RES PÚBLICA
¡Qué podemos esperar de una nación que ya no tiene ni hielo!
Toda persona de ultra izquierda guarda en sus adentros un Lenin o un Stalin. Si vive en una democracia, intentará horadarla. Si no es posible, soñará, cual iluminado, en el día de la gloria, en el asalto de los cielos. Mientras, realizará su labor de zapa, como apóstol de la nueva religión, la prédica del paraíso en la tierra.
Gramsci, otro marxiano, maestro ideológico de Pablo Iglesias, lo tenía claro: "La conquista del poder cultural es previa a la del poder político, y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados 'orgánicos' infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”.
Y se viene haciendo en España desde 1978, con un punto de inflexión a partir del primer ejecutivo de Zapatero. La ETA y su hermano ideológico, Bildu, formado también por terroristas, tuvieron, tienen, editan su periódico, a través del cual hacen proselitismo de sus ideas. Los independentistas catalanes poseen sus medios de comunicación, donde se siembra el odio a España y a la democracia de 1978. El PNV edita Deia y maneja la televisión autonómica. La ultra izquierda no separatista bebe y se ilustra en el grupo PRISA, sus televisiones e intelectuales orgánicos, cada vez menos cualificados y leídos, porque los eruditos de izquierdas de los últimos años del franquismo e inicios de la Transición hoy diseccionan, critican y abren en canal lo qué es el neocomunismo de Podemos y esa mezcolanza ideológica que es el sanchismo: caballerismo burgués- oxímoron-, autocracia y narcisismo.
Como el pueblo es analfabeto funcional, estabulado por las televisiones del régimen, y los clubes de fútbol, necesarios para perpetuar el sistema y amansar a las fieras, los lideres de ultra izquierda apenas tienen dificultades para encauzar a la masa.
Sánchez e Iglesias, más las chicas, chicos, chiques de Podemos, forman parte de esa gente iluminada, que aspira a implantar su proyecto ideológico en la sociedad. No importa el coste. El que controla las palabras, controla la realidad.
Cuál es la realidad de España: el tema de una corbata, de una publicidad ridícula y falsa del Ministerio de Igualdad y el decreto ley de ahorro de energía -aire acondicionado y luces en escaparates- ocultan el mayor caso de corrupción política de un partido en Europa: los ERE de Andalucía, pergeñados por los cerebros del PSOE, presidentes del partido y del ejecutivo autonómico, ministros de Zapatero, y consejera andaluza y ahora portavoz de Ferraz y ministra de Hacienda, siendo médica, no economista. No hay televisión que recuerde, que explique, que razone aquella mangancia de dinero público para comprar voluntades y tejer una red clientelar vergonzosa. Así es muy fácil comprar voluntades, como hizo el PP desde la Diputación desde el año 1983. La putrefacción y depravación es común en las formaciones de esta partitocracia, que vienen destruyendo la democracia de cartón-piedra.
Tampoco se ha enfatizado en el pésimo dato del paro en julio, un mes en el que, secularmente, se creaba empleo. No debe olvidarse que el paro en nuestra nación es estructural, propio de un país que tiene en el turismo su mayor industria. La deriva hacia el caos económico amenaza la salud de este ejecutivo, incapaz, por su falta de talento, de preparación, para detener la inflación, la mayor de Europa, y crear trabajo, pues solo sabe hacer funcionarios, profesionales que ya sobran en las administraciones. Más de 300.000 creó el sanchismo durante su gobierno. Nunca hubo tantos ministros ni asesores -enchufados- desde 1977 en la democracia de España, ni tanto nepotismo en las principales empresas del Estado: Paradores, Correos y ahora Hipódromo.
Por supuesto, el PP enchufó mucho en las instituciones que administró. Aquí, en Zamora, existe un verdadero árbol genealógico del nepotismo en Diputación y Ayuntamiento. Pero el poder se desea, se toma, se anhela para tales menesteres. Los políticos, aunque no se lo crea, también son humanos y, por lo tanto, tienen familia, amigos y novias, novios, amantes y queridos.
Cuando concluyan las vacaciones de verano y estío, los trabajos en hostelería desaparecerán, mas si la inflación no se sabe contener. Aumento radical del desempleo, más dinero público para los parados, que demandará subida de impuestos y, por supuesto, los funcionarios exigirán salarios conformes a la inflación. El pago a los pensionistas, clase esencial para decidir éxitos electorales, conllevará otro desembolso de las arcas públicas excepcional. Todo esto sucede con una deuda pública, en mayo de 2022, en 1.456.484,42 millones de euros. El Gobierno de Sánchez ha batido todas las marcas. Supone casi el 120% sobre el PIB. Insostenible.
No obstante, con unos comicios locales en mayo, el ejecutivo del gasto necesita seguir abriendo la espita del dinero público, porque amplios sectores de la población, las clases menos favorecidas, la clase media, cerca de su proletarización, votan. Y si no se llega al fin de mes, los españoles señalarán al ejecutivo sanchista como reo de la situación económica personal de cada cual. Añado la pertinaz sequía, como en un periodo determinado del franquismo (1944-1954), que encarecerá los productos del campo, donde se viven momentos trágicos. Y si se disparan los precios de productos básicos, nos hallaremos ante la tormenta económico-social de libro, perfecta. El propio ejecutivo califica el futuro como época de “incertidumbre”. Eufemismo para no llamar a las cosas por su nombre: recesión.
Si ya nos falta hasta el hielo, quien brindará en esta nación en quiebra ética, política y económica.
Los gobiernos socialistas perdieron el poder por causas económicas, nunca por la corrupción, extraordinaria en el felipismo; ni por la falta de ideas y el caos intelectual del zapaterismo. El sanchismo caerá por razones idénticas. La izquierda no sabe gestionar las miserias económicas. Pero gasta como nadie, como un nuevo rico. Se tira el dinero en memeces. No obstante, si se produce un caos social, nos hallaremos en el momento ideal, según reflexión de Pablo Iglesias, para la toma del poder, para asaltar los cielos. Gigantomaquia.
“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos". Los intelectuales del poder, periódicos, emisoras, televisiones, facultades universitarias, se encargarán de ocultar la realidad. Pero sabemos, desde que lo cantaba Serrat, que la verdad nunca es triste, lo que no tiene es remedio.
Eugenio-Jesús de Ávila
Toda persona de ultra izquierda guarda en sus adentros un Lenin o un Stalin. Si vive en una democracia, intentará horadarla. Si no es posible, soñará, cual iluminado, en el día de la gloria, en el asalto de los cielos. Mientras, realizará su labor de zapa, como apóstol de la nueva religión, la prédica del paraíso en la tierra.
Gramsci, otro marxiano, maestro ideológico de Pablo Iglesias, lo tenía claro: "La conquista del poder cultural es previa a la del poder político, y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados 'orgánicos' infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”.
Y se viene haciendo en España desde 1978, con un punto de inflexión a partir del primer ejecutivo de Zapatero. La ETA y su hermano ideológico, Bildu, formado también por terroristas, tuvieron, tienen, editan su periódico, a través del cual hacen proselitismo de sus ideas. Los independentistas catalanes poseen sus medios de comunicación, donde se siembra el odio a España y a la democracia de 1978. El PNV edita Deia y maneja la televisión autonómica. La ultra izquierda no separatista bebe y se ilustra en el grupo PRISA, sus televisiones e intelectuales orgánicos, cada vez menos cualificados y leídos, porque los eruditos de izquierdas de los últimos años del franquismo e inicios de la Transición hoy diseccionan, critican y abren en canal lo qué es el neocomunismo de Podemos y esa mezcolanza ideológica que es el sanchismo: caballerismo burgués- oxímoron-, autocracia y narcisismo.
Como el pueblo es analfabeto funcional, estabulado por las televisiones del régimen, y los clubes de fútbol, necesarios para perpetuar el sistema y amansar a las fieras, los lideres de ultra izquierda apenas tienen dificultades para encauzar a la masa.
Sánchez e Iglesias, más las chicas, chicos, chiques de Podemos, forman parte de esa gente iluminada, que aspira a implantar su proyecto ideológico en la sociedad. No importa el coste. El que controla las palabras, controla la realidad.
Cuál es la realidad de España: el tema de una corbata, de una publicidad ridícula y falsa del Ministerio de Igualdad y el decreto ley de ahorro de energía -aire acondicionado y luces en escaparates- ocultan el mayor caso de corrupción política de un partido en Europa: los ERE de Andalucía, pergeñados por los cerebros del PSOE, presidentes del partido y del ejecutivo autonómico, ministros de Zapatero, y consejera andaluza y ahora portavoz de Ferraz y ministra de Hacienda, siendo médica, no economista. No hay televisión que recuerde, que explique, que razone aquella mangancia de dinero público para comprar voluntades y tejer una red clientelar vergonzosa. Así es muy fácil comprar voluntades, como hizo el PP desde la Diputación desde el año 1983. La putrefacción y depravación es común en las formaciones de esta partitocracia, que vienen destruyendo la democracia de cartón-piedra.
Tampoco se ha enfatizado en el pésimo dato del paro en julio, un mes en el que, secularmente, se creaba empleo. No debe olvidarse que el paro en nuestra nación es estructural, propio de un país que tiene en el turismo su mayor industria. La deriva hacia el caos económico amenaza la salud de este ejecutivo, incapaz, por su falta de talento, de preparación, para detener la inflación, la mayor de Europa, y crear trabajo, pues solo sabe hacer funcionarios, profesionales que ya sobran en las administraciones. Más de 300.000 creó el sanchismo durante su gobierno. Nunca hubo tantos ministros ni asesores -enchufados- desde 1977 en la democracia de España, ni tanto nepotismo en las principales empresas del Estado: Paradores, Correos y ahora Hipódromo.
Por supuesto, el PP enchufó mucho en las instituciones que administró. Aquí, en Zamora, existe un verdadero árbol genealógico del nepotismo en Diputación y Ayuntamiento. Pero el poder se desea, se toma, se anhela para tales menesteres. Los políticos, aunque no se lo crea, también son humanos y, por lo tanto, tienen familia, amigos y novias, novios, amantes y queridos.
Cuando concluyan las vacaciones de verano y estío, los trabajos en hostelería desaparecerán, mas si la inflación no se sabe contener. Aumento radical del desempleo, más dinero público para los parados, que demandará subida de impuestos y, por supuesto, los funcionarios exigirán salarios conformes a la inflación. El pago a los pensionistas, clase esencial para decidir éxitos electorales, conllevará otro desembolso de las arcas públicas excepcional. Todo esto sucede con una deuda pública, en mayo de 2022, en 1.456.484,42 millones de euros. El Gobierno de Sánchez ha batido todas las marcas. Supone casi el 120% sobre el PIB. Insostenible.
No obstante, con unos comicios locales en mayo, el ejecutivo del gasto necesita seguir abriendo la espita del dinero público, porque amplios sectores de la población, las clases menos favorecidas, la clase media, cerca de su proletarización, votan. Y si no se llega al fin de mes, los españoles señalarán al ejecutivo sanchista como reo de la situación económica personal de cada cual. Añado la pertinaz sequía, como en un periodo determinado del franquismo (1944-1954), que encarecerá los productos del campo, donde se viven momentos trágicos. Y si se disparan los precios de productos básicos, nos hallaremos ante la tormenta económico-social de libro, perfecta. El propio ejecutivo califica el futuro como época de “incertidumbre”. Eufemismo para no llamar a las cosas por su nombre: recesión.
Si ya nos falta hasta el hielo, quien brindará en esta nación en quiebra ética, política y económica.
Los gobiernos socialistas perdieron el poder por causas económicas, nunca por la corrupción, extraordinaria en el felipismo; ni por la falta de ideas y el caos intelectual del zapaterismo. El sanchismo caerá por razones idénticas. La izquierda no sabe gestionar las miserias económicas. Pero gasta como nadie, como un nuevo rico. Se tira el dinero en memeces. No obstante, si se produce un caos social, nos hallaremos en el momento ideal, según reflexión de Pablo Iglesias, para la toma del poder, para asaltar los cielos. Gigantomaquia.
“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos". Los intelectuales del poder, periódicos, emisoras, televisiones, facultades universitarias, se encargarán de ocultar la realidad. Pero sabemos, desde que lo cantaba Serrat, que la verdad nunca es triste, lo que no tiene es remedio.
Eugenio-Jesús de Ávila
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