COSAS MÍAS
Zamora y sus paisajes: estados del espíritu
Zamora, su provincia, es una España liliputiense. Decenas de paisajes distintos. Cada comarca posee un encanto mágico. Las llanuras cerealísticas de la Tierra de Campos, las vegas benaventanas, la hermosa Toro y su alfoz, ese Sayago lírico, el Aliste, con Alba y Tábara, de riachuelos de agua pura, de castaños centenarios, de gente recia y sabia; la Tierra del Vino, orgullosa y firme; La Guareña, al este del Edén, y Sanabria, donde los ruiseñores trinan y sacian su sed con el agua bendita de las montañas. Zamora nunca fue pobre, porque es rica en paisajes, estados del espíritu.
Eugenio-Jesús de Ávila
Zamora, su provincia, es una España liliputiense. Decenas de paisajes distintos. Cada comarca posee un encanto mágico. Las llanuras cerealísticas de la Tierra de Campos, las vegas benaventanas, la hermosa Toro y su alfoz, ese Sayago lírico, el Aliste, con Alba y Tábara, de riachuelos de agua pura, de castaños centenarios, de gente recia y sabia; la Tierra del Vino, orgullosa y firme; La Guareña, al este del Edén, y Sanabria, donde los ruiseñores trinan y sacian su sed con el agua bendita de las montañas. Zamora nunca fue pobre, porque es rica en paisajes, estados del espíritu.
Eugenio-Jesús de Ávila




















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.80