LITERATURA
Quien sabe ser amigo encuentra amigos de verdad
La amistad es un vínculo que puede traernos grandes satisfacciones y alegrías al tener la posibilidad de compartir experiencias, emociones, ideas y hasta proyectos conjuntos. Entre amigos es posible el apoyo, la ternura, la solidaridad, la confianza, el respaldo, el aprecio y muchos otros sentimientos que hacen la vida más cordial. Aunque en general las amistades nacen de compartir intereses conjuntos y en muchas ocasiones buscamos amigos que sean como nosotros, lo que potencializa la amistad es el entender que el otro puede ser distinto y que es posible tener tantos puntos de divergencia como de acuerdo.
La literatura nos ha brindado incontables ejemplos de amigos dignos de figurar en los libros:
Don quijote y Sancho Panza. Comparten aventuras, discusiones, momentos verdaderamente emocionantes y en otros casos hilarantes, pero ¿quién podría poner en duda que son amigos?
Sherlock Holmes y Watson: estos personajes de ficción son otro fiel ejemplo de amistad verdadera en la literatura. Ellos, además de investigar y descubrir peligrosos criminales y delitos, son capaces de arriesgarlo todo para salvarse el uno al otro y proteger a quienes más quieren.
La amistad de verdad, en la literatura, no solo se ha forjado en viajes épicos y maravillosos, también ha nacido de circunstancias complicadas e inesperadas:
En "El Conde de Montecristo" comienza una amistad entre Edmundo Dantes y un prisionero muy anciano, que son condenados de forma injusta por crímenes que no han cometido.
El archifamoso lema de Los tres mosqueteros, “Todos para uno, y uno para todos”, recoge la esencia más íntima de la amistad: apoyarse, ayudarse, entregarse al otro sin esperar nada a cambio, sabiendo que, cuando tú lo necesites, tus amigos también estarán ahí por ti.
Los amigos existen y son personas cercanas (al menos emocionalmente) a nosotros, a quienes profesamos un amor distinto al de la familia o la pareja. La amistad es una especie de amor fraternal elegido. Cuando se tienen amistades sinceras, las situaciones difíciles, los problemas y los estados de ánimo se comparten y expresan, lo que permite que las cargas emocionales disminuyan.
Algunos nostálgicos dicen de la amistad, como de otras tantas cosas, que “ya no es lo que era”. Cierto es que el individualismo exacerbado y el apogeo de las redes sociales están poniendo en riesgo las relaciones personales cara a cara y devalúan el término «amigo» No es ningún secreto que ahora muchas personas solo pueden presumir de afecto virtual. Sin embargo, es poco probable que un seguidor, a diferencia de un verdadero amigo, acuda al rescate en tiempos difíciles. Pregúntese lo siguiente, amigo lector: ¿puede un ordenador reemplazar un apretón de manos, una sonrisa, un consejo y una charla sincera en un bar? La respuesta será inequívocamente negativa.
De entre todos los vínculos afectivos que podemos generar los seres humanos, la amistad es, quizás, la unión más libre e incondicional que puede existir. Hacer nuevas amistades o mantenerlas exige esfuerzo. Pero el placer y el confort que la amistad ofrece hace que la inversión valga la pena.
Como bien dice el refrán «Quien tiene un amigo, tiene un tesoro». Aunque, yo me quedaría con éste otro: «Quien sabe ser amigo, encuentra amigos de verdad».
Emilia Casas Fernández
La amistad es un vínculo que puede traernos grandes satisfacciones y alegrías al tener la posibilidad de compartir experiencias, emociones, ideas y hasta proyectos conjuntos. Entre amigos es posible el apoyo, la ternura, la solidaridad, la confianza, el respaldo, el aprecio y muchos otros sentimientos que hacen la vida más cordial. Aunque en general las amistades nacen de compartir intereses conjuntos y en muchas ocasiones buscamos amigos que sean como nosotros, lo que potencializa la amistad es el entender que el otro puede ser distinto y que es posible tener tantos puntos de divergencia como de acuerdo.
La literatura nos ha brindado incontables ejemplos de amigos dignos de figurar en los libros:
Don quijote y Sancho Panza. Comparten aventuras, discusiones, momentos verdaderamente emocionantes y en otros casos hilarantes, pero ¿quién podría poner en duda que son amigos?
Sherlock Holmes y Watson: estos personajes de ficción son otro fiel ejemplo de amistad verdadera en la literatura. Ellos, además de investigar y descubrir peligrosos criminales y delitos, son capaces de arriesgarlo todo para salvarse el uno al otro y proteger a quienes más quieren.
La amistad de verdad, en la literatura, no solo se ha forjado en viajes épicos y maravillosos, también ha nacido de circunstancias complicadas e inesperadas:
En "El Conde de Montecristo" comienza una amistad entre Edmundo Dantes y un prisionero muy anciano, que son condenados de forma injusta por crímenes que no han cometido.
El archifamoso lema de Los tres mosqueteros, “Todos para uno, y uno para todos”, recoge la esencia más íntima de la amistad: apoyarse, ayudarse, entregarse al otro sin esperar nada a cambio, sabiendo que, cuando tú lo necesites, tus amigos también estarán ahí por ti.
Los amigos existen y son personas cercanas (al menos emocionalmente) a nosotros, a quienes profesamos un amor distinto al de la familia o la pareja. La amistad es una especie de amor fraternal elegido. Cuando se tienen amistades sinceras, las situaciones difíciles, los problemas y los estados de ánimo se comparten y expresan, lo que permite que las cargas emocionales disminuyan.
Algunos nostálgicos dicen de la amistad, como de otras tantas cosas, que “ya no es lo que era”. Cierto es que el individualismo exacerbado y el apogeo de las redes sociales están poniendo en riesgo las relaciones personales cara a cara y devalúan el término «amigo» No es ningún secreto que ahora muchas personas solo pueden presumir de afecto virtual. Sin embargo, es poco probable que un seguidor, a diferencia de un verdadero amigo, acuda al rescate en tiempos difíciles. Pregúntese lo siguiente, amigo lector: ¿puede un ordenador reemplazar un apretón de manos, una sonrisa, un consejo y una charla sincera en un bar? La respuesta será inequívocamente negativa.
De entre todos los vínculos afectivos que podemos generar los seres humanos, la amistad es, quizás, la unión más libre e incondicional que puede existir. Hacer nuevas amistades o mantenerlas exige esfuerzo. Pero el placer y el confort que la amistad ofrece hace que la inversión valga la pena.
Como bien dice el refrán «Quien tiene un amigo, tiene un tesoro». Aunque, yo me quedaría con éste otro: «Quien sabe ser amigo, encuentra amigos de verdad».
Emilia Casas Fernández





















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.116