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Kebedo
Domingo, 21 de Agosto de 2022
MI VECINA MARISOL

Señor Mañueco y compañía

[Img #68914]Acabo de encontrarme con mi vecina Marisol y venía desolada por lo que ha visto en Sanabria. Me dijo que ha pasado por allí hace unos días  y se ha encontrado con un paisaje deprimente, triste, irritante y asombroso por lo que significa ver todo abrasado a un lado y otro de la carretera.

Han pasado ya dos meses desde el primer gran incendio de la Sierra de la Culebra, se han quemado más de treinta mil hectáreas de monte. Haciendo el símil fácil diremos que una hectárea es lo que ocupa aproximadamente un campo de fútbol. Es decir, se han quemado más de treinta mil campos de fútbol, que se dice bien. Entre todos los incendios de éste verano en Zamora se ha quemado el 60% del total de España, sin contar los más recientes de Castellón, que van por el mismo camino. Ahora todos los días tenemos festival incendiario.

Y me dice mi vecina que se te cae el alma a los pies con lo que se ve, con lo que se sabe y sobre todo, con lo que se intuye. Y lo que se intuye es que hay gentes que han perdido tierras, naves, ganadería, colmenas, algunos su medio de vida y otros, hasta su casa. -Y se te encoge el corazón-, añade mi vecina, -pensando en el miedo que ha tenido que pasar esa gente cuando hayan visto que las llamas llegaban hasta sus tierras, hasta sus fincas, hasta la puerta de sus casas-

-Ha debido ser terrorífico. ¿Qué haces en un caso así, te vas como te dicen las autoridades, o te quedas con la manguera y el cubo a intentar apagar lo que tienes a la puerta?-,  se pregunta Marisol.

Y ninguno tenemos la respuesta correcta a eso porque no nos hemos visto en la situación, porque las dos opciones son correctas y ninguna lo es, porque es salvar tu vida o salvar tu tierra, que es, al fin y al cabo, tu vida. ¿Qué se hace en un caso así?.

-La respuesta es “morirse de miedo”-, dice mi vecina, “morirse de pena”, en definitiva, morirse, porque algunos se han muerto en vida, lo han perdido todo y no tienen ni ganas ni edad para poder empezar de nuevo, allí mismo, o en otro lugar.

Pero a eso, le añadimos luego el desdén, el conformismo, la mentira, el “yo no he sido”, es decir, la falta de asunción de responsabilidades de los políticos, como siempre. Desde el primer día, Mañueco y compañía, han mantenido que los medios personales y materiales eran suficientes y que nadie preveía una cosa semejante. Y ya le demostraron que la Junta de Castilla y León estaba lo suficientemente avisada de cómo iba a presentarse el verano, incluso la primavera. Pero el señor Mañueco y compañía no empezaban la temporada de incendios hasta julio y como ellos saben más que nadie, pues ya está.

Y se empeñaron en repetir que todo estaba lo suficientemente preparado, cuando los forestares, los bomberos, los alcaldes, las gentes de los pueblos, todos, le estaban diciendo que no, que no era suficiente, que había que dotar de más medios materiales y, sobre todo, de más personal y durante más tiempo, más bien, durante todo el año.

Pero el señor Mañueco y compañía sabe más que nadie y repitió una y otra vez, hasta irritar a cualquiera con dos dedos de frente, que todo estaba bien organizado y programado y que las tormentas son se pueden prever. Y se quedó tan contento.

Claro, cuando vio que la cosa se le iba de las manos empezó a rectificar. Manifestaciones en Zamora y sus pueblos, concentraciones ante organismos públicos, miles de personas, eso sí, equivocadas porque Mañueco sabe más que nadie, protestando, clamando, llorando porque muchos lo han perdido todo y Mañueco y compañía tuvieron que empezar a “prometer” que se aumentarían los medios para que en el futuro hubiese más personal de atención a estos desastres.

Pero no habló de contratos para todo el año, no solo para el verano, no habló de contratación de personal especializado, ya se irá viendo, no hablo de en cuanto se incrementarían los presupuestos para prever estas desgracias y se quedó en su sillón, junto a su compañía.

-Lo que tenemos en Castilla y León es una vergüenza desde hace cuarenta años, pero seguimos votando a los mismos. No somos capaces de discernir quién es el responsable de la España vaciada, de la Zamora vaciada, envejecida y abandonada por la sanidad y la educación. No distinguimos entre los que mandan y los que no, siempre se vota a los mismos, pero luego nos quejamos, en la barra del bar, de que la atención en los centros de salud es precaria, de que hay menos colegios públicos y algunos de ellos aún sin comedor-, dice mi vecina indignada.

-Y ahora el remate nos ha venido con los incendios no previstos, mal dimensionados y fatalmente atendidos. No por los bomberos o por los forestales, que han empleado su vida. Incluso los habitantes de los pueblos. Han sido mal atendidos por la falta de medios y personal que el señor Mañueco y compañía se empeñan en hacernos ver que era suficiente. Pues no, no lo era, ni lo es aún.La desolación que se ve en la zona, en el paso de los pueblos, en los montes cercanos, incluso dentro mismo de algunos municipios, es para llorar. Pasar Tábara da escalofríos. Ver las inmediaciones de Litos te pone los pelos de punta. Y así tantos y tantos pueblos que han quedado como después de una bomba atómica, arrasados. Y eso, señores Mañueco y compañía, tiene unos responsables y son ustedes. No de haber provocado el fuego, evidentemente, pero sí de no haber puesto los medios suficientes, a pesar de que estaban convenientemente avisados por los que saben. Pero usted, señor Mañueco y compañía, una vez mas, están a lo suyo. Y lo suyo es el escaño- remató mi vecina.

Y se fue con lágrimas en los ojos, esta vez sola, porque su amiga Concepción, la funcionaria eficiente que nunca dice palabrotas, está de vacaciones.

Kebedo.  

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