PASIÓN POR ZAMORA
Antonio Requejo: "Zamora puede renacer o desaparecer para siempre entre 2023 y 2027"
Se hace necesario, para los intereses de nuestra tierra, contar con un partido zamorano de verdad, sin ataduras con Valladolid y Madrid
Quiero mucho a mi tierra, más ahora, cuando su decadencia eco- nómica y social está llegando a una fase terminal. Un paseo por las arterias comerciales de nuestra ciudad evidencia su lamentable estado: comercios cerrados, pisos y locales sin vender ni alquilar, descenso de nacimientos, emi- gración galopante, falta de ideas,
escasa ilusión en los jóvenes, que buscan terminar sus carreras para irse a buscar trabajo en otras ciudades y regiones, y quizás ya en el extranjero... en fin, vivimos en una sociedad moribunda.
Y me resulta una paradoja que, cuanto más se muestra nuestra caída en picado como ciudad y provincia, aún más desolada que la capital, con unas comarcas del oeste tan bellas como abandonadas, más desunión denotó entre distintos organismos, como la guerra abierta entre la Patronal y la Cámara de Comercio, en fran- co enfrentamiento con Caja Rural por Zamora10. ¡Patético!
Tampoco los partidos políticos demuestran fuerza, pujanza, po- derío. Ninguno propone. Nadie pone ideas para discutir, debatir y, si es menester, proyectar. Muchas notas en prensa, ninguna con pla- nes de futuro, todos criticando al rival, ya enemigos en muchos casos. Ni un solo deseo colectivo. Y, si a alguien se le ocurre un apun-
te, un bosquejo, apareceré siempre otro menda para tierra por tierra ese propósito. Parece que aquí hubiera nacido Caín. La gente disfruta más con el fracaso del vecino, que con el triunfo propio.
El declive de nuestra tierra nace, pues, en esta incapacidad para fundir ideas, proyectos y planes. Y esa querencia por destruir todo invento del prójimo. No sabemos edificar nuestro futuro, porque preferimos demolerlo todo, el pasado y el presente.
Amo la política, como acción humana superior; pero los políticos, los que viven de esto, la han mancillado, corrompido. Puedo decir que ya me da asco la vida en el seno de los partidos, y lo escribealguien que creó dos formaciones en nuestra ciudad y provincia. Una desapareció y la otra la dejé, cuando comprobé que sus principios éticos desaparecieron.
Y no fui el único en darme cuenta, porque Ciudadanos, en toda la nación, ya dio todo el zumo político. Yo soy un desencantado de Ciudadanos y de la política en general. No obstante, admito que Zamora necesita un partido propio, sin vínculos con Valladolid y Madrid. Los zamoranos somos gente muy sencilla y, además, cándida. El zamorano se lo cree todo, incluso más la mentira que la verdad. Y siguen votando a los representantes de los partidos nacionales, sin caer en la cuenta que PP, PSOE, antes Ciudadanos, y seguro que Vox, nunca les han
tomado en cuanta, sino que se han reído de ellos, de mí también, como zamorano que soy. Nos sacan los
votos sin darnos nada a cambio. Por ejemplo: no sabemos nada de cómo van las inversiones en Monte la Reina ni en la transformación de la autovía de Zamora a la frontera lusa, que iba a empezar en Alcañices, con el objetivo
de liberar a la localidad alistana del tráfico de camiones de gran tonelaje por su centro urbano, un auténtico peligro. Tampoco he oído que el nuevo consejero de Industria de la Junta se haya pronunciado sobre la viabilidad de la Biorrefinería de Barcial del Barco, esa idea del amigo Vicente Merino, que sigue luchando como Don Quijote contra los molinos de viento. Solo si Zamora tuviera un partido con representación en las Cortes y en el Congreso de, “se nos haría caso. Sánchez, como necesita votos de catalanes, vascos y comunistas, acepta todas sus
propuestas. Y como el actual presidente del Gobierno, de idéntica manera gobernó Aznar, después Zapatero y también Rajoy.
Que quede clarito: los diputados del PP, del PSOE y de Vox atienden antes a lo que manden y ordenen sus jefes en Pucela o en Madrid, que a las demandas de los zamoranos. Les trae sin cui- dado. Solo cuando se aproximan
elecciones parece que nos hacen caso. Pasean por el Mercado de Abastos, por las arterias comerciales, y prometen lo que nunca harán realidad. Pero el pueblo es tan bueno que siempre vota lo mismo, una y otra vez. Creo que le da igual ya todo. La gente sabe que la engañan los partidos, pero nunca votan en consecuencia, quizá porque todavía no ha habido una formación zamorana sólida, con fuerza, con futuro.
Partidos zamoranos, elección tras elección y fracaso electoral tras fracaso electoral, no se dan por vencidos. Como si les gustara la derrota. Pero mientras ellos no se retiren del tablero político, sus 3.000 votos recogidos en los comicios locales, se perderán para favorecer a las grandes formaciones nacionales. Si hubiera una sola formación zamorana, con gente sin callo en el alma, esos 3.000 votos, más los que recogería ese nuevo partido, podría decidir políticas, alcalde y poder en el Ayuntamiento y Diputación.
Y, después de un año, cuando los alcaldes y vecinos de localidades ribereñas del embalse de Ricobayo protestaron, con toda la razón, y pidieron cuentas a Iberdrola, la multinacional mantiene su gestión, lesiva para los intereses de nuestra provincia. Ni un solo partido nacional ha exigido explicaciones. Tampoco he sabido si los habitantes de esos pueblos afectados se rindieron ante el poder omnímodo de esa alianza entre la empresa y la política o todavía queda orgullo para combatir la injusticia. Nuestro futuro también está en el agua, en su poder. Y,
por supuesto, si hubiera un partido zamorano en las instituciones políticas, sus representantes mantendrían las reivindicaciones de sus paisanos. No esperemos nada de las grandes marcas políticas nacionales. Vergonzoso.
La catástrofe ecológica y social vivida en nuestra provincia de- muestra la incapacidad de la Junta para resolver un problema de esta envergadura, porque los bosques se cuidan durante todo el año, pues los rayos de las tormentas secas, no eligen fechas para iniciar el fuego. Y estos dramáticos errores evidencian que Zamora necesita su propia formación política. Alguien debería tirar de esta idea. Un servidor aportaría su experiencia y per-
sonas de confianza. Pero, insisto,quién deben postularse en la dirección de ese partido que todavía no existe.
Toda mi ayuda, pero sin participación en ese afán. ¿Quién quiere trabajar por Zamora? Es un reto que merecerá
la pena. No esperemos a que nos lo resuelvan en Pucela o Madrid. Nos queda poco tiempo. Entre 2023 y 2027, Zamora puede renacer o desaparecer para siempre.
Antonio Requejo
Quiero mucho a mi tierra, más ahora, cuando su decadencia eco- nómica y social está llegando a una fase terminal. Un paseo por las arterias comerciales de nuestra ciudad evidencia su lamentable estado: comercios cerrados, pisos y locales sin vender ni alquilar, descenso de nacimientos, emi- gración galopante, falta de ideas,
escasa ilusión en los jóvenes, que buscan terminar sus carreras para irse a buscar trabajo en otras ciudades y regiones, y quizás ya en el extranjero... en fin, vivimos en una sociedad moribunda.
Y me resulta una paradoja que, cuanto más se muestra nuestra caída en picado como ciudad y provincia, aún más desolada que la capital, con unas comarcas del oeste tan bellas como abandonadas, más desunión denotó entre distintos organismos, como la guerra abierta entre la Patronal y la Cámara de Comercio, en fran- co enfrentamiento con Caja Rural por Zamora10. ¡Patético!
Tampoco los partidos políticos demuestran fuerza, pujanza, po- derío. Ninguno propone. Nadie pone ideas para discutir, debatir y, si es menester, proyectar. Muchas notas en prensa, ninguna con pla- nes de futuro, todos criticando al rival, ya enemigos en muchos casos. Ni un solo deseo colectivo. Y, si a alguien se le ocurre un apun-
te, un bosquejo, apareceré siempre otro menda para tierra por tierra ese propósito. Parece que aquí hubiera nacido Caín. La gente disfruta más con el fracaso del vecino, que con el triunfo propio.
El declive de nuestra tierra nace, pues, en esta incapacidad para fundir ideas, proyectos y planes. Y esa querencia por destruir todo invento del prójimo. No sabemos edificar nuestro futuro, porque preferimos demolerlo todo, el pasado y el presente.
Amo la política, como acción humana superior; pero los políticos, los que viven de esto, la han mancillado, corrompido. Puedo decir que ya me da asco la vida en el seno de los partidos, y lo escribealguien que creó dos formaciones en nuestra ciudad y provincia. Una desapareció y la otra la dejé, cuando comprobé que sus principios éticos desaparecieron.
Y no fui el único en darme cuenta, porque Ciudadanos, en toda la nación, ya dio todo el zumo político. Yo soy un desencantado de Ciudadanos y de la política en general. No obstante, admito que Zamora necesita un partido propio, sin vínculos con Valladolid y Madrid. Los zamoranos somos gente muy sencilla y, además, cándida. El zamorano se lo cree todo, incluso más la mentira que la verdad. Y siguen votando a los representantes de los partidos nacionales, sin caer en la cuenta que PP, PSOE, antes Ciudadanos, y seguro que Vox, nunca les han
tomado en cuanta, sino que se han reído de ellos, de mí también, como zamorano que soy. Nos sacan los
votos sin darnos nada a cambio. Por ejemplo: no sabemos nada de cómo van las inversiones en Monte la Reina ni en la transformación de la autovía de Zamora a la frontera lusa, que iba a empezar en Alcañices, con el objetivo
de liberar a la localidad alistana del tráfico de camiones de gran tonelaje por su centro urbano, un auténtico peligro. Tampoco he oído que el nuevo consejero de Industria de la Junta se haya pronunciado sobre la viabilidad de la Biorrefinería de Barcial del Barco, esa idea del amigo Vicente Merino, que sigue luchando como Don Quijote contra los molinos de viento. Solo si Zamora tuviera un partido con representación en las Cortes y en el Congreso de, “se nos haría caso. Sánchez, como necesita votos de catalanes, vascos y comunistas, acepta todas sus
propuestas. Y como el actual presidente del Gobierno, de idéntica manera gobernó Aznar, después Zapatero y también Rajoy.
Que quede clarito: los diputados del PP, del PSOE y de Vox atienden antes a lo que manden y ordenen sus jefes en Pucela o en Madrid, que a las demandas de los zamoranos. Les trae sin cui- dado. Solo cuando se aproximan
elecciones parece que nos hacen caso. Pasean por el Mercado de Abastos, por las arterias comerciales, y prometen lo que nunca harán realidad. Pero el pueblo es tan bueno que siempre vota lo mismo, una y otra vez. Creo que le da igual ya todo. La gente sabe que la engañan los partidos, pero nunca votan en consecuencia, quizá porque todavía no ha habido una formación zamorana sólida, con fuerza, con futuro.
Partidos zamoranos, elección tras elección y fracaso electoral tras fracaso electoral, no se dan por vencidos. Como si les gustara la derrota. Pero mientras ellos no se retiren del tablero político, sus 3.000 votos recogidos en los comicios locales, se perderán para favorecer a las grandes formaciones nacionales. Si hubiera una sola formación zamorana, con gente sin callo en el alma, esos 3.000 votos, más los que recogería ese nuevo partido, podría decidir políticas, alcalde y poder en el Ayuntamiento y Diputación.
Y, después de un año, cuando los alcaldes y vecinos de localidades ribereñas del embalse de Ricobayo protestaron, con toda la razón, y pidieron cuentas a Iberdrola, la multinacional mantiene su gestión, lesiva para los intereses de nuestra provincia. Ni un solo partido nacional ha exigido explicaciones. Tampoco he sabido si los habitantes de esos pueblos afectados se rindieron ante el poder omnímodo de esa alianza entre la empresa y la política o todavía queda orgullo para combatir la injusticia. Nuestro futuro también está en el agua, en su poder. Y,
por supuesto, si hubiera un partido zamorano en las instituciones políticas, sus representantes mantendrían las reivindicaciones de sus paisanos. No esperemos nada de las grandes marcas políticas nacionales. Vergonzoso.
La catástrofe ecológica y social vivida en nuestra provincia de- muestra la incapacidad de la Junta para resolver un problema de esta envergadura, porque los bosques se cuidan durante todo el año, pues los rayos de las tormentas secas, no eligen fechas para iniciar el fuego. Y estos dramáticos errores evidencian que Zamora necesita su propia formación política. Alguien debería tirar de esta idea. Un servidor aportaría su experiencia y per-
sonas de confianza. Pero, insisto,quién deben postularse en la dirección de ese partido que todavía no existe.
Toda mi ayuda, pero sin participación en ese afán. ¿Quién quiere trabajar por Zamora? Es un reto que merecerá
la pena. No esperemos a que nos lo resuelvan en Pucela o Madrid. Nos queda poco tiempo. Entre 2023 y 2027, Zamora puede renacer o desaparecer para siempre.
Antonio Requejo






















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