¡Cómo votar a los partidos que se olvidaron de Zamora!

J.F.K.  pronunció, el día 20 de enero de 1961, durante su discurso de investidura, la celebérrima frase: “No pienses qué puede hacer tu país por ti. Piensa qué puedes hacer tú por tú país”. Confieso que he pensado, desde mi juventud, de vez en cuando, en qué he hecho yo por España, más que lo que mi patria hizo por mí.

Cuando fui un joven universitario, en los últimos años del franquismo asistí a manifestaciones, prohibidas, firmé cartas pidiendo la libertad de Genoveva Forest, personaje que guardaba en su domicilio a asesinos etarras, y pedí la libertad de Marcelino Camacho y otros dirigentes de CC.OO., por el conocido como Proceso 1.001. Mientras, aquí, en Zamora, gente de mi generación se dedicaba solo a estudiar.

Con el tiempo, más desde los gobiernos del PSOE, partido del que no conocí militante alguno en mis años de universitario en la capital de España, en vida de Franco, como un Pablo de Tarso ateo, me caí del caballo de las izquierdas: lecturas y experiencias me ayudaron en mi conversión, me arrancaron fe en la religión comunista y en sus diferentes iglesias.

Como no soy persona religiosa, pero sí racional y mi vida ya es larga, descubrí que si eras de extrema derecha y te transformaste en persona de la izquierda extrema recibías bendiciones periodísticas por doquier, como si se tratase de un ateo que recibe el bautismo. Desde esa conversión religiosa, te loan tu escritura, tu capacidad intelectual, tu cultura y, si te da por escribir versos, se te considera un gran poeta y te concederán algún premio de poesía.

En España no gusta nada que se cambie de opinión, de ideas, de fe. Sabater, un enorme filósofo, con una trayectoria democrática inmaculada, lo comentó en celebrada entrevista: «Los que presumen de pensar lo mismo que a los 18 años, en realidad no piensan».

Cambio de tercio y regreso al aserto de Kennedy con el que abrí este artículo para parodiarlo: ¿Qué he hecho yo por Zamora desde que tengo uso de razón y descubrí que a mi tierra se la discriminaba, se la maltrataba, se la mantenía en el olvido más cruel? Pues algo tan complicado por estos pagos que escribir para criticar a los políticos y empresarios que la humillaron, que la vejaron, que la engañaron con sus promesas nunca cumplidas, jamás hechas realidad. Me trajo sin cuidado que los políticos que se dedicaron a esa tarea de empobrecerla y desertizarla socialmente fuesen del PP o del PSOE. No tolero a ningún menda que desprecie a mi madre, y Zamora es mi madre espiritual, Zamora es la ciudad del alma, de la mía y de todos los zamoranos que así la consideran.

Cruzarse de brazos ante decisiones políticas que perjudicaron gravemente a tantos zamoranos que no encontraron otra salida profesional que emigrar lejos de su patria chica me parece propio de pusilánimes, de gente sin conciencia, de pasotas. Me duele cada zamorano que dejó su lar para buscarse la vida lejos de su tierra; me estremece cada comerciante que cierra su establecimiento, rendido ante la realidad económica de esta provincia; me duelen las tierras yermas, los campos sin espigas, los tractores parados, los labradores y los ganaderos que dejaron lo mejor de su vida para que nosotros, los urbanitas, comiéramos.

Y considero que mantener el voto a favor de  los representantes de los partidos que le robaron el futuro a nuestra provincia es un crimen de lesa patria.

Eugenio-Jesús de Ávila