ZAMORANA
Hay que rebelarse más
Me han enviado una de esas bonitas frases cortas, ya sean de ánimo, para reflexionar, o citas célebres que, acompañadas por un dibujo, suelo compartir con las personas que quiero en cuanto empiezo la mañana, para darles los buenos días. Hoy he recibido una que reza: “Hay que rebelarse más y preocuparse menos”, y viene al pelo par lo que pensaba escribir a propósito de la situación que estamos viviendo en Zamora y, en general, en toda España.
Respecto a mi tierra zamorana, que es la que me importa en primer lugar, tan necesitada de un cambio radical en la mentalidad de sus paisanos, que venga de la mano de un interés que se vea y se note por parte de las administraciones: locales, autonómicas y nacionales; interés que se concrete en mejorar la provincia mediante ayudas económicas y una fuerte inversión en los pueblos agrícolas y ganaderos que tanto lo necesitan; dotándolos de servicios básicos: sanidad, saneamiento, transporte, agua potable, carreteras decentes, conexión a Internet… etc., servicios de los que carecen en muchos lugares, para que no se vean abocados a la despoblación total.
La capital también precisa modernizarse, llenar las calles de luz, con comercios y escaparates que atraigan a la población, embellecerla con jardines, fuentes y esculturas; promocionar los museos y actividades culturales, ofrecer una completa oferta turística a la altura de lo que esperan los viajeros que llegan a esta ciudad que colapsa en Semana Santa o el mes de agosto cuando la población se multiplica y no hay restaurantes, hoteles y servicios suficientes para esa creciente demanda, aunque solamente se produzca en ocasiones determinadas.
Hay que rebelarse para que la provincia brille, denunciar situaciones lastimosas para que se reparen, exigir las promesas que los políticos hicieron un día para con estos lares y se han quedado en nada; rebelarse para demandar industrias que se instalen en Zamora, como la Biorrefinería de Barcial del Barco que, con tanto esfuerzo e ilusión parecía que iba a materializarse y está siendo objeto de innumerables retrasos y un evidente boicot por parte de la Junta de Castilla y León. Así pues, rebelarse más puede que sea la solución, denunciar, salir a la calle, concentrarse y exigir…. ya que por las buenas no se consigue levantar a Zamora, habrá que intentarlo mediante la fuerza, para que los políticos perciban la urgencia que demandan sus ciudadanos, así como su voluntad de no languidecer y continuar callados.
Lo vimos en los desgraciados incendios que han devastado una parte importante para nuestra provincia, un pulmón verde que se ha necrosado quizá para siempre, y lo veremos en la insistencia de personas a las que no nos tiembla el pulso para pedir una y otra vez aquello que es nuestro por derecho.
Mª Soledad Martín Turiño
Me han enviado una de esas bonitas frases cortas, ya sean de ánimo, para reflexionar, o citas célebres que, acompañadas por un dibujo, suelo compartir con las personas que quiero en cuanto empiezo la mañana, para darles los buenos días. Hoy he recibido una que reza: “Hay que rebelarse más y preocuparse menos”, y viene al pelo par lo que pensaba escribir a propósito de la situación que estamos viviendo en Zamora y, en general, en toda España.
Respecto a mi tierra zamorana, que es la que me importa en primer lugar, tan necesitada de un cambio radical en la mentalidad de sus paisanos, que venga de la mano de un interés que se vea y se note por parte de las administraciones: locales, autonómicas y nacionales; interés que se concrete en mejorar la provincia mediante ayudas económicas y una fuerte inversión en los pueblos agrícolas y ganaderos que tanto lo necesitan; dotándolos de servicios básicos: sanidad, saneamiento, transporte, agua potable, carreteras decentes, conexión a Internet… etc., servicios de los que carecen en muchos lugares, para que no se vean abocados a la despoblación total.
La capital también precisa modernizarse, llenar las calles de luz, con comercios y escaparates que atraigan a la población, embellecerla con jardines, fuentes y esculturas; promocionar los museos y actividades culturales, ofrecer una completa oferta turística a la altura de lo que esperan los viajeros que llegan a esta ciudad que colapsa en Semana Santa o el mes de agosto cuando la población se multiplica y no hay restaurantes, hoteles y servicios suficientes para esa creciente demanda, aunque solamente se produzca en ocasiones determinadas.
Hay que rebelarse para que la provincia brille, denunciar situaciones lastimosas para que se reparen, exigir las promesas que los políticos hicieron un día para con estos lares y se han quedado en nada; rebelarse para demandar industrias que se instalen en Zamora, como la Biorrefinería de Barcial del Barco que, con tanto esfuerzo e ilusión parecía que iba a materializarse y está siendo objeto de innumerables retrasos y un evidente boicot por parte de la Junta de Castilla y León. Así pues, rebelarse más puede que sea la solución, denunciar, salir a la calle, concentrarse y exigir…. ya que por las buenas no se consigue levantar a Zamora, habrá que intentarlo mediante la fuerza, para que los políticos perciban la urgencia que demandan sus ciudadanos, así como su voluntad de no languidecer y continuar callados.
Lo vimos en los desgraciados incendios que han devastado una parte importante para nuestra provincia, un pulmón verde que se ha necrosado quizá para siempre, y lo veremos en la insistencia de personas a las que no nos tiembla el pulso para pedir una y otra vez aquello que es nuestro por derecho.
Mª Soledad Martín Turiño



















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