¿Me amas?

Te echo en falta ahora; no ayer ni esta mañana, cuando el sol vestía galas de domingo. Es ahora. Es aquí. 

   Te echo de menos cuando la niebla acecha y la noche se me acerca hasta oscurecer todos mis sentidos. 

   Te echo de menos, quizá, porque nunca te tuve y sólo fuiste una ensoñación de Navidad y pensé, tonta e inocente de mí, que serías mi regalo de los Reyes Magos. 

   Te echo de menos porque no vienes de Oriente, vienes de la calle aledaña a mi vida; porque te respiro como al aire de la primera bocanada de la mañana. 

   Te echo de menos sin tenerte, sin ser más que un cuento para adultos que no quieren crecer, que no saben que ser mayor duele en lo más profundo la mayor parte de los días. 

   Pero te quiero y, creo yo, moriré sin saber a ciencia cierta si tu paradero será mi corazón palpitante, mi cerebro inquieto o cualquier estación a medio camino entre el todo y la nada. 

   ¿Existes y me amas? 

   ¿Eres real y hueles a cedro, o ya deliro e imagino todo sin ser cierto y verdad? 

   Pero, ¿me amas?

Nélida L. del Estal Sastre