Jueves, 04 de Diciembre de 2025

Eugenio de Ávila
Lunes, 13 de Junio de 2022
RES PÚBLICA

Observar la política es observar la sociedad

[Img #66996]Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados, miembro destacado del PSC, partido más catalán que socialista, y, por tanto, poco español, es la política española que más salario percibe por su cargo: 230.930 euros. Y, tanto ella, como el resto de políticos, solo pagan impuestos según el sueldo base. Supongo que Ana Pastor, que la antecedió en el cargo, recibiría también un salario parecido. Por supuesto, presidenta o presidente de la cámara baja gozan de coche oficial, pero sí, por cualquier circunstancia, se ve obligados a coger un taxi, existe una dotación importante para ese gasto

 

Qué en una nación en quiebra económica, la que duplica el número de parados de cualquier otro país europeo, en la que un segmento significativo de jóvenes carece de una labor cotidiana; donde la mayor parte de los puestos creados corresponden a más y más funcionarios, manera sutil del ejecutivo para que el desempleo descienda y las masas crean que este barco de España navega por un mar en calma, políticos perciban pagas tan descomunales por “disfrutar” de sus cargos, me resulta escandaloso.

 

“Observar la basura es observar a la sociedad”. La frase la ha pronunciado la escritora Sylvia Aguilar en una entrevista en El País. Observar la catadura moral de los políticos es observar también el pensamiento ético de la ciudadanía. Ni la tal Batet, ni su jefe, Pedro Sánchez, ni los líderes de la oposición, de la derecha a la ultra izquierda descendieron de los cielos en un OVNI. Esta gente emana del pueblo. Los políticos de ahora y de siempre formaron parte, antes de dedicarse a la res pública, de nuestra sociedad.

 

 ¡Cómo definir, pues, cuál es el estado moral del pueblo español! O los españoles hemos sido idiotizados por las televisiones, emisoras y periódicos -cada día se leen menos-, que forman parte también del poder, salvo excepciones mágicas, del círculo intelectualoide de las grandes empresas y sus capataces políticos, o nos satisface que nos gobierne esta clase política. Cuando surgió Podemos, saludé la llegada de esta formación, porque venía a transformar esta pantomima de democracia. De hecho, escribí un artículo en el que definía a Pablo Iglesias como el Prometeo de la libertad. Ojo clínico el mío.

 

También me sucedió con Ciudadanos, formación que defendía lo español en la Cataluña separatista, que anhelaba una Justicia libre, sin la tutela política, y cambiar la Ley Electoral. Esenciales ambos deseos para que nuestra democracia fuese equiparable a las europeas. ¡Profundísima decepción anaranjada! Confieso que voté una vez al partido morado y unas cuantas más a los de Albert Rivera. No tengo ni puta idea después de décadas de analizar la res pública y de haber estudiado y leído obras de Ciencia Política. Un analfabeto. Solo, a posteriori, me di cuenta de mis errores. Fui un cándido. Ahora desperté con un ánfora cargada de verdad.

 

“En la vida de hoy, el mundo pertenece solo a los estúpidos, a los insensibles y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy casi por las mismas vías por las que se conquista el internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación”. La reflexión corresponde a Fernando Pessoa. Escrita antes de 1935, pero valdría hoy, junio de 2022, para analizar nuestra política y sociedad.

 

Eugenio-Jesús de Ávila

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