta pensar que ocurra de esa manera. A los grandes maestros, supongo que en su trabajo diario, les ocurrirá como a mí, que sí notan que van a sitios donde dan un giro hacia la figuración. La abstracción y la figuración están separadas por un hilo muy fino. La abstracción fue, en su momento, revolucionaria, y, probablemente, lo siga siendo.
-Comentó Miró que aspiraba a pintar de mayor, al final de su carrera, como un niño…
-Yo no sigo ese camino. En él,a serían ciertas. Pero Miró es un gran ejemplo de lo que es la evolución. No es mi caso. No tengo el privilegio de acercarme a la mentalidad de un niño. Ya quisiera yo.
-Los poetas, cuando leen lo que escribieron de jovencitos, suelen romper sus trabajos. ¿Ha tenido ese deseo de autodestrucción del vate con sus poemas Vizán con sus obras tempranas?
- Sin duda, es más, me cargaría muchas de las que actualmente estoy pintando (risas).
-¿Esta enésima exposición en Espacio 36 será rupturista con lo anterior o seguirás la misma línea que en la última celebrada?
-Hay un paso hacia adelante. Me voy a expresar mejor. De alguna manera, vengo persiguiendo, en mi trabajo, lo que significa el espacio en los objetos y cómo lo transforma la luz. Y, ya en la anterior, creo que hubo un ejemplo en el que esto sucedía. En esta oportunidad me reafirmo y estudio más este proceso. Objetos sujetos a continuos cambios de luz. Todo un misterio, aunque es física pura, pero sigue siendo un gran misterio, que me persigue desde que pinto. En esta ocasión es cuando mejor he reflejado este estudio sobre la luz.
-Me has puesto fácil la siguiente cuestión. Recuerdas a lo que platicaban Antonio López y Víctor Erice en la película “El sol del membrillo”…
-Esta es una película que tuve la fortuna de ver. En ella, Antonio López, dicho sea de paso, dijo cosas que llevaba en su mente, porque no concibo que marcar una hoja de una día para otro le informe del crecimiento de esa hoja. Personalmente, no me lo creo. Si él busca otras cosas, lo desconozco. Hablo de un genio, pero, a veces, mitificamos a los grandes maestros, que no lo son tanto.
-¿Satur Vizán pinta lo que le da la real gana y lo vende o pinta también para el público?
-Pinto desde ambas ideas. Pinto lo que realmente me satisface y pinto también pensando en que al público, ciertos temas, le pueden gustar y así adquirir la obra. Creo que es inherente a los pintores, al menos, de mi calidad, a los que nos interesa la parte crematística. De la pintura, vive poca gente en España; el resto estamos a expensas de muchas cosas.
-Afirmaba Pablo Ruiz Picasso que la inspiración debía pillarle ante el lienzo…
-Pinto todos los días, pero no por esa razón. Picasso podía decir lo que quisiera, porque era un genio y, como tal, todo lo que comentaba, sería cierto. Yo no soy en esa tesitura. Pinto todos los días por necesidad, pero más como deseo espiritual, no comercial. Y es mi manera de vivir, de respirar...
“Y la luz, esa que es energía, pero no materia, es intocable, pero, sin embargo, nos acaricia, nos anima, nos calienta, y, cuando se va, nos apaga”. Así se expresa Toño Barreiro en el tríptico de la exposición. Nada más. O tanto.
Eugenio-Jesús de Ávila
El pintor zamorano Satur Vizán inauguró exposición en Espacio 36, galería que dirige Ángel Almeida, el pasado martes, 31 de mayo. Forma extraordinaria de despedirse del mes de las flores. La muestra parte con el nombre de pila de “La luz intocable”. Su amigo, colega y profesor, Toño Barreiro, ha escrito que “la pintura de Satur es un acto de observación de la luz detenida, de los espacios revelados por el juego completo de la luz y sus sombras”. Como versificó el poeta, otro zamorano, Claudio Rodríguez, “siempre la claridad viene del cielo; es un don”. Y Vizán lo sabe.
Hablar de arte con Satur me resulta apasionante, como comprobará el lector, si mantiene la atención en esta página.
-Una exposición más en la galería Espacio 36…
-Yo creo que diez o doce veces he expuesto en la actual galería y en la anterior.
-Hay pintores que encuentran un estilo y no lo cambian. Pasan los años y siguen pintando lo mismo. ¿Satur Vizán también mantiene esa fidelidad artística?
-Posiblemente, si la evolución existe, el pintor no es consciente de ella. Me explico: en tu trabajo diario vas haciendo cosas y, de una manera un tanto misteriosa, notas que lo que vas haciendo es diferente a lo que has hecho hace algún tiempo. Puede que en esos matices se base la evolución. Al menos, en mi caso.
-¿Alguna vez pensaste en evolucionar hacia la abstracción?
-Sí. Hubo una época, hace bastantes años, en que marché por ese estilo, pero llegué la conclusión de que no era mi campo. Me encanta. Pero es tan sumamente compleja, en todos los sentidos, tanto cromáticamente con en su esencia, que solo está al alcance a grandes pintores que se dedican a la abstracción. Desconozco, ahora, si la abstracción evoluciona hacia algún lugar. A mí, me cuesta pensar que ocurra de esa manera. A los grandes maestros, supongo que en su trabajo diario, les ocurrirá como a mí, que sí notan que van a sitios donde dan un giro hacia la figuración. La abstracción y la figuración están separadas por un hilo muy fino. La abstracción fue, en su momento, revolucionaria, y, probablemente, lo siga siendo.
-Comentó Miró que aspiraba a pintar de mayor, al final de su carrera, como un niño…
-Yo no sigo ese camino. En él,a serían ciertas. Pero Miró es un gran ejemplo de lo que es la evolución. No es mi caso. No tengo el privilegio de acercarme a la mentalidad de un niño. Ya quisiera yo.
-Los poetas, cuando leen lo que escribieron de jovencitos, suelen romper sus trabajos. ¿Ha tenido ese deseo de autodestrucción del vate con sus poemas Vizán con sus obras tempranas?
- Sin duda, es más, me cargaría muchas de las que actualmente estoy pintando (risas).
-¿Esta enésima exposición en Espacio 36 será rupturista con lo anterior o seguirás la misma línea que en la última celebrada?
-Hay un paso hacia adelante. Me voy a expresar mejor. De alguna manera, vengo persiguiendo, en mi trabajo, lo que significa el espacio en los objetos y cómo lo transforma la luz. Y, ya en la anterior, creo que hubo un ejemplo en el que esto sucedía. En esta oportunidad me reafirmo y estudio más este proceso. Objetos sujetos a continuos cambios de luz. Todo un misterio, aunque es física pura, pero sigue siendo un gran misterio, que me persigue desde que pinto. En esta ocasión es cuando mejor he reflejado este estudio sobre la luz.
-Me has puesto fácil la siguiente cuestión. Recuerdas a lo que platicaban Antonio López y Víctor Erice en la película “El sol del membrillo”…
-Esta es una película que tuve la fortuna de ver. En ella, Antonio López, dicho sea de paso, dijo cosas que llevaba en su mente, porque no concibo que marcar una hoja de una día para otro le informe del crecimiento de esa hoja. Personalmente, no me lo creo. Si él busca otras cosas, lo desconozco. Hablo de un genio, pero, a veces, mitificamos a los grandes maestros, que no lo son tanto.
-¿Satur Vizán pinta lo que le da la real gana y lo vende o pinta también para el público?
-Pinto desde ambas ideas. Pinto lo que realmente me satisface y pinto también pensando en que al público, ciertos temas, le pueden gustar y así adquirir la obra. Creo que es inherente a los pintores, al menos, de mi calidad, a los que nos interesa la parte crematística. De la pintura, vive poca gente en España; el resto estamos a expensas de muchas cosas.
-Afirmaba Pablo Ruiz Picasso que la inspiración debía pillarle ante el lienzo…
-Pinto todos los días, pero no por esa razón. Picasso podía decir lo que quisiera, porque era un genio y, como tal, todo lo que comentaba, sería cierto. Yo no soy en esa tesitura. Pinto todos los días por necesidad, pero más como deseo espiritual, no comercial. Y es mi manera de vivir, de respirar...
“Y la luz, esa que es energía, pero no materia, es intocable, pero, sin embargo, nos acaricia, nos anima, nos calienta, y, cuando se va, nos apaga”. Así se expresa Toño Barreiro en el tríptico de la exposición. Nada más. O tanto.
Eugenio-Jesús de Ávila


























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