DENUNCIAS
Árboles dañados que sobreviven
Una atención a tiempo puede salvar sus vidas
Acostumbrados los vecinos, pero quien por primera vez lo observa, puede hacerse la pregunta ¿Qué hace un tronco seco colocado formando un triángulo con el jardín y uno de los árboles junto a la iglesia de la Horta? La respuesta es sencilla, sujetar. Puede, seguramente que así sea, que ya no necesite estar ahí y que nadie se haya preocupado de retirarlo, pero en su momento, cuando parecía torcerse, y amenazaba con acabar en el suelo, se optó por añadir una sujeción, la que se conserva para mantenerlo en pie. Aun siendo un árbol, como las personas tiene su historia que contaremos brevemente. Hace décadas, se optó por remodelar la plaza del cuartel viejo. Conformes unos, disgustados otros y como toda actuación, no exenta de polémica. Entre las pegas que encontraban algunos, la de los árboles que había y que con la obra se perderían, pues no se contemplaba que siguieran ahí.
Para acallar a los críticos, se optó por trasplantar los ya crecidos ejemplares a otros sitios. Ello, como ya manifestaban algunos, con el riesgo que por ser adultos, no sobrevivirían al trasplante.
Tres ejemplares encontraron un destino, la plaza de la Horta. Por aquel entonces solo tenía una explanada de tierra, donde tantas veces se hizo la hoguera de San Juan. Allí los replantaron. Su vida acabó en ese sitio para algunos, pero en contra de lo que pronosticaron, uno de ellos sobrevivió y ahí está. Nunca se sabe.
Cuando parecía que quería alcanzar la horizontalidad del terreno, un simple apuntalamiento cambió lo que parecía su destino.
Son árboles, pero hasta uno solo merece la pena conservar, cuando no es posible queda sustituirlo, pero hasta entonces se puede intentar.
Dañados porque sí, porque pasa, por los efectos del viento, por accidentes o por la acción humana, el gamberrismo no alcanza tal consideración, los árboles sufren daños. Algunos con poco remedio que aplicar, pero en otros sí que se puede. En Reyes Católicos, en la mediana del paseo, un arnés metálico colocado hace años, recientemente situado en otra posición porque empezaba a estrangularlo, consiguió cerrar el tronco abierto del árbol y prolongar su vida.
En el paseo del Nazareno, el apaño ha sido más rudimentario, rodeando con cinta aislante el dañado tronco de un plantón, el resultado se comprobará no tardando.
Otros casos, no han visto remedio, que pueda alargar su existencia. La vida de los árboles, casi como la nuestra, no vale igual en un sitio, que estando en otro. A pesar de ello, algunos no pensamos movernos de aquí.
Manuel Herrero Alonso
Acostumbrados los vecinos, pero quien por primera vez lo observa, puede hacerse la pregunta ¿Qué hace un tronco seco colocado formando un triángulo con el jardín y uno de los árboles junto a la iglesia de la Horta? La respuesta es sencilla, sujetar. Puede, seguramente que así sea, que ya no necesite estar ahí y que nadie se haya preocupado de retirarlo, pero en su momento, cuando parecía torcerse, y amenazaba con acabar en el suelo, se optó por añadir una sujeción, la que se conserva para mantenerlo en pie. Aun siendo un árbol, como las personas tiene su historia que contaremos brevemente. Hace décadas, se optó por remodelar la plaza del cuartel viejo. Conformes unos, disgustados otros y como toda actuación, no exenta de polémica. Entre las pegas que encontraban algunos, la de los árboles que había y que con la obra se perderían, pues no se contemplaba que siguieran ahí.
Para acallar a los críticos, se optó por trasplantar los ya crecidos ejemplares a otros sitios. Ello, como ya manifestaban algunos, con el riesgo que por ser adultos, no sobrevivirían al trasplante.
Tres ejemplares encontraron un destino, la plaza de la Horta. Por aquel entonces solo tenía una explanada de tierra, donde tantas veces se hizo la hoguera de San Juan. Allí los replantaron. Su vida acabó en ese sitio para algunos, pero en contra de lo que pronosticaron, uno de ellos sobrevivió y ahí está. Nunca se sabe.
Cuando parecía que quería alcanzar la horizontalidad del terreno, un simple apuntalamiento cambió lo que parecía su destino.
Son árboles, pero hasta uno solo merece la pena conservar, cuando no es posible queda sustituirlo, pero hasta entonces se puede intentar.
Dañados porque sí, porque pasa, por los efectos del viento, por accidentes o por la acción humana, el gamberrismo no alcanza tal consideración, los árboles sufren daños. Algunos con poco remedio que aplicar, pero en otros sí que se puede. En Reyes Católicos, en la mediana del paseo, un arnés metálico colocado hace años, recientemente situado en otra posición porque empezaba a estrangularlo, consiguió cerrar el tronco abierto del árbol y prolongar su vida.
En el paseo del Nazareno, el apaño ha sido más rudimentario, rodeando con cinta aislante el dañado tronco de un plantón, el resultado se comprobará no tardando.
Otros casos, no han visto remedio, que pueda alargar su existencia. La vida de los árboles, casi como la nuestra, no vale igual en un sitio, que estando en otro. A pesar de ello, algunos no pensamos movernos de aquí.
Manuel Herrero Alonso
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.35