Zamora, ante el humo de su historia

A esta mancillada provincia apenas le quedaban paisajes, historia y tradiciones. Esta última semana, nos han robado nuestras miradas, porque, cuando vayamos a cualquiera de los pueblos de la Sierra de la Culebra, solo contemplaremos cenizas, pero no creo que aparezca nuestro Ave Fénix.

 La falta de inversiones públicas en nuestros bosques, porque a políticos como Suárez- Qui- ñones, al parecer erudito en Medio Ambiente, un Félix Rodríguez postmoderno, un operativo que mime, cuide, supervisa y atienda nuestros bosques durante todo el año le parecía algo “absurdo” y un “despilfarro”.  ¿Tendrá argumentos para defender ahora su gestión tras la mayor catástrofe registrada en la masa forestal de esta doble región en toda su historia? Los políticos, casi todos siniestros, si obviamos excepciones que confirman la regla, solo buscan en el cargo el chollo, mandar, disponer, humillar, perseguir y domesticar a ciertos medios de comunicación, siempre ávidos de subvenciones públicas.
 

Lloro por dentro, porque nos han hurtado también el futuro. Nuestros ciervos y corzos, los lobos, con todo el mal que causen a los rebaños, y las esenciales abejas, y esos árboles, siempre sensibles, amigos de las brisas, de las aves y de la atmósfera, no volverán. Si Zamora se acerca al óbito económico y social, este inconmensurable incendio nos esconderá entre el humo de la historia.
 

Lloremos, porque no hemos sabido defendernos de la canalla política.

Por E. J. De Ávila