PASIÓN POR ZAMORA
Por qué no se homenajea a los grandes empresarios zamoranos
Hace unos días, coincidiendo con las Ferias y Fiestas de San Pedro, se entregaron los premios Mercurio y Vulcano, patrocinados y organizados por la Cámara de Comercio e Industria. En esos nombramientos nadie se acuerda, edición tras edición, de los pequeños comerciantes y también de las grandes firmas que colocaron a nuestra ciudad entre la jerarquía del comercio de esta doble región. Verbigracia: Reglero, Regojo, García Casado, El Bazar J., Almacenes Roncero, El Candado, La Llave, La Rosa de Oro, Almacenes Victoria, Amigo, Harinas Carbajo, El Heraldo de Zamora, Hepténer, Alba Joyeros e Higinio Merino y otras tantas. Y tampoco se han acordado de un personaje único y grandísimo sastre como Pipe Mayado, que falleció no ha mucho tiempo, digno sucesor de Francisco Prieto Bobo Jesús García Casado, dos maestros, dos artistas, y de Jacinto Raigada, otro empresario modelo; Isidoro Amigo, Carmina Laguna, una institución; el mítico José Reglero, un genio que llevo el nombre de Zamora a toda España y media Europa; Luis Carbajo, fabricantes de una harina zamorana de fama nacional. Tanto a don José como a don Luis, que yo recuerde, la Cámara de Comercio e Industria todavía no les ha rendido homenaje. Tampoco a la familia Losada, de lo que fue la Renault y sus gasolineras; ni de los Rodríguez San León y su Rey Don Sancho.
En nuestra tierra, no se puede destacar, ni triunfar, porque el zamorano goza más con el fracaso del prójimo que con la gloria propia. Esos emblemáticos comercios, casi todos desaparecidos, y los empresarios que los colocaron en la cúspide comercial ya no son nada, ni nadie, porque las instituciones que deberían velar por su recuerdo, por mantener su memoria, los han olvidado. Ninguno de estos grandes hombres tiene una calle con su nombre en nuestra ciudad. Me temo que Caín nació en Zamora.
Ofrezco esta idea para a quien corresponda la transforme en realidad. Si olvidamos a nuestros grandes hombres y a las empresas y comercios que marcaron una época en nuestra tierra estaremos enterrando nuestra historia, lo único que nos queda, además del Duero, el románico y las nieblas, en nuestra ciudad pretérita.
Eugenio-Jesús de Ávila
Hace unos días, coincidiendo con las Ferias y Fiestas de San Pedro, se entregaron los premios Mercurio y Vulcano, patrocinados y organizados por la Cámara de Comercio e Industria. En esos nombramientos nadie se acuerda, edición tras edición, de los pequeños comerciantes y también de las grandes firmas que colocaron a nuestra ciudad entre la jerarquía del comercio de esta doble región. Verbigracia: Reglero, Regojo, García Casado, El Bazar J., Almacenes Roncero, El Candado, La Llave, La Rosa de Oro, Almacenes Victoria, Amigo, Harinas Carbajo, El Heraldo de Zamora, Hepténer, Alba Joyeros e Higinio Merino y otras tantas. Y tampoco se han acordado de un personaje único y grandísimo sastre como Pipe Mayado, que falleció no ha mucho tiempo, digno sucesor de Francisco Prieto Bobo Jesús García Casado, dos maestros, dos artistas, y de Jacinto Raigada, otro empresario modelo; Isidoro Amigo, Carmina Laguna, una institución; el mítico José Reglero, un genio que llevo el nombre de Zamora a toda España y media Europa; Luis Carbajo, fabricantes de una harina zamorana de fama nacional. Tanto a don José como a don Luis, que yo recuerde, la Cámara de Comercio e Industria todavía no les ha rendido homenaje. Tampoco a la familia Losada, de lo que fue la Renault y sus gasolineras; ni de los Rodríguez San León y su Rey Don Sancho.
En nuestra tierra, no se puede destacar, ni triunfar, porque el zamorano goza más con el fracaso del prójimo que con la gloria propia. Esos emblemáticos comercios, casi todos desaparecidos, y los empresarios que los colocaron en la cúspide comercial ya no son nada, ni nadie, porque las instituciones que deberían velar por su recuerdo, por mantener su memoria, los han olvidado. Ninguno de estos grandes hombres tiene una calle con su nombre en nuestra ciudad. Me temo que Caín nació en Zamora.
Ofrezco esta idea para a quien corresponda la transforme en realidad. Si olvidamos a nuestros grandes hombres y a las empresas y comercios que marcaron una época en nuestra tierra estaremos enterrando nuestra historia, lo único que nos queda, además del Duero, el románico y las nieblas, en nuestra ciudad pretérita.
Eugenio-Jesús de Ávila






















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