EJEMPLO
Caja Rural de Zamora, presente allá donde le duele a nuestra tierra
Cuando Zamora, tanto su capital como la provincia, iniciaban su lenta y triste agonía, Caja Rural, dirigida por Cipriano García Rodríguez, con Narciso Prieto, su consejero en asuntos varios, su vínculo, director de Comunicación de la entidad bancaria, crearon Zamora10. Los empresarios más destacados, los que nunca necesitaron del favor político para triunfar en sus negocios, más decenas de profesionales liberales, además de las instituciones públicas locales y provinciales, más la Junta, decidieron hacer realidad esa idea.
No obstante, como he contado en numerosos artículos, hecho que ningún medio de comunicación, siempre sirviendo a dos señores, desde su génesis hubo una quinta columna en Zamora10. Cuando Mayte Martin Pozo mandaba en la Diputación, se intentó dinamitar este organismo. Celos políticos. La ínclita imaginaba que Narciso Prieto iba a jugar a política desde esa atalaya empresarial. Un error de los suyos. La Cámara de Comercio, presidida por Manuel Vidal, y la CEOE de Esbec tampoco apoyaron las iniciativas de esa Asociación para el Desarrollo de Zamora. Pasado el tiempo, intentaron destruirla. Pero quién apostó por agitar, revolver, cambiar Zamora desde dentro fue la Caja, nuestra caja, la de todos los zamoranos.
Y hoy, lunes, 20 de junio, después de vivir la mayor catástrofe forestal de nuestra provincia, de Castilla y León y quizá de España, que arrasó nuestra arteria aorta ecológica, nuestra femoral de la naturaleza, quemar nuestras colmenas, ciervos, lobos, aves, Caja Rural se adelanta a todas las instituciones públicas y privadas para apostar por los zamoranos afectados por ese drama.
Zamora está de luto. Se nos han muerto nuestras cosas más queridas, nuestro patrimonio ecológico. Pero la Caja Rural, la de Cipriano García, hipersensible con las cuitas que padece nuestra tierra, ha dado un paso al frente, como también se convirtió, en su día, cuando era necesario, en la primera institución que coloco un millón de euros para Monte la Reina; la que ha negociado, mediante Zamora10, con miembros del Gobierno. Ahora 30 millones de euros para intentar paliar ese dolor profundo, en el alma zamorana, catástrofe que quedará en la historia más triste de nuestra provincia.
Y esta Caja Rural de Zamora es la que proscriben, apartan, critican Cámara del Comercio y CEOE. ¿Por qué? ¿Qué les ha hecho a los zamoranos la única entidad bancaria de nuestra tierra? ¿Por qué este odio, por qué romper, triturar, torcer, despreciar la unión entre todos los empresarios zamoranos por parte de dos organismos?
Esta provincia y su capital no son nadie si cada cual tira hacia su lado de la maroma, en contra del colectivo, del conjunto. No necesitamos más guerras civiles en Zamora. Porque este incendio entre empresas, nos sumergirá en la más absoluta decadencia, nos desforestará el futuro, nos quedará sin clorofila, la sangre de los árboles. La envidia quiere cortar nuestras raíces. Mientras, Caja Rural de Zamora intenta suturar las heridas por donde se pierda nuestra tierra. Eso sí es un ejemplo para nuestra sociedad. Lo demás, zarandajas y rencores provincianos.
Eugenio-Jesús de Ávila
Cuando Zamora, tanto su capital como la provincia, iniciaban su lenta y triste agonía, Caja Rural, dirigida por Cipriano García Rodríguez, con Narciso Prieto, su consejero en asuntos varios, su vínculo, director de Comunicación de la entidad bancaria, crearon Zamora10. Los empresarios más destacados, los que nunca necesitaron del favor político para triunfar en sus negocios, más decenas de profesionales liberales, además de las instituciones públicas locales y provinciales, más la Junta, decidieron hacer realidad esa idea.
No obstante, como he contado en numerosos artículos, hecho que ningún medio de comunicación, siempre sirviendo a dos señores, desde su génesis hubo una quinta columna en Zamora10. Cuando Mayte Martin Pozo mandaba en la Diputación, se intentó dinamitar este organismo. Celos políticos. La ínclita imaginaba que Narciso Prieto iba a jugar a política desde esa atalaya empresarial. Un error de los suyos. La Cámara de Comercio, presidida por Manuel Vidal, y la CEOE de Esbec tampoco apoyaron las iniciativas de esa Asociación para el Desarrollo de Zamora. Pasado el tiempo, intentaron destruirla. Pero quién apostó por agitar, revolver, cambiar Zamora desde dentro fue la Caja, nuestra caja, la de todos los zamoranos.
Y hoy, lunes, 20 de junio, después de vivir la mayor catástrofe forestal de nuestra provincia, de Castilla y León y quizá de España, que arrasó nuestra arteria aorta ecológica, nuestra femoral de la naturaleza, quemar nuestras colmenas, ciervos, lobos, aves, Caja Rural se adelanta a todas las instituciones públicas y privadas para apostar por los zamoranos afectados por ese drama.
Zamora está de luto. Se nos han muerto nuestras cosas más queridas, nuestro patrimonio ecológico. Pero la Caja Rural, la de Cipriano García, hipersensible con las cuitas que padece nuestra tierra, ha dado un paso al frente, como también se convirtió, en su día, cuando era necesario, en la primera institución que coloco un millón de euros para Monte la Reina; la que ha negociado, mediante Zamora10, con miembros del Gobierno. Ahora 30 millones de euros para intentar paliar ese dolor profundo, en el alma zamorana, catástrofe que quedará en la historia más triste de nuestra provincia.
Y esta Caja Rural de Zamora es la que proscriben, apartan, critican Cámara del Comercio y CEOE. ¿Por qué? ¿Qué les ha hecho a los zamoranos la única entidad bancaria de nuestra tierra? ¿Por qué este odio, por qué romper, triturar, torcer, despreciar la unión entre todos los empresarios zamoranos por parte de dos organismos?
Esta provincia y su capital no son nadie si cada cual tira hacia su lado de la maroma, en contra del colectivo, del conjunto. No necesitamos más guerras civiles en Zamora. Porque este incendio entre empresas, nos sumergirá en la más absoluta decadencia, nos desforestará el futuro, nos quedará sin clorofila, la sangre de los árboles. La envidia quiere cortar nuestras raíces. Mientras, Caja Rural de Zamora intenta suturar las heridas por donde se pierda nuestra tierra. Eso sí es un ejemplo para nuestra sociedad. Lo demás, zarandajas y rencores provincianos.
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