PASIÓN POR ZAMORA
A Zamora no le queda tiempo
Urge que Zamora, si queremos que no se nos muera en los brazos, forme su propio partido, sin tutelas de Madrid, Valladolid y, ni tan si quiera, León. Porque esta provincia tiene sus propios problemas que solo se resolverán con una formación fuerte que tenga representantes, nunca políticos profesionales, en las principales instituciones públicas. Zamora necesita procuradores en las Cortes autonómicas que defiendan los intereses de nuestra gente, sin atender, prietas las filas, a los dictados del PP, partido casi hegemónico en esta comunidad.
Si el PSOE y el PP atraen, como es costumbre, el voto mayoritario de los zamoranos, rubricaremos nuestra condena a la inanidad política en Castilla y León. Y advierto que jugamos en contra del tiempo, que hay que ir preparando la estructura de esa formación desde ya, verbigracia, desde el estío, antes de la vendimia.
El objetivo es dar el aldabonazo en las municipales: entrar en los principales ayuntamientos, diputación y parlamento regional. Y después, preparar las legislativas. Zamora ha tenido suficientes muestras de lo que le importamos, un comino, a los grandes partidos nacionales desde hace tiempo, con énfasis en los incendios de la Sierra de la Culebra y Losacio. Pero a los zamoranos hay que ofrecerle otra opción, real, auténtica, lígrima, porque ya no puede votar por inercia, como ha hecho casi siempre, al menos malo, al que menos fobia le cause. Ahora debemos ofrecerle una salida, un proyecto ilusionante, una formación política abierta, con gente de la casa, como si fuera un equipo de cantera.
A los creadores de ese partido les conminaría a pasarse por el notario para firmar que dimitirán, ipso facto, si no cumplen sus promesas electorales, y que los salarios correspondientes a sus cargos, excepción hecha de las dietas correspondientes, se destinarán a instituciones benéficas, como Cáritas Diocesana de Zamora.
Un partido formado por personas sin ambiciones personales transformaría la política y nuestra tierra. Esta provincia necesita un cambio de mentalidad, pero antes debe tener líderes dispuestos a guiarnos a la tierra política prometida. Si transformamos la forma de hacer política, contribuiremos a construir una Zamora más libre y mejor.
Eugenio-Jesús de Ávila
Urge que Zamora, si queremos que no se nos muera en los brazos, forme su propio partido, sin tutelas de Madrid, Valladolid y, ni tan si quiera, León. Porque esta provincia tiene sus propios problemas que solo se resolverán con una formación fuerte que tenga representantes, nunca políticos profesionales, en las principales instituciones públicas. Zamora necesita procuradores en las Cortes autonómicas que defiendan los intereses de nuestra gente, sin atender, prietas las filas, a los dictados del PP, partido casi hegemónico en esta comunidad.
Si el PSOE y el PP atraen, como es costumbre, el voto mayoritario de los zamoranos, rubricaremos nuestra condena a la inanidad política en Castilla y León. Y advierto que jugamos en contra del tiempo, que hay que ir preparando la estructura de esa formación desde ya, verbigracia, desde el estío, antes de la vendimia.
El objetivo es dar el aldabonazo en las municipales: entrar en los principales ayuntamientos, diputación y parlamento regional. Y después, preparar las legislativas. Zamora ha tenido suficientes muestras de lo que le importamos, un comino, a los grandes partidos nacionales desde hace tiempo, con énfasis en los incendios de la Sierra de la Culebra y Losacio. Pero a los zamoranos hay que ofrecerle otra opción, real, auténtica, lígrima, porque ya no puede votar por inercia, como ha hecho casi siempre, al menos malo, al que menos fobia le cause. Ahora debemos ofrecerle una salida, un proyecto ilusionante, una formación política abierta, con gente de la casa, como si fuera un equipo de cantera.
A los creadores de ese partido les conminaría a pasarse por el notario para firmar que dimitirán, ipso facto, si no cumplen sus promesas electorales, y que los salarios correspondientes a sus cargos, excepción hecha de las dietas correspondientes, se destinarán a instituciones benéficas, como Cáritas Diocesana de Zamora.
Un partido formado por personas sin ambiciones personales transformaría la política y nuestra tierra. Esta provincia necesita un cambio de mentalidad, pero antes debe tener líderes dispuestos a guiarnos a la tierra política prometida. Si transformamos la forma de hacer política, contribuiremos a construir una Zamora más libre y mejor.
Eugenio-Jesús de Ávila






















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